Los ¨²ltimos 'ni?os de la guerra'
En Rusia y Ucrania quedan 171 supervivientes de los ni?os espa?oles que llegaron en 1937 para salvarse de la Guerra Civil. De los adultos que combatieron a Hitler ya no queda nadie con vida
Rusia celebra hoy el 65? aniversario de la victoria en la "Gran Guerra Patria", como se denomina aqu¨ª la II Guerra Mundial. En la Plaza Roja estar¨¢n veteranos extranjeros que lucharon contra Hitler, pero habr¨¢ un vac¨ªo, el de los espa?oles que combatieron bajo la bandera de la URSS como aviadores, soldados, partisanos y guerrilleros. El ¨²ltimo residente en Rusia de ese grupo curtido y condecorado, ?ngel Grandal-Corral, de 83 a?os, falleci¨® el 25 de marzo en Podolsk, cerca de Mosc¨². Aquel recio marino de Baracaldo, que patrullaba Gibraltar en el destructor Churruca, estuvo en los servicios de seguridad sovi¨¦ticos y oper¨® en un destacamento especial en la retaguardia alemana. "?ngel siempre fue un razvedchik (agente) y no relataba sus gestas", afirman conocidos del lac¨®nico vasco al que atribuyen legendarios sabotajes y voladuras.
En diciembre muri¨® en Madrid Jos¨¦ Mar¨ªa Bravo, que se form¨® como piloto en la URSS y fue uno de los aviadores que acompa?¨® a Stalin a la conferencia de Teher¨¢n. Nacido en 1917, pose¨ªa la medalla del Valor, la orden de la Guerra Patria y de la Estrella Roja. Lider¨® la asociaci¨®n "Veterani", que foment¨® los v¨ªnculos econ¨®micos entre Espa?a y los pa¨ªses postsovi¨¦ticos.
Varios "ni?os de la guerra" (en Rusia y en Ucrania) compartieron sus recuerdos con EL PA?S en v¨ªsperas del aniversario. Llegaron en barco a Leningrado en 1937, los alojaron en "casas de ni?os" y en su memoria se amalgaman dos guerras: un paisaje de bombas incendiarias, hambre insaciable, huidas eternas en barco y en tren y hermanos o compa?eros que fueron v¨ªctimas del tifus, la tuberculosis y el hambre o que simplemente desaparecieron al soltarse de la mano.
Mercedes Coto, de 85 a?os, es una blokadniza (veterana del bloqueo) de Leningrado (septiembre, 1941-enero, 1944). Ella y Joaquina, de 81, recuerdan a Manolo, el hermano reci¨¦n fallecido. Proced¨ªan de un pueblo de Asturias. En la URSS las separaron. Mercedes vivi¨® en una casa de ni?os de Leningrado y ayudaba a operar a los heridos del frente en un hospital. Recuerda los cad¨¢veres amontonados sobre el r¨ªo Neva helado y el hambre que mat¨® al compa?ero Salvador Puente. En 1943, aprovechando la ruptura del cerco, la mandaron al C¨¢ucaso, donde el ej¨¦rcito alem¨¢n captur¨® a un grupo de ni?os (repatriados con posterioridad a Espa?a desde Alemania). Por las monta?as lleg¨® hasta Sujumi, en el mar Negro, y all¨ª los sovi¨¦ticos la encarcelaron por indocumentada. La liberaron despu¨¦s de que los ni?os capturados por las tropas hitlerianas en el C¨¢ucaso contaran su odisea en una emisora alemana. Desde Tbilisi, en barco por el Caspio y como poliz¨®n de trenes por la estepa asi¨¢tica, lleg¨® a Samarcanda. En Miass, en los Urales, bail¨® jotas para el Fondo de Defensa de la URSS.
"Tras de ti marcharemos, Stalin, por la l¨ªnea que Lenin traz¨®...". Las hermanas Coto entonan la estrofa inicial de la canci¨®n compuesta por los ni?os Julio Garc¨ªa y ?ngel Madera. Stalin premi¨® su creatividad con un reloj. "La cantaban en todas las casas de ni?os espa?oles de la URSS", afirma Joaquina. Madera pereci¨® en el frente de Leningrado.
En su huida, Mercedes encontr¨® generosidad: la t¨ªa Masha, que la salv¨® de morir de diarrea en Samarcanda. Y fr¨ªo c¨¢lculo: la aldeana del C¨¢ucaso que le pidi¨® la bata por un plato de sopa. Tras la guerra, Mercedes trabaj¨® en una f¨¢brica de Mosc¨². Por su condici¨®n de blokadniza, reconocida recientemente, recibe una pensi¨®n rusa de 25.000 rublos (equivalente a 650 euros), complementada con otra espa?ola. Joaquina ense?¨® franc¨¦s en un pueblo monta?oso de Daguest¨¢n, donde se desplazaba en burro, y despu¨¦s trabaj¨® en Radio Mosc¨².
El destino dispers¨® a los ni?os. Les enviaron a lugares de donde Stalin hab¨ªa expulsado a otras comunidades por temor a que apoyaran al enemigo. As¨ª, llegaron a la antigua Rep¨²blica de los Alemanes del Volga, de donde fueron deportadas 367.000 personas, y a Crimea, de donde en 1944 fueron expulsados los t¨¢rtaros. Francisco Mansilla, el director del Centro Espa?ol de Mosc¨², recuerda su estancia en Bassel, donde se alimentaban de los comestibles dejados por los alemanes, incluido el "sabroso aceite de h¨ªgado de bacalao" que el director de la casa de ni?os le requis¨®.
En Izium-2, en las cercan¨ªas de J¨¢rkov (Ucrania), vive Tomasa Rodr¨ªguez, 81 a?os, que de ni?a pas¨® "fr¨ªo, hambre y miseria" en la aldea alemana de Kukkus. Tomasa es la ¨²ltima espa?ola de Izium-2, donde vivieron unos 40 ni?os de la guerra empleados en la f¨¢brica de ¨®ptica local. Tiene tres hijos, uno de ellos trabajando en Barcelona. "Si no fuera por Espa?a, estar¨ªa en la ruina", afirma esta mujer que cobra una pensi¨®n espa?ola de 1.700 euros cada tres meses y otra pensi¨®n de Kiev de 950 grivnias (unos 120 euros).
La vasca Josefina Iturrar¨¢n, de 87 a?os, cuenta que, al estallar la guerra, desaparecieron los educadores de su casa de ni?os de Odessa. Josefina reprocha a los dirigentes del Partido Comunista de Espa?a el "habernos dejado solos y haberse olvidado de nosotros". Fue evacuada por Siberia y Asia Central en un vag¨®n sin cristales. El trayecto, de 38 d¨ªas, concluy¨® en Samarcanda, donde "se acababa la v¨ªa".
A Antonio Herranz, de 83 a?os, de Baracaldo, lo enviaron a Eupatoria, en Crimea, y de all¨ª hacia Stalingrado bajo las bombas alemanas, y por el Volga, hasta Engels y Orlovskoye, donde aprendi¨® a orde?ar vacas y sembrar la tierra. Recuerda Herranz el tocadiscos de Afanasi Kisiliov que, de profesor en la embajada sovi¨¦tica en Par¨ªs, se convirti¨® en director de una casa de ni?os y organizador del trabajo agr¨ªcola en las haciendas abandonadas por los alemanes en Orlovskoye. Los adolescentes fueron enviados a las f¨¢bricas y Herranz fue tornero en Marx-Stadt, cerca de Sar¨¢tov. A los 14 a?os fabricaba armas y com¨ªa una vez al d¨ªa. En el Centro Espa?ol de Mosc¨² se guarda la memoria de vidas -breves y largas- golpeadas por dos guerras. Tambi¨¦n la de los miembros de la Divisi¨®n Azul que se pasaron al Ej¨¦rcito Rojo y tras internamientos a veces muy largos se integraron en la URSS, en gran parte en Tbilisi.
De la contienda espa?ola a la URSS
Unos ochocientos espa?oles lucharon por la URSS en la Segunda Guerra Mundial. Seg¨²n datos del Centro Espa?ol en Mosc¨², 151 cayeron en combate y 15 desaparecieron en el frente. Si se suman las v¨ªctimas de las secuelas b¨¦licas, hubo 420 muertos.
A ra¨ªz de la Guerra Civil (1936-1939) llegaron a la URSS 4.299 espa?oles: 891 emigrantes pol¨ªticos, 157 alumnos pilotos, 67 marineros, 122 acompa?antes, 2.895 ni?os en expediciones y otros 87 con sus padres, adem¨¢s de 27 capturados por el Ej¨¦rcito Rojo en Europa, y 51 procedentes de la Divisi¨®n Azul. El historiador Andr¨¦i Elp¨¢tevski estima que 6.402 espa?oles (m¨¢s de 3.000 ni?os) emigraron a la URSS desde los a?os veinte a los cuarenta. De ellos, 278 civiles fueron considerados sospechosos, incluidos los apresados en Europa. Adem¨¢s hubo entre 452 y 484 prisioneros de guerra, en su mayor¨ªa de la Divisi¨®n Azul. Por delitos varios fueron condenados 250 espa?oles, entre ellos, 69 prisioneros de guerra e internados y 155 educadores castigados sobre todo por hurtos, subraya Elp¨¢tevski. Detr¨¢s de los robos, el hambre.
Un centenar de ex combatientes espa?oles viv¨ªan en 1985 en la URSS; un cuarto de siglo despu¨¦s, todos han muerto. A principios de mayo, en Rusia y en Ucrania quedan 152 y 19 "ni?os de la guerra", respectivamente. Felipe ?lvarez, el ¨²ltimo ex combatiente espa?ol residente en Ucrania, falleci¨® en 2008.
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