?Se imaginan a un presidente declarando ante un jurado popular por cohecho?

No hay ning¨²n motivo objetivo para el derroche de euforia que viene exhibiendo el honorable Francisco Camps sobre su inmediato sendero judicial. M¨¢s bien al contrario. Con todas las bendiciones del Tribunal Supremo, est¨¢ casi abocado a ser el primer presidente auton¨®mico desde la llegada de la democracia que se sienta en el banquillo de los acusados para ser juzgado por nueve de sus convecinos de Valencia (jurado popular) por un delito de cohecho impropio; y adem¨¢s es el m¨¢ximo responsable de un partido, el PPCV, que ahora est¨¢ en la diana de un juez de Madrid, Antonio Pedreira, por un delito de financiaci¨®n ilegal. En realidad, el futuro judicial de Camps es bastante inquietante.

La reciente sentencia del Tribunal Supremo que reabre la causa del regalo de los trajes le ha dejado al pie del banquillo de los acusados. El juez Jos¨¦ Flors, instructor de la causa de los trajes en Valencia, dispone de luz verde de la m¨¢s alta instancia judicial espa?ola para ordenar que sea juzgado por cohecho pasivo: aceptar en funci¨®n de su cargo lujosos trajes de la trama que encabezaba en Valencia El Bigotes, su "amiguito del alma", al que dec¨ªa querer "un huevo". Y es posible que ya no pueda contar, porque se abstenga o sea recusado, con la persona a la que p¨²blicamente defini¨® como "m¨¢s que un amigo", el presidente del Tribunal Superior de Valencia, Juan Luis de la R¨²a.

No se entiende, por tanto, esa felicidad que dice sentir Camps basada en que el Supremo no ha hallado pruebas que vinculen el regalo de los trajes con los 7,2 millones de euros en contratas a dedo que su Gobierno otorg¨® a la trama G¨¹rtel. Olvida Camps que la investigaci¨®n judicial emprende ahora una nueva marcha que puede devenir a¨²n m¨¢s peligrosa y perjudicial para ¨¦l. Cuando el tribunal de De la R¨²a decidi¨® archivarla, el pasado 3 de agosto, la causa de los trajes estaba constre?ida. Hab¨ªa un auto que descartaba cualquier otro delito e impon¨ªa que solo cab¨ªa investigar al honorable por cohecho pasivo. El Supremo, ciertamente, ha se?alado ahora -pero, ojo, refiri¨¦ndose exclusivamente a la documentaci¨®n judicial que hab¨ªa en ese momento procesal (3 de agosto de 2009)- que no est¨¢ acreditado que Camps hubiese beneficiado a la trama G¨¹rtel con contratas p¨²blicas como agradecimiento por los trajes. Pero ahora s¨ª hay en la causa informes de la polic¨ªa e incluso de la Agencia Tributaria que revelan que la Administraci¨®n de Camps troce¨® irregularmente contratos por debajo de los 12.000 euros para esquivar la ley y otorgarlos a dedo a las empresas del jefe de la red G¨¹rtel, Francisco Correa. El juez Flors, por tanto, ahora tiene nueva documentaci¨®n que podr¨ªa hacerle variar de opini¨®n y entender que el cohecho ya no es pasivo, sino activo. Es decir, que hubo contraprestaciones por aquellos trajes.

Pero hay m¨¢s. Antonio Pedreira, el juez de Madrid, investiga la financiaci¨®n ilegal del PP que Camps dirige en Valencia. Entre otras pruebas, hay dos informes, uno policial y otro reciente de Hacienda, que revelan que grandes empresas de esa comunidad, muy favorecidas con contratas p¨²blicas de la Generalitat, pagaron dinero a Orange Market para financiar, ilegalmente, decenas de actos que la empresa de El Bigotes organiz¨® para el PP de Valencia. Es la s¨®lida sombra, muy documentada, de un delito electoral en ciernes.