Los mercados
Nunca tanta gente estuvo de acuerdo en que nuestra clase pol¨ªtica no est¨¢ a la altura de las enormes dificultades por las que atraviesa la econom¨ªa desde hace ya m¨¢s de dos a?os. No se trata ya de un partido pol¨ªtico u otro, de ¨¦ste o aquel nivel de la Administraci¨®n, de la izquierda o de la derecha. Aqu¨ª todo el mundo act¨²a como si estuviera totalmente fuera de la realidad. El PSOE, el PP, el Gobierno nacional, el auton¨®mico, el local, y hasta los ¨®rganos judiciales por contagio. Es como si de repente un tsunami de proporciones gigantescas hubiera sumergido este pa¨ªs en la anomia m¨¢s absoluta, en el preciso momento en el que la Pol¨ªtica, con may¨²sculas, se hace m¨¢s necesaria que nunca para enfrentar los grandes retos de este siglo XXI.
Pero no es un problema s¨®lo de Espa?a. La veneraci¨®n con que la humanidad toda, y, particularmente, los pol¨ªticos de toda clase y condici¨®n, profesaron durante los ¨²ltimos diez a?os a esa entelequia, tan misteriosa como intangible, que conocemos como "los mercados", est¨¢ en el origen m¨¢s genuino de todo lo que ahora nos pasa. Porque han sido "los mercados", y no los pol¨ªticos, los que en realidad han gobernado el mundo a lo largo de esta ¨²ltima d¨¦cada, mientras ¨¦stos se retiraban complacientes a un segundo plano, entretenidos en la letra peque?a del contrato social y concentrados en el apasionante juego electoral partidario en el interior de sus respectivos pa¨ªses.
Por si alguien todav¨ªa no lo sabe, recuerdo que eso que se ha dado en llamar "los mercados" no tiene nada que ver con el precio a que se venden los tomates, ni con la calidad de nuestros muebles, ni con la formaci¨®n de nuestros trabajadores; ni siquiera con la tecnolog¨ªa que utilizamos para competir, sino con esa especie de magma heterog¨¦neo e inaprensible, lleno de cosas tan pintorescas como hedge funds, cr¨¦ditos swaps, productos derivados, stock options, banqueros creativos, bonus para directivos, para¨ªsos fiscales o agencias de rating, entre otras lindezas t¨¦cnicas todav¨ªa m¨¢s ex¨®ticas, si cabe. O sea, un cultivo bacteriano autorreforzante que prolifera en medio de la incertidumbre y el pesimismo (o del optimismo, cuando procede), se alimenta del riesgo y desconoce las fronteras. La pol¨ªtica no ha podido con ¨¦l. Ni siquiera ahora, en estos momentos tan cr¨ªticos, como bien se ha puesto de manifiesto tras la inoperancia mostrada por el G-20 en la ejecuci¨®n de los compromisos alcanzados.
Por eso ahora, cuando Standard & Poor's, la misma agencia de rating que otorg¨® matr¨ªcula de honor a los bancos que traficaban con hipotecas subprime y cr¨¦ditos basura, rebaja la calificaci¨®n de Espa?a (tras hacer lo mismo con Grecia), alertando as¨ª a "los mercados" y poniendo en peligro a¨²n m¨¢s nuestra salida de la crisis, me dan ganas de re¨ªr, si no fuera porque es para llorar.
Conclusi¨®n obvia: o la Pol¨ªtica, la de verdad, vuelve para tomar las riendas de "los mercados", o ¨¦stos acabar¨¢n con nosotros. Al tiempo.
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