El arte de no dejar ni rastro
Traficantes de coches y drogas usan obra robada para rebajar sus penas o pedir rescates - Una banda del sur de Francia, sospechosa del saqueo del museo de Par¨ªs
Dos hombres vestidos de polic¨ªas llegan a la una de la noche al museo. Acceden sin problemas, hola, qu¨¦ tal, y maniatan a los vigilantes con cinta adhesiva y esposas. Luego se regalan 81 minutos de paseo por las galer¨ªas y seleccionan cuidadosamente las obras. Eligen piezas de Rembrandt, Vermeer, Degas y Manet. Incluso tienen tiempo de despreciar al gran Botticelli, llevarse la cinta de la grabaci¨®n y desaparecer para siempre. Hace dos meses se cumplieron 20 a?os del robo del museo Isabella Stewart Gardner, en Boston, el m¨¢s importante de la historia. Los ladrones se llevaron aquella noche piezas valoradas en 400 millones de euros. Ese r¨¦cord sigue vigente, pero el jueves por la noche, dos aspirantes amenazaron su cetro con un asalto al Museo de Arte Contempor¨¢neo de Par¨ªs. Esta vez el valor de los cuadros suma unos 200 millones de euros. Los expertos coinciden en que no podr¨¢n venderlos.
El Prado destina el 30% de su presupuesto a la seguridad
Romanticismos al margen, desvalijar un museo es dif¨ªcil, peligroso y, sobre todo, bastante absurdo. Colocar un picasso que ha salido en todos los telediarios y que busca medio mundo es casi imposible. "Si eres un coleccionista no compras arte robado. Estas obras no tienen mercado, no se pueden vender. Si tiene un comprador, olv¨ªdese, seguro que es un polic¨ªa. Recuperamos el 95% de piezas de este tipo", explica Robert K. Wittman, fundador de la brigada del FBI contra estos delitos (en sus 20 a?os de servicio recuper¨® 180 millones de euros en obra) y propietario de una consultora que sigue el rastro de estas piezas. Buen negocio, porque cada a?o desaparece arte en el mundo por valor de 3.185 millones de euros.
Para este experto, el caso de Par¨ªs fue obra de una de las bandas del sur de Francia (el segundo pa¨ªs m¨¢s saqueado, detr¨¢s de Italia) que se dedican al robo de coches y al tr¨¢fico de drogas. Seg¨²n Wittman, es probable que est¨¦n conectados con los grupos que hicieron los ¨²ltimos trabajos en Niza, donde enca?onaron al personal y se llevaron cuadros de Alfred Sisley, Monet y Jean Brueghel.
Pero, ?por qu¨¦ robar arte que luego no vender¨¢n? En algunos casos, simplemente, son as¨ª de est¨²pidos. "Aunque tambi¨¦n pueden pedir un rescate econ¨®mico o utilizarlo como moneda de cambio cuando los detienen por otros delitos. Ofrecen el paradero de un valioso picasso a cambio de una rebaja de pena. El verdadero arte no es robar un cuadro, es venderlo", explica Wittman. Adem¨¢s, los cuadros de este tipo de museos no est¨¢n asegurados por ninguna compa?¨ªa, es el Estado quien responde de su desaparici¨®n. Y chantajear al Gobierno sin nadie vivo de por medio es complicado.
Si consiguieran colocar la obra en el mercado, su valor ser¨ªa como m¨¢ximo el 10% del precio real. ?Qui¨¦n puede comprarlo? Seg¨²n los expertos, alg¨²n millonario "caprichoso" e "imprudente" a quien tarde o temprano cazar¨¢n. Pese a eso, quedan grandes robos sin resolver. El m¨¢s importante es el de Boston, que mantiene colgados en sus salas los marcos vac¨ªos de las obras. Interpol tambi¨¦n sigue la pista de lienzos como Natividad de los santos, de Caravaggio; Marina, de Claude Monet, o La danza, de Picasso. Este organismo edita cada semestre un CD y carteles con las 100 obras m¨¢s buscadas del momento.
Por una vez, Espa?a no alimenta el top 100 del choriceo. Aqu¨ª no hay robos en grandes museos, la mayor¨ªa se producen en bas¨ªlicas e iglesias sin vigilancia o en domicilios privados. El ¨²ltimo fue el de la casa de la empresaria Esther Koplowitz, en el que se llevaron 19 valiosas piezas, entre ellas El columpio, de Goya. Precisamente, Wittman -que publica en junio el libro Priceless- trabaj¨® en la operaci¨®n y se hizo pasar por un comprador (ofreci¨® 10 millones) para dar con los ladrones. "Picaron", recuerda.
En Espa?a, la profesi¨®n se concentra en el robo de antig¨¹edades y obra menor, de la que se recupera alrededor de un 10%. "Sucede en ermitas y capillas desprotegidas de la Iglesia. Pero esa falta de seguridad ya se est¨¢ corrigiendo", explica Antonio Tenorio, jefe de la Brigada de Patrimonio del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, que el viernes a primera hora ya ten¨ªa en su mesa el informe de Interpol sobre los cuadros robados en Par¨ªs. La documentaci¨®n llega enseguida a las asociaciones de galeristas y a aeropuertos e impide que las obras se incluyan en ning¨²n trato legal. Sin embargo, los museos en Espa?a, explica este polic¨ªa, tienen unas medidas de protecci¨®n suficientes para evitar robos.
El Prado, por ejemplo, destina el 30% de su presupuesto a la seguridad. "M¨¢s de la mitad de la plantilla forma parte de esa ¨¢rea. Adem¨¢s, tenemos la suerte de contar con la colaboraci¨®n de la Polic¨ªa Nacional controlando el per¨ªmetro. Tambi¨¦n en movimientos de obra de arte. Y eso ofrece una seguridad adicional muy importante", explica el director del centro, Miguel Zugaza, que reconoce que a veces es dif¨ªcil compaginar esa seguridad con la accesibilidad del p¨²blico a las obras. En cualquier caso, parece dif¨ªcil que alguien pudiera llevarse un vel¨¢zquez de El Prado por una de las ventanas tras romper un candado de la verja como sucedi¨® el jueves en Par¨ªs.
Casos sin resolver
- 1969. Roban Natividad de los santos, de Caravaggio, en la iglesia de San Lorenzo de Palermo (Italia). Todo apunta a que lo tiene la mafia. Uno de sus miembros intent¨® negociar un mejor trato carcelario a cambio de informar sobre su paradero.
- 1990. Dos hombres disfrazados de polic¨ªas roban 11 obras maestras (Rembrandt, Degas, Manet y Vermeer) valoradas en 400 millones de euros en el Isabella Stewart Gardner de Boston. Es el robo m¨¢s importante de la historia.
- 1997. Con un gancho deslizado desde una claraboya, los ladrones se llevaron el 21 de febrero de 1997 de la Galer¨ªa de Arte Moderno Ricci Oddi, en el centro de Piacenza, el Retrato de se?ora, lienzo de incalculable valor de Gustav Klimt fechado entre 1916 y 1917.
- 2002. Dos ladrones usaron una escalera para subir al techo del museo Vincent Van Gogh. En pocos minutos se llevaron dos cuadros valorados en 30 millones de euros. Los dos hombres fueron arrestados, pero las pinturas no aparecieron.
Babelia
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