"Nuestros esp¨ªas no fallaron el 11-S. Era impredecible"
"Hola, soy Juan Carlos". Gregory Treverton no pod¨ªa creer que el rey de Espa?a estuviera al otro lado de la l¨ªnea. Corr¨ªa 1977 y el presidente estadounidense Jimmy Carter quer¨ªa expresar al Monarca su apoyo a la Transici¨®n. Treverton, eficaz colaborador, le hab¨ªa preparado un prolijo informe, pero cuando lleg¨® el momento se dio cuenta de que hab¨ªa olvidado lo b¨¢sico: las coordenadas del Rey. Desesperado, pidi¨® a la operadora que le pusiera con "King Juan Carlos, Madrid, Spain". Y apenas unos minutos despu¨¦s, ah¨ª lo ten¨ªa, al aparato.
Experto en servicios de inteligencia y seguridad internacional, Treverton evoca sonriente la eficacia de las antiguas telefonistas, mientras escudri?a con curiosidad el men¨². El pragmatismo se ha impuesto a la hora de escoger el restaurante: uno cerca de su hotel. "?Codornices?". "Quail", traduce el diccionario electr¨®nico. "Perfecto; no es algo muy com¨²n en EE UU". Y vino, por supuesto: es un buen conocedor de los vi?edos de California, donde vive.
El experto en servicios secretos cree que el prejuicio suele llevar a error
Si bien ha trabajado en el Gobierno estadounidense (fue vicepresidente del Consejo Nacional de Inteligencia entre 1993 y 1995, con Bill Clinton), la carrera de Treverton, de 63 a?os, est¨¢ ligada a prestigiosos think tanks, como el brit¨¢nico Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos y la estadounidense Rand Corporation, donde dirige el Centro para el Riesgo Global y la Seguridad.
?Es hoy el terrorismo islamista la peor amenaza? "Mmm. ?M¨¢s que los banqueros?... En serio: s¨ª. No es una amenaza existencial, como lo era la guerra nuclear con la URSS, pero es la cuesti¨®n de seguridad m¨¢s preocupante por el factor azar. Pueden golpear en cualquier lado, en Atocha o en Londres". O en Nueva York, como acabamos de ver: EE UU bombardea Wazirist¨¢n con sus drones, pero los talibanes paquistan¨ªes ya est¨¢n actuando en Times Square. "Los individuos aislados con contactos en filiales de Al Qaeda son los que tienen m¨¢s probabilidad de ¨¦xito. Alguno de estos lobos solitarios lograr¨¢ sus prop¨®sitos".
Treverton, economista por Harvard, se inici¨® en el proceloso mundo del espionaje en el llamado Comit¨¦ Church, creado en 1975 en el Senado para investigar las actividades ilegales de la CIA y el FBI, de nuevo en la picota a ra¨ªz del 11-S y de las inexistentes armas de destrucci¨®n masiva en Irak. "En el 11-S no hubo fallo de inteligencia. ?Por qu¨¦ la CIA y el FBI no estaban coordinados? Para no poner en riesgo las libertades civiles. Tampoco una mayor cooperaci¨®n hubiera evitado el 11-S. Era impredecible". El tema de las armas de Irak es diferente: "Ah¨ª el an¨¢lisis de inteligencia fue malo, y s¨ª mereci¨® el descr¨¦dito. El Gobierno, en cualquier caso, quer¨ªa ir a la guerra. Hicieron inferencias de comportamientos pasados: Sadam siempre quiso armas de destrucci¨®n masiva, act¨²a como si las tuviera... luego las tiene. Pero no hab¨ªa pruebas". Los prejuicios, dice, originan muchos errores de los servicios secretos.
Un expreso hace las veces de postre. Treverton vuela de regreso y el tiempo apremia. Paradojas de la vida, a este experto en seguridad le enferman los aparatosos controles de los aeropuertos. "Yo no temo a los terroristas. De lo que tengo miedo a veces es de nosotros mismos. Si nos obligan a abandonar derechos, principios y valores, entonces ganan. Si cada vez es m¨¢s dif¨ªcil viajar, o visitar EE UU, es que est¨¢n ganando".
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