Consultas: ?nunca m¨¢s?
?Conviene usar un instrumento participativo como la consulta despu¨¦s de la experiencia de la Diagonal? Mi respuesta es s¨ª. Es evidente que el momento no ha sido el m¨¢s adecuado, pero tampoco es adecuado confundir una v¨ªa presente en muchas ciudades del mundo, que trata de complementar la democracia representativa con consultas directas a la ciudadan¨ªa, con pol¨ªtica de escaparate. No deber¨ªamos liquidar para siempre este tipo de consultas, previstas en la Carta municipal, confundiendo mala coyuntura o mala implementaci¨®n con problemas estructurales de los mecanismos participativos.
La formulaci¨®n de la consulta explica, en parte, la confusi¨®n creada. Y en ello est¨¢n todos metidos. El PSC e ICV propugnaron la reforma, ERC impuso la consulta, que fue aceptada por todos, y CiU a?adi¨® la tercera opci¨®n, refugio a la postre de tantas y distintas voluntades e interpretaciones. Las dos propuestas presentadas daban por resuelto algo que, finalmente, ha sido el gran punto de fricci¨®n: el modelo de movilidad de la ciudad. La consulta se plante¨® a partir de dos opciones de espacio p¨²blico que serv¨ªan de soporte a una ¨²nica opci¨®n de movilidad que priorizaba el transporte p¨²blico. Lo que ha quedado claro es que el debate estaba y est¨¢ ah¨ª, y no en optar entre rambla y bulevar.
La experiencia apunta a que un equipo de gobierno municipal deber¨¢ pens¨¢rselo dos veces antes de convocar otra consulta. Pero ello no liquida en absoluto ese instrumento de democracia participativa local. Es absurdo confrontar di¨¢logo con los vecinos y consulta formalmente establecida. Son aspectos perfectamente complementarios. Cuando se trata de decidir el formato de espacio p¨²blico, los mecanismos de di¨¢logo y de deliberaci¨®n con los afectados pueden ser suficientes. Pero cuando se trata de decisiones de fondo sobre el futuro de la ciudad, una consulta formal que d¨¦ voz a la ciudadan¨ªa es perfectamente razonable, ya que mide las viabilidades sociales de cualquier proyecto t¨¦cnico. En este caso, s¨®lo se han sentido implicados los cercanos al problema o los que quer¨ªan castigar a los que mandan. No se ha conseguido hacer del tema un asunto de ciudad.
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