La Carla Bruni de Nashville
El tel¨¦fono de la casa de Nashville en la que viven Karen Elson y su marido, Jack White, funciona de pena. "A veces tiene momentos di¨¢bolicos y se colapsa", explica Elson tras la tercera extra?a interrupci¨®n. Aun as¨ª, la modelo brit¨¢nica, de 31 a?os, desaf¨ªa las interferencias sat¨¢nicas concediendo entrevistas internacionales. Tal vez a causa de su inexperiencia en la tarea que le ocupa: promocionar su primer ¨¢lbum, The ghost who walks.
Producido y editado por su marido, es un paseo por las laderas m¨¢s suaves del folk de los Apalaches, mecido por la voz de Elson (tan delicada como su lechosa piel) y con el cabaret y el pop como compa?eros de excursi¨®n. La modelo ha escrito las letras y las melod¨ªas de voz y guitarra, instrumento que tambi¨¦n toca. El resto es cosa de White, quien incluso ha dirigido su primer v¨ªdeo. El inquieto generador de bandas como The White Stripes, The Raconteurs y ahora The Dead Weather ha contado que fue el primer sorprendido al descubrir el talento de su esposa. Y eso que hace ya una d¨¦cada que aprendi¨® a tocar y que, seg¨²n ella, lleva desde entonces componiendo. Eso s¨ª, escondida en su "ca¨®tico" vestidor. "Jack me hab¨ªa visto actuar con The Citizens Band", apunta Karen en referencia a la multitudinaria formaci¨®n de cabaret pol¨ªtico que cofund¨® en 2004 y en la que colaboran Nina Persson (The Cardigans) o Melissa Auf Der Maur (Hole). "Por supuesto, sab¨ªa que la m¨²sica era parte de mi vida, pero no ten¨ªa ni idea de cu¨¢nto. No es que se lo ocultara, pero esa es mi forma de escribir canciones? Necesito estar sola y tranquila. Cuando me sent¨ª preparada para compartirlas, lo hice".
"Me paralizaba el t¨®pico de la modelo que se mete a otra cosa. Pero es una tonter¨ªa"
El retraso en esta literal salida del armario tiene mucho que ver con el escepticismo que acompa?a a las incursiones de las maniqu¨ªes en cualquier disciplina intelectualmente respetable. Sobre todo cuando han sido tan famosas como Elson. Empez¨® a mediados de los noventa, como una rareza de cejas depiladas y mirada alucinada, alumna de la escuela del fot¨®grafo Steven Meisel. Pero en 15 a?os ha aparecido en todas las campa?as, portadas y desfiles imaginables. De Chanel a Victoria's Secret, pasando por Clinique. "Hace 10 a?os me paralizaba el t¨®pico de la modelo que se mete a otra cosa. Pero es una tonter¨ªa. ?Ser¨ªa distinto ser una secretaria barra cantante? ?O una camarera barra compositora? Puedes hacer el juego con la profesi¨®n que quieras. El problema es que a la gente le pone nerviosa que una chica guapa tenga algo que decir. Puedes opinar millones de cosas sobre m¨ª. Puedes pensar que s¨®lo soy la aburrida mujer de Jack White aprovech¨¢ndome de su talento. La verdad es que estoy haciendo lo que me gusta y no voy a dejar que los comentarios me lo impidan. Soy modelo y me siento orgullosa, pero tambi¨¦n me interesa la m¨²sica y quiero expresarme a trav¨¦s de ella. ?Cu¨¢l es el problema?".?
Es poco probable que la ni?a pelirroja y desgarbada que creci¨® en Oldham, una ciudad "anodina y so?olienta" del Reino Unido, imaginara que acabar¨ªa grabando un disco. Menos, uno tan americano. El t¨ªtulo —un mote de su infancia— y alg¨²n tema de aire celta son las pocas concesiones a su tierra natal. El resto transmite un letargo mucho m¨¢s luminoso, el del sur de Estados Unidos. Lugar en el que Elson reside desde que se cas¨® en 2005 y donde cr¨ªa a los dos hijos que ha tenido con White. "Me siento honrada por vivir en Nashville. En esta ciudad no me reconoce nadie como modelo. No les interesa. Aqu¨ª todo es m¨²sica. Est¨¢ por todas partes. Fluye de la misma forma que el agua, que inunda todo el tiempo las calles".
Como es habitual en White, el proyecto tiene un car¨¢cter tan familiar como endog¨¢mico. En la banda est¨¢n colaboradores habituales como Jack Lawrence (The Raconteurs) y Jackson Smith, hijo de Patti Smith y marido de Meg White, la otra mitad de The White Stripes y ex de Jack. Todo queda en casa. "Trabajar con Jack fue muy divertido. No me presion¨® demasiado y yo no me exced¨ª en mis expectativas. Nos metimos en el estudio y grabamos. Sin m¨¢s. Todo muy natural. Y me alegro, porque oyes historias terror¨ªficas sobre parejas que colaboran creativamente". ?Una buena terapia? "S¨ª, desde luego. Para m¨ª, verle en lo que es tan bueno fue muy positivo. No puedo hablar por Jack, pero supongo que ver c¨®mo su mujer ten¨ªa confianza para hacer algo que deseaba tambi¨¦n ha debido ser bueno". El grupo ya se ha fogueado en un pu?ado de actuaciones y pas¨® (de forma peculiar) la prueba del festival South by Southwest, en Austin (Texas). "Fue el d¨ªa m¨¢s fr¨ªo en Austin en a?os. Lo ¨²nico que ve¨ªa mientras cantaba era gente congel¨¢ndose. No s¨¦ c¨®mo consegu¨ª tocar hasta el final. Pero eso lo convirti¨® en una experiencia surrealista e hizo que todo fuera m¨¢s f¨¢cil".
En breve saltar¨¢n a Europa para una gira de duraci¨®n indeterminada. La carretera y el directo seducen a la modelo, que se enfrenta al escenario con un vestido vintage color melocot¨®n y una guitarra de 1917. "Estar en The Citizens Band me ha ayudado mucho a definir mi idea de una actuaci¨®n. Pero ser modelo tambi¨¦n ha sido una experiencia valiosa. En las dos primeras canciones siempre me siento vulnerable. Estoy muy nerviosa. Pero he estado tantas veces en una situaci¨®n as¨ª? Antes era introvertida. Pero siendo t¨ªmida no llegas muy lejos como modelo, as¨ª que tuve que sacar eso de mi sistema r¨¢pido", explica entre risas. Se hace el silencio. "El tel¨¦fono se ha vuelto loco", repite por en¨¦sima vez. Antes de que su despedida se pierda en las profundidades del Sur.
The ghost who walks est¨¢ editado en PopStock!
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