La resurrecci¨®n del monje boticario
Cinco farmac¨¦uticos proyectan la mayor red mundial de laboratorios monacales
El Mosteiro de Samos estrena botica este s¨¢bado. De momento es una farmacia muerta, una recreaci¨®n, un museo nada m¨¢s. Pero los monjes que van quedando (desde que un catarro se llev¨® a Victoriano, a los 97 a?os, son 19) volver¨¢n a cultivar su jard¨ªn bot¨¢nico. Aprender¨¢n a cosechar las plantas en saz¨®n, cuando est¨¢n en su apogeo los principios activos. Montar¨¢n un secadero y luego envasar¨¢n el producto para su venta en el monasterio. Quiz¨¢s, tambi¨¦n, para su comercializaci¨®n dentro y fuera de Galicia.
Si el proyecto se cumple de principio a fin, a la farmacia de Samos, y a las de Oseira y San Marti?o Pinario, que ya existen, se sumar¨¢n otras 11, rehabilitadas en otros tantos cenobios gallegos. En total, Galicia tendr¨¢ una ruta por 14 boticas monacales, la mayor¨ªa originarias de la Baja Edad Media, algo que no posee ning¨²n otro lugar del planeta.
El emplasto de romero masticado aliviaba las heridas de los pies peregrinos
La salud de 15.000 vecinos depend¨ªa de las f¨®rmulas magistrales de Samos
"De momento, con Samos, ya ten¨¦is tres, es decir, tantas como en conjunto todo el resto de Espa?a", comenta entusiasmado el cordob¨¦s Jos¨¦ de Vicente, impulsor de la idea junto a otros cuatro farmac¨¦uticos, todos ellos gallegos: Floro de Andr¨¦s, Miguel ?ngel ?lvarez Soage, Isaac Arias y Manolo Puga, estos dos ¨²ltimos presidente y secretario, respectivamente, de la Academia de Farmacia de Galicia.
Despu¨¦s de Samos, seg¨²n De Vicente, "la idea es ponerse con las boticas monacales de Sobrado dos Monxes y Celanova". Y cuando se cultiven los huertos, con el asesoramiento de Jes¨²s Izco, catedr¨¢tico de Bot¨¢nica, y Jos¨¦ Mar¨ªa Calleja, de Farmacognosia, ambos de la Universidade de Santiago, se organizar¨¢n talleres abiertos al p¨²blico para aprender a usar estas hierbas con fines medicinales. Plantas, eso s¨ª, que se den bien en Galicia, como las diferentes mentas, la verbena, la violeta, la capuchina, la manzanilla o la digital, tan abundante en las cunetas y tan venenosa. De esos cursos, los alumnos saldr¨¢n sabiendo que la cocci¨®n de boldo es buena para el h¨ªgado o que el emplasto de verbena con huevo, aplicado en las sienes, es un remedio muy antiguo contra la sinusitis.
Todo este plan se expondr¨¢ en Samos este fin de semana, durante la primera jornada conjunta que tiene lugar en el territorio estatal de las siete academias de farmacia existentes (Galicia, Catalu?a, Andaluc¨ªa, Murcia, Arag¨®n, Castilla y Le¨®n y Espa?a). Y, en la comida que compartir¨¢n los acad¨¦micos con los benedictinos en el refectorio, probablemente se termine brindando por la inauguraci¨®n de la botica con el licor que apareci¨® por sorpresa en el fondo de un tonel de mil litros que llevaba olvidado desde el incendio de 1951.
Bajo la marca Pax, Samos lleg¨® a producir, adem¨¢s de licor, an¨ªs, ginebra y brandy, hasta que ardi¨® la destiler¨ªa. Aqu¨¦l fue uno m¨¢s entre los fuegos que devastaron los bienes de la abad¨ªa. Las llamas destruyeron algunos libros, botes de farmacia (18, entre albarelos y orzas) y el escaso material de laboratorio que hab¨ªan recuperado los monjes tras la desamortizaci¨®n de 1835.
Ese a?o, el ¨²ltimo monje boticario, Juan Vicente Rodr¨ªguez, se traslad¨® con todos sus b¨¢rtulos a una casa vecina para continuar con el servicio de farmacia. Seg¨²n el prior, Jos¨¦ Luis V¨¦lez, de la botica abacial, fundada en el siglo XII, depend¨ªan unas 15.000 personas, residentes en 200 aldeas de 47 parroquias de Samos, Sarria, Triacastela y O Incio. "Era la Seguridad Social que hab¨ªa", explica, "y tanto se atend¨ªa a los lugare?os como a los peregrinos del Camino Franc¨¦s".
Los cenobios las rutas jacobeas se especializaron en este tipo de pacientes, y junto a las sanguijuelas que usaban para las sangr¨ªas, el polvo de pezu?a de alce que se empleaba como reconstituyente, o las sales de mercurio que se aplicaban fumigadas contra la s¨ªfilis, ten¨ªan a mano romero, porque bien masticado y puesto con la saliva sobre la piel aliviaba mucho las rozaduras de los pies.
La salud de todos depend¨ªa de la sabidur¨ªa del monje boticario (antes, tambi¨¦n, del monje m¨¦dico, hasta que el Vaticano los prohibi¨®, por las deserciones que se produc¨ªan cuando sal¨ªan a prestar servicios fuera). Y en Samos los hubo buenos: en ¨¦pocas anteriores a la de Juan Vicente Rodr¨ªguez, crearon all¨ª sus f¨®rmulas magistrales Blas L¨®pez y Jos¨¦ Balboa. De los tiempos de gloria se conservan, seg¨²n V¨¦lez, "unas farmacopeas del XVI, el XVII y el XVIII".
Antes de morir en 1865, el ¨²ltimo boticario llam¨® a un sobrino para transmitirle sus conocimientos y legarle la farmacia, ya reconvertida en civil. Samos nunca dej¨® de tener botica, porque, varias d¨¦cadas m¨¢s tarde, el heredero traspas¨® el negocio a otra familia de farmac¨¦uticos profesionales, que a¨²n siguen trabajando en otra esquina del pueblo. Despu¨¦s del incendio del 51, el sobrino don¨® a los monjes el pildorero y los dos albarelos, con el escudo de Samos en azul cobalto, que hab¨ªa conservado en recuerdo de su t¨ªo. Ahora ¨¦stos se exponen con otros nuevos, fabricados por encargo de los monjes en Talavera.
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