Beneficios de la espiritualidad
Una escena de vida cotidiana en un monasterio de clausura en Cubas de la Sagra (Madrid). Observen, por Dios, la cara de satisfacci¨®n de ella, y lo servicial que se muestra ¨¦l, fray Pedro
He aqu¨ª a la madre abadesa del monasterio de Santa Juana (Cubas de la Sagra) mostrando al periodista los restos de un tal fray Pedro, muy apreciado en la localidad. A la monja, si observan detenidamente su expresi¨®n, le encanta ense?ar su tesoro, conservado en una especie de urna en la que se enciende al abrirla, como en las neveras, una luz misteriosa. La primera persona a la que se le ocurri¨® convertir las puertas de los muebles en interruptores de la corriente el¨¦ctrica tuvo una idea genial, aunque inquietante. Ahora ya estamos acostumbrados, pero traten de imaginar lo que supon¨ªa, en otros tiempos, encontrar luz donde te¨®ricamente s¨®lo hab¨ªa oscuridad. Algo as¨ª como ver al cerrar los ojos. O como ganar al rendirte. O resucitar al morir. O como abrir una tumba y que el difunto te d¨¦ los buenos d¨ªas.
Si se fijan en la expresi¨®n y la postura del esqueleto, concluir¨¢n conmigo en que los restos de fray Pedro est¨¢n viv¨ªsimos. De hecho, parece que preguntan algo a la monja.
-?Desea algo, madre?
-Nada, que han venido estos se?ores a verle. Pero usted siga meditando.
Una curiosa escena de la vida cotidiana, en fin. Personalmente, desde que tropec¨¦ con esta imagen, no puedo abrir el ropero sin acordarme de fray Pedro. Y es que mi ropero tambi¨¦n tiene una luz que se enciende al abrirlo y se apaga (supongo) al cerrarlo. Pero aunque un traje colgado d¨®cilmente de su percha tiene tambi¨¦n algo de cad¨¢ver, su visi¨®n no me suministra ni la mitad de la alegr¨ªa interior que fray Pedro aporta a su cuidadora. Beneficios de la espiritualidad.
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