Gogol Bordello o el desmadre
El 'punk gitano' de los neoyorquinos inflama los ¨¢nimos a golpe de reiteraci¨®n
Admit¨¢moslo sin remilgos: lo bien que sienta desmelenarse de vez en cuando. Arriba uno a la noche del viernes con el humor maltrecho y las fuerzas difuminadas, y en esas aparecen ocho vagabundos de Nueva York con una oferta dif¨ªcil de rechazar: no te vamos a resolver la vida, colega, pero durante los pr¨®ximos minutos te haremos razonablemente feliz.
Por eso La Riviera fue anoche, con dos tercios de entrada, un puro desmadre a golpe de comp¨¢s binario. O sea, una farra para brincar sin complicaciones -un, dos; un, dos- y elevar los pu?os como quien despotrica a un tiempo del Gobierno, la oposici¨®n, el patr¨®n, los sindicatos y cualquier otra instituci¨®n o cortesano que acierte a pasar por all¨ª.
El ucranio Eugene H¨¹tz, m¨¢-ximo instigador del cotarro, capitaliza una noche pasada de revoluciones, sudor y platos rotos. Este superviviente de Chern¨®bil es el perfecto punki gitano que podr¨ªa anunciar vodka en la tele por cable. Descamisado desde la tercera canci¨®n, con la media melena chorreando, los bigotillos disparados y esos rasgueos de guitarra agrestes, H¨¹tz se erige en icono de la vida disoluta. Un paradigma contracultural que ha terminado engatusando, qu¨¦ cosas, a Madonna y Gucci.
Los Bordello encarnan un underground tan fotog¨¦nico que hasta el barbudo Rick Rubin les acaba de producir su quinto disco, Transcontinental hustle. L¨¢stima que sus encantos sean reducidos y reiterados, como si el dos por cuatro de aires balc¨¢nicos fuera el ¨²nico recurso para la diversi¨®n. A?adamos que el infame sonido de La Riviera impidi¨® escuchar a m¨¢s de dos o tres de sus ocho integrantes; a ratos, el acordeonista y el violinista podr¨ªan haber sido nuestro vecino del quinto, porque no se les distingu¨ªa una triste nota. Entre brincos y desenfreno, la ac¨²stica puede parecer un detalle menor, pero esta pandilla de emigrantes hizo bien en retirarse tras poco m¨¢s de una hora. El consumo de kilocalor¨ªas ya era suficiente.
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