Un pedacito de mundo en Legazpi
Chico Oca?a y Emir Kusturica parten la pana en el segundo festival de m¨²sica ¨¦tnica Planetamadrid que acogi¨® a 10.000 personas
Una bulliciosa banda senegalesa, un flamenquito gaditano hilarante y un director de cine balc¨¢nico reconvertido en rockero. Al festejo le han puesto de nombre Planetamadrid y se complementa con pinchadiscos, carpas de comercio justo, casetas para la concienciaci¨®n ecol¨®gica y solidaria y una zona de juegos infantiles con instrumentos gigantes que se pueden repicar y toquetear a destajo.
He aqu¨ª el nuevo festival de m¨²sicas del mundo que impulsa el Ayuntamiento de Madrid, tras la tibia acogida de aquel Womadrid de 2005, y que durante toda la tarde-noche de ayer acogi¨® a cerca de 10.000 personas en la explanada del Paseo de la Chopera. La cola alcanz¨® a ratos, pese al orvallo y el fr¨ªo negro, la plaza de Legazpi.
?M¨²sicas del mundo, dijimos? Chico Oca?a, el flamenquito en cuesti¨®n, da un respingo y ejerce de librepensador hasta con las definiciones. "A m¨ª es que lo de la world music ¨¦sa me suena a world negocio", espeta en los camerinos justo antes de su actuaci¨®n, con esa voz suya agrietada con el cincel de la nicotina. "Se trata de un g¨¦nero aceptado por el sistema. Yo prefiero mantenerme al margen, vivir dignamente y pensar que mi lenguaje es el del localismo, que todo est¨¢ en las calles de mi San Roque".
Oca?a tiene 53 a?os, fue l¨ªder de M¨¢rtires de Comp¨¢s durante tres lustros y ahora vuela en solitario con el disco Canciones de mesa camilla, de textos entre l¨²cidos, surrealistas y desternillantes. "Yo es que no tengo buena voz ni un f¨ªsico aceptable, as¨ª que s¨®lo puedo sacarle partido a las letras", aduce con guasa.
La tarde transcurre algo destemplada (?alguien podr¨ªa traer, por caridad, un poquito de primavera?), la entrada es gratuita y el p¨²blico parece estar m¨¢s pendiente de entonarse con minis de cerveza que de lo que pueda acontecer sobre el escenario, as¨ª que Chico afila su verbo provocador. "Hay menos marcha aqu¨ª que en el cementerio", anuncia antes de atacar una canci¨®n en la que se cachondea de las Rimas de B¨¦cquer. Y agrega: "Hay poco cuerpo de fiesta porque estamos todos m¨¢s tiesos que un conejo de m¨¢rmol. Pero conste que yo tengo factura de mi chaqueta...".
Por el escenario multirracial de Legazpi ya ha sonado el reggae de los senegaleses Jac et le Takeifa y se velan armas a la espera del serbio Emir Kusturica y su banda, The No Smoking Orchestra.
El realizador de Gato negro, gato blanco irrumpe finalmente hacia las diez y cuarto de la noche con su espect¨¢culo desenfadado y bullanguero, aunque quiz¨¢s tanto ¨¦l como sus compinches se crean m¨¢s graciosos de lo que realmente son.
El cantante del grupo, Nenand Jankovic, comparece ante el p¨²blico embutido en un demencial mono azul surtido de alitas, mientras que el resto de la alineaci¨®n alterna capas, sombreros de copa o uniformes de comandantes a¨¦reos.
Acaso como un gui?o c¨®mplice a la multiculturalidad, a estas alturas el fr¨ªo es m¨¢s propio de Sarajevo y casi nadie dispone de paraguas, as¨ª que el chunda chunda balc¨¢nico (ellos los llaman unza unza) se agradece como excusa para menear las carnes y entonar el organismo.
Al final, el p¨²blico, desde el familiar hasta los curiosos jaraneros y los m¨¢s afines a la est¨¦tica perroflauta, termin¨® abrazando la fe de los sonidos ¨¦tnicos.
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