Mucho m¨¢s que egos
Ser¨ªa dif¨ªcil decidir cu¨¢l es la mayor concentraci¨®n de egos por metro cuadrado del mundo: ?La redacci¨®n de un peri¨®dico? ?Un laboratorio? Curiosamente, los dos son entornos en los que siempre se presume del trabajo en equipo. Pero no hay que rechazarlos por esa incongruencia. Quiz¨¢, m¨¢s importante que ese aspecto onanista (en el sentido de autosatisfacci¨®n) de su labor, lo sea que esa competencia m¨¢s o menos expl¨ªcita es beneficiosa para los dem¨¢s.
Por hablar de ciencia y no quedar mal con mis colegas. Seguro que Luc Montagnier y Robert Gallo habr¨ªan puesto el mismo inter¨¦s en descubrir la causa del sida aunque no supieran que el otro tambi¨¦n la buscaba. Pero tambi¨¦n lo es que, juego sucio incluido, esa rivalidad ayud¨®. Igual que, trampas aparte, fue un acicate la disputa que mantuvieron en la Comunidad Valenciana Bernat Soria y Carlos Sim¨®n para conseguir las primeras l¨ªneas de c¨¦lulas madre embrionarias de Espa?a.
Pero no todo es af¨¢n por ser el primero. Porque ser el mejor en investigaci¨®n tiene sus recompensas, m¨¢s all¨¢ del (auto)reconocimiento. Hay que tener en cuenta que el 25% del gasto sanitario en Espa?a est¨¢ en manos privadas. Y que una novedad patrocinada por este sector —una m¨¢quina que nadie posee, una t¨¦cnica quir¨²rgica que el resto todav¨ªa no usa— tiene un impacto directo en su cuenta de resultados: premios, patrocinios, conferencias, contratos con laboratorios, y, sobre todo, clientes. De los que pagan.
De hecho, eso es precisamente lo que busca la Comunidad de Madrid con su propuesta de que cada paciente pueda elegir su m¨¦dico o su hospital. "Que el dinero siga al paciente", dicen los responsables auton¨®micos para explicar su propuesta. Lo malo es que eso tiene un serio inconveniente: ?C¨®mo sabe el paciente qui¨¦n es el bueno? ?El qu¨¦ m¨¢s sale en los peri¨®dicos? ?El que est¨¢ m¨¢s veces en Internet?
Si va a ser as¨ª, tenemos un problema. Porque, igual que hay jueces estrella, hay m¨¦dicos con el mismo perfil. Y al rev¨¦s: otros que se venden peor, aunque sean una referencia mundial. Para ver este efecto, basta con hacer un ejercicio: tome a un grupo de investigadores de renombre (yo lo he hecho con Valent¨ªn Fuster, Joan Massagu¨¦, Pedro Cavadas, Josep Maria Gatell y Carlos Macaya). Y busque qui¨¦n sale m¨¢s en Pubmed (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/), la base de datos cient¨ªfica m¨¢s usada. Compare el resultado con el n¨²mero de entradas que tiene cada uno en Google (o en ELPAIS.com). ?Coincide?
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