Un confuso y espeso Mijalkov despide la mediocre secci¨®n oficial
La secci¨®n oficial de Cannes se ha clausurado sin que hayan aparecido las obras maestras, esas pel¨ªculas que justifican un certamen, algo que ha constituido la eterna marca de este festival, ya que debido a su prestigio y a su repercusi¨®n internacional puede elegir lo m¨¢s selecto del mercado. Constatada la levedad del cine en competici¨®n, aunque se hayan exhibido dos pel¨ªculas notables como Otro a?o, de Mike Leigh, y Fuera de la ley, de Rachid Bouchareb, deduces que los grandes t¨ªtulos del a?o no han estado acabados a tiempo para concursar aqu¨ª o que la cosecha general va a ser de una mediocridad alarmante.
Hubo una ¨¦poca demasiado lejana en la que el cine del ruso Nikita Mijalkov pose¨ªa una frescura e imaginaci¨®n excepcionales, algo que permanece inmarchitable al revisar Pieza inconclusa para piano mec¨¢nico, Ojos negros y Urga, el territorio del amor. La perestroika y su oportuna amistad con los nuevos jefes del poder que le han convertido en el zar del cine ruso no le ha sentado nada bien a su creatividad, diluida o perdida en la grandilocuencia. Mijalkov retoma en El ¨¦xodo. Quemado por el sol 2 al personaje del general del Ej¨¦rcito que fue purgado por Stalin en Quemado por el sol. Ha escapado del campo de trabajo en el que le hab¨ªan enclaustrado y se apunta como soldado raso en la guerra contra los nazis, convencido de que su antigua familia ha desaparecido. Llegar¨¢ el final de la guerra y el reencuentro con su hija, pero la obsesi¨®n de Stalin hacia ¨¦l le seguir¨¢ amargando su supervivencia. Todo ello est¨¢ narrado de forma tan confusa como enf¨¢tica, alternando la farsa sin gracia sobre la monstruosa personalidad de Stalin con secuencias b¨¦licas m¨¢s cercanas al esp¨ªritu de una TV movie que de una superproducci¨®n con pretensiones art¨ªsticas. Mijalkov amenaza con rodar una tercera parte de Quemado por el sol. Que la disfrute su amigo Putin. El encanto, la originalidad y la l¨ªrica que caracterizaban el cine de este director parece haberse secado a perpetuidad.
Resultan transparentes las intenciones del director h¨²ngaro Kornel Mundruczo de intentar imitar en Tender son-The Fran-kenstein proyect el estilo expresivo del austriaco Michael Haneke, pero solo logra una pat¨¦tica caricatura del arte de Haneke para desasosegar al espectador con sus feroces retratos de las taras, el sadismo, la turbiedad ambiental y la maldad. Mundruczo solo provoca malestar f¨ªsico y cansancio mental relatando con presunto nihilismo el encuentro de un director de cine en un casting con su hijo al que abandon¨® al nacer en un orfanato. La desgarrada criatura ha sufrido mucho por ese desamparo y su naturaleza es tan violenta que asesina a la chica con la que estaba interpretando una secuencia. Es una pel¨ªcula con vocaci¨®n de sombr¨ªa, perturbadora y psicol¨®gica, pero se queda en un insufrible retorcimiento.
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