Una divorciada saca a sus hijas de Espa?a gracias a un error judicial
Un juez prohibi¨® la salida de las ni?as del pa¨ªs y requis¨® los pasaportes, pero la orden no se comunic¨® a la polic¨ªa - La madre logr¨® los duplicados
Ingrid y Emma, de 10 y 12 a?os, llevan mes y medio en el extranjero, probablemente en Estados Unidos, sin billete ni fecha de vuelta. El mismo tiempo que Francisco Jos¨¦ Iborra, su padre, lleva sin saber nada de ellas. Lusiane Almeida, brasile?a nacionalizada espa?ola de la que se divorci¨® en 2006, se embarc¨® con las peque?as en un avi¨®n en marzo salt¨¢ndose la orden judicial que prohib¨ªa a las menores abandonar el pa¨ªs. El juez requis¨® el pasaporte de las ni?as y emiti¨® una orden, en julio de 2009, para comunicar la medida al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. El aviso se perdi¨® por el camino: la mujer pidi¨® y obtuvo este marzo un duplicado de los mismos pasaportes, que siguen requisados en poder del juez.
El padre sigue pagando la pensi¨®n para conservar el derecho a verlas
"Estamos en Houston", dijo Almeida a modo de despedida a su ex marido, despu¨¦s de advertirle que no se molestara en recoger a las ni?as en el colegio porque no las iba a encontrar all¨ª. "Sab¨ªa que quer¨ªa llev¨¢rselas, pero no contaba con una justicia surrealista", dice Iborra mientras frota con el ¨ªndice los retratos en que sus hijas sonr¨ªen, posan, le abrazan. El magistrado ha dictado ahora una orden de detenci¨®n internacional contra la madre por desobediencia grave y los Mossos d'Esquadra han requerido a la Interpol que localice el paradero de la mujer.
"S¨ª, este formulario debi¨® de haberse enviado a la polic¨ªa", recuerda Iborra que dijo el funcionario al percatarse de que la orden judicial se traspapel¨® entre los cajones. El juez mand¨® notificar a la Polic¨ªa que se prohibiera la expedici¨®n de nuevos pasaportes de las ni?as para evitar que a alguien se le ocurriera burlar la decisi¨®n judicial. Ocho meses despu¨¦s, la madre tuvo esa idea. Entr¨® en la comisar¨ªa de Tarragona con las dos hijas y sali¨® con los pasaportes. Horas m¨¢s tarde cruzaba la frontera francesa y esa misma noche se subi¨® con las ni?as en un avi¨®n, seg¨²n el relato que la mujer hizo a su ex marido.
La base de datos judicial refleja que la orden se transmiti¨® en su d¨ªa a las autoridades, pero la sorpresa del funcionario lleg¨® al examinar la documentaci¨®n de la causa. La orden, en realidad, siempre estuvo all¨ª, perdida entre los legajos de una carpeta. La Polic¨ªa Nacional s¨®lo tuvo constancia del mandato cuando Iborra denunci¨® el viaje de su ex mujer.
"As¨ª que el error ya no se volver¨¢ a repetir", se consuela mordaz el padre, pese a la total incomunicaci¨®n con las ni?as. "Les env¨ªo correos electr¨®nicos pero nadie contesta. Ella no debe dejarlas, las ha aislado de m¨ª y de todos. La familia materna de las ni?as tambi¨¦n est¨¢ en Espa?a. Y nadie sabe c¨®mo contactar con ellas", dice.
El inexplicable error arroja a Iborra a un embrollo que puede implicar perder el rastro de sus hijas definitivamente. La sentencia de divorcio otorg¨® la guardia y custodia a la madre y prohib¨ªa que las hijas salieran del pa¨ªs sin autorizaci¨®n paterna. Almeida, casada con un brasile?o el a?o pasado, insisti¨® en llevarse a las menores al extranjero, y entre los padres se inici¨® una cascada de denuncias, apelaciones y contraacusaciones. La farragosa batalla judicial ha culminado en un proceso para retirarle la custodia a la madre que exige a Almeida su presencia en el juzgado antes del pr¨®ximo d¨ªa 12. "Soy realista: no se arriesgar¨¢ a volver. Si lo hace, ser¨¢ detenida. Si no, nadie la encontrar¨¢. Me dar¨¢n la custodia pero mis hijas seguir¨¢n a miles de kil¨®metros y aqu¨ª no ha pasado nada", augura Iborra.
Si la Interpol encuentra a Almeida, el juez decidir¨¢ entonces si pide su detenci¨®n, una medida que fuentes de la fiscal¨ªa consideran "improbable" dado el delito "menor" que se le imputa a la madre. "Si el juez no considera que se trata de sustracci¨®n de menores no se llegar¨¢ hasta el extremo de movilizar a la Interpol", consideran estas fuentes.
"Mi ex mujer ha incumplido todas las sentencias y no le pasar¨¢ nada. Yo sigo pag¨¢ndole una pensi¨®n de 630 euros para conservar el derecho a verlas". Iborra dice que s¨®lo vive al d¨ªa y que conf¨ªa en ver a sus hijas antes del pr¨®ximo cumplea?os, en septiembre. "La justicia funciona fatal, todo este caos es culpa suya. Pero sigo estando en sus manos. Si no pienso as¨ª, pierdo la cabeza".
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