Euroislam 'versus' islamofobia
En Europa, la islamofobia ha llamado a la puerta de la pol¨ªtica y una mano interesada se la ha abierto. La islamofobia ha comenzado un proceso de institucionalizaci¨®n. El refer¨¦ndum sobre los minaretes suizos del pasado noviembre y el debate inconcluso en la Asamblea francesa a prop¨®sito de la identidad nacional as¨ª lo indican. El islam, sin ¨¦l pretenderlo, ha entrado en el juego pol¨ªtico de las naciones europeas, a empujones y de mala manera. La resonancia de la minaretada ser¨¢ larga. La tentaci¨®n de la extrema derecha europea de atacar al islam seguir¨¢ adelante.
En Espa?a, pa¨ªs cuyos l¨ªmites por la derecha no est¨¢n claros, el asunto puede ser peliagudo. Las pastillas del avecrem islam¨®fobo est¨¢n fabricadas hace tiempo. S¨®lo falta hacer el caldo. El desmedido debate de las ¨²ltimas semanas por el hiyab de Najwa no es nada halag¨¹e?o.
El musulm¨¢n se est¨¢ convirtiendo en Europa en el chivo expiatorio. El fen¨®meno tambi¨¦n ha llegado a Espa?a
En Francia, Sarkozy se muere por arrancarle votos a Le Pen. En Holanda, Dinamarca, B¨¦lgica e Italia, partidos protofascistas ya vienen cultivando el voto xen¨®fobo, con creciente ¨¦xito en cada cita electoral. El pluralismo religioso, de antiguo consagrado en las distintas constituciones y luego en el art¨ªculo 10 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea, est¨¢, cuando menos, tocado.
La UE cuenta con unos 20 millones de musulmanes (unos 50 en todo el continente, sin contar a Turqu¨ªa), de los que 1,2 millones viven en Espa?a (en torno al 2,5% de la poblaci¨®n). Se suele convenir en que su origen es la inmigraci¨®n. Tal visi¨®n es poco exacta y tendenciosa, pues el grueso de los musulmanes de la Uni¨®n lo forman segundas y terceras generaciones nacidas y socializadas en Europa. No hay conflicto social sin trampas ling¨¹¨ªsticas. En este caso, la artima?a es preposicional: se habla por lo general del "islam en Europa", cuando de lo que se deber¨ªa hablar es del "islam de Europa".
El islam europeo es urbano y reivindicativo. Sus aspiraciones son identitarias, y se basan en un cultivo emocional de la fe distante de las formalidades teol¨®gicas. Frente a la pr¨¢ctica pietista y privada de sus mayores, los j¨®venes musulmanes reclaman un islam que no se arredre en la esfera p¨²blica, con una identidad sociocultural propia, netamente europea, distinta de la de otros ¨¢mbitos isl¨¢micos (el ¨¢rabe, el africano, el indio, el malayo). Y exigen, pues la juzgan inefectiva, la igualdad plena de derechos y libertades.
A todo esto es a lo que se ha dado en llamar, grosso modo, euroislam, una denominaci¨®n que hasta la fecha es m¨¢s sociol¨®gica que doctrinal. Pues este islam que se quiere sincr¨¦tico y en contexto a¨²n est¨¢ en ciernes, a¨²n debe establecer mecanismos que compaginen la profesi¨®n de fe con el compromiso con la com¨²n ciudadan¨ªa europea.
Fouad Alaoui, vicepresidente de la Union des Organisations Islamiques de France, ha incidido recientemente en la obligaci¨®n de los musulmanes de Europa de "poner en marcha una escuela jur¨ªdica musulmana espec¨ªficamente europea, ya que se dan todas las condiciones para que por fin vea la luz" (Le Monde, 5-12-09). Es un reto que entronca con la actuaci¨®n del Consejo Europeo para la Fetua y la Investigaci¨®n, establecido en 1997 en Dubl¨ªn, y que viene dando respuesta a las inquietudes de los musulmanes europeos que precisan de directrices aclimatadas a sus circunstancias (por ejemplo, sobre los matrimonios con no musulmanes; la pr¨¢ctica homosexual; la firma de hipotecas usurarias; la alimentaci¨®n no halal), ignoradas en los tiempos y latitudes en que se codific¨® la jurispru-dencia isl¨¢mica cl¨¢sica, el fiqh, en vigor hasta hoy para todos los musulmanes. Es esta concepci¨®n normativa una forma primera del euroislam.
Existe otra, encabezada por el suizo Tariq Ramadan, que vindica un euroislam hol¨ªstico, esto es, despojado de cualquier car¨¢cter ad hoc y m¨¢s pendiente de la inclusi¨®n de la cosmovi-si¨®n isl¨¢mica en el orden cosmopolita en construcci¨®n. Esta segunda concepci¨®n sospechaque, de llegar a formularse, el nuevo fiqh europeo al que se refiere Alaoui acabar¨ªa limit¨¢ndose a la mera gesti¨®n de la fe, con lo que el islam no saldr¨ªa de su reducto de especificidad problem¨¢tica y se perpetuar¨ªa desde dentro el planteamiento binario ellos/nosotros.
Las aspiraciones de los musulmanes europeos est¨¢n llamadas, como es l¨®gico, a desembocar en el juego pol¨ªtico. O bien porque los partidos establecidos se interesen por ellas, o bien porque se funden otros nuevos. Quienes abogan por la plena ciudadan¨ªa del islam europeo ya hablan de la necesidad de crear partidos de corte isl¨¢mico, consagrados a la defensa de los intereses de los musulmanes dentro del orden democr¨¢tico de cada Estado (en Francia, Suiza, Dinamarca y Espa?a hay proyectos en este sentido, que no por ser de dif¨ªcil culminaci¨®n dejan de ser sintom¨¢ticos). Si hubo y hay partidos democristianos (el Partido Popular Europeo engloba a varios), no deber¨ªa extra?arnos que acabe habiendo partidos demoisl¨¢micos, que breguen en la arena pol¨ªtica europea. No es una perspectiva demasiado futurista. ?Que si es deseable? Por qu¨¦ no, todo menos quedarse en casa, autoexcluidos, autocensurados, incubando lo imposible.
Todo tiempo de crisis (y Europa no s¨®lo est¨¢ en crisis econ¨®mica y no s¨®lo ahora) busca un chivo expiatorio, alguien que simb¨®licamente sea responsable de ella, un nuncio del torcimiento de los tiempos. Es como cuando rompemos un vaso y miramos a la persona que m¨¢s cerca est¨¢ de nosotros: si no hubiera estado tan cerca...
En la Europa de hoy el chivo expiatorio ideal es el musulm¨¢n: ¨¦l es "de fuera" y nosotros somos "europeos" (es como si los no europeos fueran sat¨¦lites de la verdadera humanidad, la euroamericana, que ha obtenido de la Historia un certificado de ejemplaridad); ¨¦l cree y nosotros no creemos; ¨¦l es arcaico y nosotros modernos; ¨¦l es antidemocr¨¢tico y antidem¨®crata y nosotros sumamente democr¨¢ticos y dem¨®cratas; en resumidas cuentas: ¨¦l es visible, excepcional, y nosotros no, nosotros somos corrientes. ?Qu¨¦ desfachatez, ser visible! ?A estas alturas!
Ante este estado de cosas, el euroislam se juega su futuro a manos de los creyentes, desde luego, pero tambi¨¦n de la islamofobia. Las pol¨ªticas y los miedos hacia el islam ser¨¢n decisivos. Si cuajan en una islamofobia triunfante, triunfar¨¢n a su vez formas de militancia isl¨¢mica agresivas; se impondr¨¢ el repliegue traum¨¢tico a costa de la apertura participativa. Por contra, potenciar un euroislam ilustrado es el mejor seguro contra los afanes segregadores de quienes hoy a¨²n son una minor¨ªa, guardiana de las esencias de una Europa reconcentrada y monol¨ªtica.
Dec¨ªa Bertolt Brecht que "Suiza es un pa¨ªs c¨¦lebre por la libertad que puede disfrutarse en ¨¦l. La trampa es que hay que ser un turista". Hasta cierto punto, Suiza puede seguir su siempre singular camino. Pero el club europeo no puede permitirse que Europa se convierta en un parque tem¨¢tico de las libertades.
Luz G¨®mez Garc¨ªa es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y autora de Diccionario de islam e islamismo.
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