El fin de un proyecto
Hubo un tiempo en que Barcelona ten¨ªa alcaldes con ideas de futuro. Narc¨ªs Serra, que inaugur¨® los ayuntamientos democr¨¢ticos en la capital catalana, dibuj¨® el eje Del Liceu al seminari. Lo acab¨® su sucesor Pasqual Maragall, sin duda el mejor alcalde, que destac¨® por su proyecto ol¨ªmpico y por predise?ar la ciudad actual. Joan Clos a punto estuvo de derribar el list¨®n con el ucr¨®nico F¨°rum de les Cultures y la lamentable fachada litoral. El ciclo lo ha cerrado Jordi Hereu. Lo que inicialmente deb¨ªa ser, seg¨²n proclam¨® el propio alcalde, un mandato sin grandes obras, ha acabado con propuestas como los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno y el refer¨¦ndum de la Diagonal.
Las gentes de cierta edad echan en falta una oposici¨®n de la talla de la capitaneada por Ramon Trias Fargas. Al igual que ha sucedido con el progresivo deterioro de la n¨®mina de alcaldes socalistas, la bancada de CiU, desmoralizada por su condena eterna a la oposici¨®n, ha ido palideciendo poco a poco -con ef¨ªmeros episodios de gran nivel, Miquel Roca es uno de ellos- hasta llegar a Xavier Trias, tan pr¨¢ctico y voluntarioso como incapaz de seducir con un proyecto de ciudad. Lo mismo es aplicable al eterno socio de gobierno del PSC, Iniciativa per Catalunya, o Partit Socialista Unificat de Catalunya en su anterior encarnaci¨®n. Nombres y trayectorias que pusieron el acento social -soslayado en ocasiones por la brocha gorda socialista- como Jordi Borja o Lali Vintr¨®, pasando por una trabajadora Imma Mayol, han cedido el paso a un escasamente pol¨ªtico Ricard Gom¨¤.
El equipo municipal ha acudido a la subasta de la Diagonal, que va a perder y que va ser el mausoleo de un proyecto agotado
Como en la gran pol¨ªtica espa?ola o catalana, en Barcelona ha finalizado la era de los grandes nombres. Pero adem¨¢s, en el caso del Ayuntamiento de Barcelona, gobernado desde hace m¨¢s de 30 a?os por una coalici¨®n de izquierdas, se ha agotado un proyecto. Estamos ante un fin de ciclo y todo apunta a que el refer¨¦ndum de la Diagonal que hoy termina puede ser el monumento funerario de la mayor¨ªa que desde 1979 e ininterrumpidamente -con la irrupci¨®n de socios ocasionales- ha gobernado la ciudad.
La celebraci¨®n de la consulta de la Diagonal ha sido un gran error. La participaci¨®n se quedar¨¢ al nivel o por debajo de la de los denostados referendos soberanistas. Si no hay sorpresas de ¨²ltima hora, no llegar¨¢ ni al 15%, no ganar¨¢ la opci¨®n de cambio ( la A o la B), y ello a pesar de que el Ayuntamiento ha invertido m¨¢s de tres millones de euros en una extra?a carrera hacia su haraquiri colectivo.
En esa huida hacia adelante a la que indefectiblemente lleva la pol¨ªtica de escaparate, el ejecutivo de la ciudad se ha visto obligado -por el imperativo de su precaria mayor¨ªa, y con la inestimable ayuda de Esquerra Republicana y la l¨®gica opositora de CiU- a articular un refer¨¦ndum bajo el cartel publicitario de la participaci¨®n ciudadana. En plena crisis, la convocatoria de un refer¨¦ndum ha llevado a la mayor parte de la ciudadan¨ªa a votar la opci¨®n C, quiz¨¢s y premonitoriamente C de cabreo. Se trata de una opci¨®n bien concreta, pues, si bien no dibuja qu¨¦ tipo de Diagonal quiere, es capaz de reunir tras de s¨ª al partido del descontento ciudadano: desde quienes protestan por el recorte de pensiones hasta los afectados por el paro. Cuando la izquierda gobierna, el escaparate no deber¨ªa sustituir a la realidad. Y menos cuando lo cotidiano es tan duro como en la actualidad.
La participaci¨®n ciudadana real se ha aparcado. El paradigma del final de etapa que vivimos es el caso de la concejal Itziar Gonz¨¢lez. Se fue hace unas semanas por agotamiento la edil que culmin¨® con ¨¦xito en su d¨ªa el proceso participativo de la plaza de Lesseps. Recogi¨® con paciencia las propuestas ciudadanas fruto de meses y meses de di¨¢logo, y las canaliz¨® hacia los arquitectos, que acabaron traduciendo y dise?ando -como debe ser y mandan los manuales- la plaza. Fracas¨® parcialmente su plan de usos de Ciutat Vella. A ello contribuy¨®, entre otras cosas, la cobard¨ªa de un partido, el PSC, incapaz de encarar por c¨¢lculo electoral un debate serio sobre el problema de la prostituci¨®n. Itziar Gonz¨¢lez se agot¨®, m¨¢s que de hablar con los vecinos, de batallar contra los o¨ªdos sordos y, a veces, las zancadillas de sus compa?eros de gobierno. Ella entend¨ªa que la participaci¨®n ciudadana es di¨¢logo. El equipo de gobierno ha preferido acudir a una cara subasta refrendataria que va a perder y que puede acabar siendo su mausoleo. El mausoleo de un proyecto agotado.
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