Batalla en los lineales
La gran distribuci¨®n usa leche y aceite a bajos precios como productos reclamo
Productos alimenticios b¨¢sicos en la cesta de la compra, y especialmente aceite y leche, se han convertido en los ¨²ltimos tiempos en los dos reclamos m¨¢s utilizados por la gran distribuci¨®n para atraer clientes. En esta guerra de argumentos para llenar el carro de la compra es posible encontrar leches entre 0,42 y 0,50 euros el litro o aceite de oliva ligeramente por encima de los 2 euros e incluso muy por debajo de esa cifra, hasta 1,69 euros, en campa?as de promoci¨®n. De acuerdo con este escenario de precios, tanto para consumo en los hogares como en la restauraci¨®n, resultar¨ªa m¨¢s barato comprar ambos productos en la gran distribuci¨®n en lugar de hacerlo en una almazara o en una empresa l¨¢ctea.
El sector agrario acusa al comercio minorista de vender a p¨¦rdidas
El sector agrario ha denunciado esta situaci¨®n a los responsables del Ministerio de Medio Ambiente para que se investigue la posibilidad de que se est¨¦n produciendo ventas a p¨¦rdidas. Responsables del Ministerio han mantenido conversaciones con las patronales de la gran distribuci¨®n, Anged, Asedas y Aces, e igualmente se habr¨ªa informado del asunto a los servicios de Competencia por si pudieran existir pactos de precios.
A los ganaderos y a los olivareros no les salen las cuentas: en la leche, tomando como referencia los precios medios e incluso los m¨¢s bajos pagados en el campo, menos de 0,30 euros/litro; en el aceite, a partir de una media de 1,80 euros/kilo en el aceite de oliva entre los precios de un virgen y de un aceite lampante de peor calidad. Para el sector agrario, estos precios solamente son posibles si la gran distribuci¨®n opera a p¨¦rdidas, bajando los precios como un coste m¨¢s de promoci¨®n, algo que se rechaza radicalmente desde la patronal de la gran distribuci¨®n, Anged. Las organizaciones agrarias rechazan que ambos productos de calidad y b¨¢sicos en la alimentaci¨®n se est¨¦n banalizando hasta el punto de que un litro de leche cueste menos que una botella de agua, o que un litro de aceite, lo mismo que una bebida refrescante.
Esta estrategia de la gran distribuci¨®n con sus propias marcas ha presionado a las industrias a bajar los precios de las suyas. En esa din¨¢mica se han montado marcas baratas de fabricante como La Polesa de Reny Picot, y marcas l¨ªderes como Pascual,
La Asturiana o Puleva en leche, o Carbonell, La Espa?ola u Hojiblanca en aceite. Estos ajustes en los precios de venta al consumo se trasladan a la industria, y despu¨¦s, al eslab¨®n final de la cadena, ganaderos y almazaras olivareras, provocando hundimiento de los mercados y ventas por debajo de los costes de producci¨®n. Los consumidores son los beneficiados de esa situaci ¨®n y el Gobierno por su efecto en el IPC.
Esta ofensiva de precios a la baja para unos pocos productos responder¨ªa, con car¨¢cter general, a la batalla de los grandes grupos, desde los hipermercados hasta las tiendas descuento, pasando por los supermercados, para mantener sus cuotas en un momento de recorte en la demanda. El precio se ha convertido en el principal argumento a la hora de elegir un producto para un alto porcentaje de compradores. En esa l¨ªnea se ha producido el auge de la marca blanca o de la distribuci¨®n a precios bajos hasta suponer una cuota de mercado entre el 60% y el 70% para algunos de los productos b¨¢sicos en alimentaci¨®n.
En el caso de la leche, los productores se lamentan de que en otros pa¨ªses comunitarios, por ejemplo, en Francia, la diferencia entre la marca de la distribuci¨®n y la marca de los fabricantes es muy reducida por la presi¨®n de los ganaderos.
No hay muchas razones objetivas para que los precios de la leche al consumo hayan llegado a los actuales niveles de ofertas para m¨¢s del 70% de las ventas.
En la actualidad no hay "leche negra" barata o sin cuota espa?ola tras las medidas de control implantadas en los ¨²ltimos a?os. S¨ª es posible importar leche muy barata excedentaria de otros pa¨ªses como Francia e incluso leche sin cuota portuguesa. En Espa?a es posible adquirir leche barata cuando una empresa abandona su ruta de recogida, deja tirado a un ganadero y otro le ofrece recoger la misma "por caridad", sin precio, para elaborar leche en polvo, pero que en realidad se va a vender como leche l¨ªquida.
Finalmente, puede haber leche barata en el campo porque ni industriales ni distribuci¨®n han cumplido el compromiso suscrito hace menos de un a?o para tratar de instaurar un nuevo orden en el sector de la leche.
Ese acuerdo contemplaba el desarrollo de contratos entre los industriales y los ganaderos con un precio medio de 0,30 euros/litro, tomando como referencia la existencia de un precio en Francia de 0,28 euros, m¨¢s costes de transporte.
Las industrias se compromet¨ªan a suscribir contratos con los ganaderos en esas condiciones, y, a su vez, la gran distribuci¨®n, a adquirir preferentemente leche a esas industrias. Igualmente asum¨ªan el compromiso de frenar las importaciones de leche y a potenciar la venta de leche espa?ola se?alizando la procedencia de la misma en sus lineales.
Finalmente, podr¨ªa haber leche barata porque la misma procediera de leche en polvo reconstituida, algo prohibido por la normativa en vigor. Los controles que hace la distribuci¨®n suponen una barrera para evitar su comercializaci¨®n.
En el caso del aceite, la existencia de las ofertas actuales no se justificar¨ªa por los precios a la baja que tambi¨¦n se han instalado en el campo, y que van en un abanico desde los 1,65 euros/kilo (poco m¨¢s de un litro) para un aceite lampante de baja calidad, que necesita refinarse para eliminar impurezas, hasta los 2,20 euros de un virgen extra y los 1,95 euros para un virgen.
En el campo es posible obtener cantidades reducidas de aceites baratos y siempre cabe tambi¨¦n el riesgo de mezclas con semillas, algo que ser¨ªa detectado por la distribuci¨®n.
Para los industriales, aunque lo rechaza radicalmente la distribuci¨®n, la presencia en los lineales de aceites por debajo de los precios de compra en el campo s¨®lo responder¨ªa a la venta a p¨¦rdidas. Esas p¨¦rdidas se cifran en una media de 0,16 euros/litro y que en algunas ofertas de aceites virgen extra podr¨ªan llegar a los 0,40 euros/litro.
La venta a p¨¦rdidas es una estrategia prohibida por la normativa espa?ola, aunque la misma contempla varias excepciones. Entre estas razones se halla el desarrollo de promociones puntuales, no promociones permanentes, la cercan¨ªa del plazo de caducidad y el hecho de que la competencia est¨¦ haciendo rebajas similares, con lo que nunca habr¨ªa rebajas prohibidas. -
'Precios milagro'
En el caso de la leche, seg¨²n los datos manejados por las industrias, colocar un litro al consumo supone un coste m¨ªnimo, sin beneficios ni gastos de publicidad, de entre 0,53 y 0,55 euros/litro. De esa cifra, entre 0,28 y 0,30 euros corresponder¨ªan a los precios medios de compra en el campo; 0,01 euros, a costes de recogida; 0,12 euros, por gastos de transformaci¨®n; 0,08 euros, por envase; 0,02 euros, por IVA, y otros 0,02 euros, por gastos de distribuci¨®n. Estos costes son variables de una a otra empresa en funci¨®n de sus procesos de fabricaci¨®n y, sobre todo, de los ingresos que obtenga de otros productos derivados de la leche como mantequilla o yogures.
En el aceite de oliva, sobre un precio medio m¨ªnimo de compra en el campo de 1,75 euros para un litro de aceite, los gastos de industrializaci¨®n y envasado se sit¨²an en una media de 0,18 euros/litro, 0,13 euros del 7% de IVA y 0,02 euros por transporte.
Para Agust¨ªn Rodr¨ªguez, responsable del aceite de UPA, es indispensable una reforma de la normativa vigente sobre comercio minorista para que no se puedan comercializar aceites por debajo de los costes de producci¨®n. -
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