Ahora les toca a los m¨¢s ricos
El Gobierno busca f¨®rmulas para que las rentas altas paguen el segundo ajuste fiscal
El caos fiscal que viven los grandes pa¨ªses ha desdibujado las se?as de identidad de sus gobernantes. Reino Unido, m¨¢s reacio a lo p¨²blico que la Europa continental, ha subido el IRPF, las cotizaciones sociales y el IVA para combatir los desequilibrios, mientras Alemania ha tenido que dejar en suspenso su prometida rebaja fiscal. Espa?a, con un Gobierno te¨®ricamente m¨¢s proclive a aumentar los ingresos que a reducir dr¨¢sticamente el gasto, se ha desmarcado de otros pa¨ªses acuciados por la austeridad con una propuesta que olvida mirar hacia las rentas altas para cuadrar las cuentas. Consciente de esa paradoja, el Ejecutivo se ha apresurado a prometer un segundo ajuste, esta vez dirigido a "los que m¨¢s tienen", seg¨²n la terminolog¨ªa de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El Gobierno intenta ahora traducir a cifras esa difusa categor¨ªa.
Econom¨ªa intenta ahora definir con cifras qui¨¦nes son "los que m¨¢s tienen"
Moncloa ha ofrecido una pista: aplicar de nuevo un tributo sobre el patrimonio
Otra opci¨®n ser¨ªa gravar m¨¢s al tramo superior del IRPF
Mucho menos coste pol¨ªtico plantea la subida de los impuestos especiales
La tributaci¨®n de las rentas de capital tambi¨¦n est¨¢ en el punto de mira
Las Sicav generan controversia por la fiscalidad ventajosa de sus beneficios
Ausente del intenso debate fiscal est¨¢ elevar la tributaci¨®n de la banca
La adopci¨®n de m¨¢s medidas depender¨¢ de la respuesta de los mercados
Para orientar el debate, Moncloa ha ofrecido una primera pista de qui¨¦nes deben tentarse el bolsillo: los poseedores de patrimonio. Pocos meses despu¨¦s de reconocer que fue un error eliminar el impuesto de patrimonio, hace ahora dos a?os, la vicepresidenta y ministra de Econom¨ªa, Elena Salgado, trabaja ahora para recuperar una figura similar que como respuesta al esfuerzo exigido a funcionarios, pensionistas y dependientes.
Recuperar el antiguo tributo, que en 2007 pagaba casi un mill¨®n de personas, ser¨ªa sencillo, pues ya est¨¢ creada toda la estructura, pero el Ejecutivo parece querer corregir las deficiencias del anterior y eximir de su pago a las rentas medias, con un volumen de patrimonio elevado a partir del cual habr¨ªa que pagar. Si se improvisa en pocas semanas, el riesgo es que el tributo est¨¦ mal dise?ado y no logre recaudar los 2.121 millones que se obten¨ªan con el extinto impuesto de patrimonio. "Ser¨ªa importante que no se improvisara. El sistema fiscal tiene que ser eso, un sistema; lo que se hace en un impuesto afecta a los dem¨¢s", recuerda Julio L¨®pez Laborda, catedr¨¢tico de Econom¨ªa P¨²blica de la Universidad de Zaragoza.
Con matices, los expertos consultados abogan por recuperar esta figura como f¨®rmula m¨¢s plausible para repartir los sacrificios que exige el momento. Tambi¨¦n una muy ligada a ¨¦sta, el impuesto de sucesiones, a¨²n en vigor pero muy desvirtuado ya por la competencia fiscal en la que se han embarcado las comunidades aut¨®nomas, que ha llevado a muchas a eliminarlo pr¨¢cticamente del mapa fiscal. L¨®pez Laborda, experto en redistribuci¨®n fiscal y autor de un estudio que recomienda modernizar el tributo y fijar unos m¨ªnimos de obligado cumplimiento, se muestra pesimista sobre su futuro: "No s¨¦ si estamos ya a tiempo de hacer nada".
Otro trabajo de la profesora de la Universidad Complutense de Madrid Laura de Pablos insiste en este argumento: Tanto patrimonio como sucesiones "deber¨ªan ser objeto de una profunda revisi¨®n que culminase en reformas que mejorasen considerablemente su funcionalidad. Adem¨¢s, deben contar con el inter¨¦s de los gestores", asegura en una publicaci¨®n del Instituto de Estudios Fiscales.
El problema es que Hacienda ha perdido bastante inter¨¦s por los dos tributos que gravan la riqueza en los ¨²ltimos a?os, pues la recaudaci¨®n est¨¢ totalmente cedida a las comunidades aut¨®nomas. Pero ahora que los desequilibrios de cada administraci¨®n cuentan para determinar la credibilidad fiscal del conjunto del pa¨ªs, Econom¨ªa vuelve la vista hacia esas fuentes de recursos.
Hay otras f¨®rmulas para las rentas altas, aunque resulten m¨¢s controvertidas. La m¨¢s evidente es aumentar la fiscalidad sobre el ¨²ltimo tramo del IRPF, ahora gravado con un 43%. "Aqu¨ª es bien f¨¢cil recaudar m¨¢s, pues son rentas que no tienen posibilidad de deslocalizarse
[como s¨ª lo puede hacer una empresa a la que le subes los impuestos]; muchos son trabajadores con salarios altos que pagar¨¢n lo que se establezca", explica Luis del Amo, gerente del Registro de Economistas Asesores Fiscales.
El problema viene al determinar si ¨¦sas son de verdad las rentas altas sobre las que se quiere poner el foco. Porque la simplificaci¨®n a la que los diferentes Gobiernos han querido someter el impuesto sobre la renta ha llevado a que ese mismo tipo del 43% se aplique sobre toda renta que exceda los 53.407 euros anuales, ya sean 70.000 o 700.000. La diferencia es que con ese primer ingreso el gravamen m¨¢ximo s¨®lo se aplicar¨ªa a los ¨²ltimos euros y con el segundo, a la mayor parte de la renta.
Una soluci¨®n para incidir sobre los m¨¢s acaudalados sin tocar las rentas medio-altas consiste en crear un nuevo tramo en el IRPF. Es lo que ha hecho Reino Unido, que grava con un 50% todo ingreso que exceda de 150.000 libras (unos 172.000 euros). Con ser equitativa, esa mayor presi¨®n sobre rentas muy altas plantea un dilema moral: cualquier aumento de la fiscalidad en el IRPF supone insistir sobre la principal base del sistema tributario: los que ya pagan. Porque los declarantes de este impuesto son los que menos ingenier¨ªa fiscal tienen a su alcance y, por tanto, los principales contribuyentes a las arcas p¨²blicas.
"No todo ha de ser subir impuestos a los que ya pagan. Y si se ha de hacer, que se haga selectivamente: a los que reciben ayuda p¨²blica, condicionarles la retribuci¨®n de directivos y consejeros. Al resto, penalizar la distribuci¨®n de dividendos que resultan de mayores apalancamientos [endeudamiento] hoy fiscalmente deducibles", propone Guillem L¨®pez-Casasnovas, catedr¨¢tico de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
Mucho menos coste pol¨ªtico plantea la subida de impuestos especiales (gravan el consumo de alcohol, tabaco, gasolinas...). Fue ah¨ª donde el Gobierno comenz¨® su giro fiscal el a?o pasado, cuando, tras m¨²ltiples bajadas de impuestos, elev¨® la fiscalidad sobre el tabaco y los hidrocarburos para intentar paliar los desequilibrios fiscales. Espa?a dispone de margen para incrementarlos, pues se encuentra en la parte baja de la horquilla europea en este terreno. "A largo plazo, ser¨ªa mejor subir los impuestos indirectos: los especiales y el IVA", recomienda Vito Tanzi, ex director de Asuntos Fiscales del FMI. Este experto en fiscalidad internacional duda de que el Gobierno acometa estas medidas a corto plazo (ya ha tocado las dos piezas y el nuevo IVA a¨²n no ha entrado en vigor) y aboga m¨¢s por un gesto en las rentas altas. Tanzi subraya la importancia de los gestos en fiscalidad: "Para reducir el d¨¦ficit y para indicar que el ajuste es compartido de forma amplia y justa".
Tambi¨¦n se inclina por los indirectos Luis de Guindos, secretario de Estado de Econom¨ªa con el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El argumento es que tienen mayor capacidad recaudatoria y ofrecen menos posibilidades de evasi¨®n, al menos entre particulares, pues hay un fraude organizado de IVA de gran magnitud en la Uni¨®n Europea. Este experto, ahora director del Centro del Sector Financiero del Instituto de Empresa y PriceWaterhouseCoopers, subraya un mensaje: "Lo peor de todo es montar l¨ªo y generar incertidumbre". La situaci¨®n actual requiere mensajes claros que den seguridad a inversores y consumidores para reflotar la econom¨ªa, aduce.
Con ese argumento de no ahuyentar la inversi¨®n, algunos expertos se muestran reticentes a desandar el camino emprendido en el impuesto de sociedades, que se baj¨® por primera vez en los a?os 2007 y 2008. L¨®pez Laborda recuerda que las empresas suelen fijarse en el tipo nominal del impuesto de sociedades -aunque el real sea m¨¢s bajo- para decidir d¨®nde se afincan. "Lo que tenga que ver con el capital da mucho miedo porque la reacci¨®n de los inversores es instant¨¢nea", sugiere.
Otros analistas rechazan preservar este statu quo en el impuesto que grava el beneficio empresarial. Antoni Dur¨¢n-Sindreu, profesor de la Pompeu Fabra y socio director de Dur¨¢n-Sindreu, Abogados y Consultores de Empresa, propon¨ªa hace una semana, en estas mismas p¨¢ginas, introducir cierta progresividad en el tributo, de forma que las empresas con m¨¢s capacidad de generar recursos paguen m¨¢s, especialmente las cotizadas. En la actualidad existen dos tipos: el 30% general y el 25% para las pymes. Para evitar las pr¨¢cticas pseudolegales consistentes en que individuos sin actividad empresarial aparente constituyan sociedades para gestionar sus fortunas y pagar menos al fisco, Dur¨¢n-Sindreu aboga por crear un ¨²ltimo tipo en el impuesto de sociedades, equiparable al m¨¢ximo del IRPF, aplicable a esas sociedades ficticias.
M¨¢s all¨¢ de los cambios legales, en el impuesto de sociedades hay un caladero m¨¢s sencillo donde buscar recursos: las deducciones que se aplican anualmente las empresas. Esos beneficios fiscales que se conceden a las compa?¨ªas, principalmente por reinvertir sus beneficios pero tambi¨¦n por destinar dinero a I+D y otros conceptos, cuestan cada a?o m¨¢s de 3.000 millones de euros, el doble de lo que supondr¨¢ congelar las pensiones en 2011. Revisar esos beneficios fiscales tiene sentido cuando los aplicables a particulares por la compra de vivienda, la popular deducci¨®n, desaparecer¨¢n el a?o pr¨®ximo para la mayor parte de las nuevas adquisiciones.
Al hablar de obtener m¨¢s recursos para enderezar las arcas p¨²blicas, es inevitable fijarse en c¨®mo tributan las rentas del capital. El Gobierno socialista consolid¨® un sistema dual ya dise?ado por el Ejecutivo de Aznar seg¨²n el cual las rentas del trabajo tributaban en la tarifa general (entre el 24% y el 43%) y las del capital, a un tipo ¨²nico del 18%, tres puntos superior al que hab¨ªa hasta ese momento. El motivo era el esgrimido otras veces: si los peajes al capital son m¨¢s altos, la tentaci¨®n de huir a otros pa¨ªses ser¨¢ mayor. Los apuros de la crisis llevaron al departamento que dirige Elena Salgado a introducir cambios tambi¨¦n en este terreno, con un m¨ªnimo de progresividad: el tipo es del 19% para los diferentes productos del ahorro (dividendos, intereses de cuentas, de dep¨®sitos, seguros...) hasta 6.000 euros y del 21% para los que superen esa cantidad.
Esa regulaci¨®n, para algunos expertos, es insuficiente. "Habr¨ªa que ser muy inteligentes fiscalmente para separar lo que son ganancias de capital de riesgo a medio y largo, trat¨¢ndolas de modo distinto a las puras rentas de capital, que debieran ir a renta, como las dem¨¢s", es decir, tributar al tipo marginal aplicable a cada contribuyente, propone L¨®pez-Casasnovas. Se tratar¨ªa de diferenciar por productos, de forma que no pagase lo mismo el rendimiento de un seguro que ha estado engros¨¢ndose durante a?os que las ganancias obtenidas en Bolsa a muy corto plazo.
Uno de los elementos m¨¢s controvertidos de la fiscalidad espa?ola reside en las Sicav, sociedades de inversi¨®n equiparables a cualquier otro fondo de inversi¨®n colectiva, pero con una particularidad fiscal. Cumpliendo unos requisitos de capital m¨ªnimo (2,4 millones de euros) y 100 part¨ªcipes, estas sociedades est¨¢n pr¨¢cticamente exentas de pagar al fisco por sus beneficios (abonan un 1% frente al 30% general del impuesto de sociedades). Tributan, eso s¨ª, al 19% o 21% por las ganancias que obtienen al retirar el capital, pero mientras est¨¢ invertido apenas dan cuentas a Hacienda.
M¨¢s que en sus ventajosas condiciones fiscales, el problema de estas sociedades radica en la utilizaci¨®n de esos instrumentos como gesti¨®n privilegiada del ahorro particular, cuando el objetivo debe ser una inversi¨®n colectiva. Porque en muchos casos las Sicav son veh¨ªculos que utilizan las grandes fortunas para sacar rendimiento a sus patrimonios sin trabas fiscales. Los inspectores de Hacienda, que perdieron las competencias de fiscalizaci¨®n de estas sociedades en favor de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, han denunciado reiteradamente que a menudo es una ¨²nica persona la titular de cada sociedad y que los 99 accionistas restantes son mariachis que salvan el requisito legal.
Las 3.232 Sicav que existen en Espa?a manejan un jugoso patrimonio de casi 25.000 millones de euros de los que Hacienda podr¨ªa obtener m¨¢s partido. Sin embargo, poco reportar¨ªa ahora elevar el gravamen sobre el beneficio, pues estas sociedades, que dependen de la coyuntura burs¨¢til, sufren los vaivenes de los mercados y registran p¨¦rdidas. A largo plazo -o con impuestos ligados a otro concepto distinto del beneficio- s¨ª podr¨ªan proporcionar m¨¢s recursos. El riesgo vuelve a ser la huida a otros pa¨ªses. Las Sicav, o instrumentos parecidos, existen en 20 pa¨ªses europeos, seg¨²n datos de Inverco, la patronal de los fondos de inversi¨®n colectiva. En muchos de ellos incluso est¨¢ exenta de tributaci¨®n la ganancia patrimonial que obtiene el part¨ªcipe al retirar el dinero.
Ausente de todo este debate fiscal en Espa?a est¨¢ la banca. Pese a su buena salud -el sector sigue arrojando beneficios aunque algunas cajas pasen por apuros-, no son muchas las voces que plantean gravar m¨¢s a las entidades financieras, algo en lo que de momento ha fracasado la Uni¨®n Europea pero que s¨ª se proponen hacer EE UU, Reino Unido y Alemania. Una medida de ese tipo actuar¨ªa como b¨¢lsamo para calmar las iras de funcionarios y pensionistas, pero hasta ahora ha pesado m¨¢s el supuesto buen comportamiento del sector cuando la crisis se estaba incubando.
La adopci¨®n de esta y otras medidas depender¨¢ de cu¨¢nto aprieten los mercados y del resultado de los ajustes planteados hasta ahora. Pero sobre todo, aunque ahora los mercados apenas reparen en ello, de la capacidad del pa¨ªs para volver a crecer despu¨¦s de este vapuleo econ¨®mico. -
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![Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha prometido que "los que m¨¢s tienen" tambi¨¦n contribuir¨¢n al ajuste fiscal.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HSJJL35OXMXNBELLLSZ7PPSGTE.jpg?auth=c4d9b3bc514856702bdda88b929cdbc4e9bd9ed96c01346d472da6147ba03158&width=414)
Sin rastro del cerco al fraude
Los ajustes adicionales que padecer¨¢ el pa¨ªs en los pr¨®ximos a?os se est¨¢n aplicando sin anestesia. Apenas ha habido mensajes destinados a suavizar un recorte centrado en colectivos poco dados a las sorpresas como son funcionarios y pensionistas. En los ¨²ltimos d¨ªas ha emergido la idea de que un nuevo impuesto a los m¨¢s ricos compensar¨¢, al menos en parte, el da?o infligido. Pero poco se ha dicho de la lucha contra el fraude, un mensaje que deber¨ªa presidir cualquier intento de convencer a la ciudadan¨ªa de que el ajuste es cosa de todos, principalmente de los que eluden el fisco. En el duro discurso que pronunci¨® el presidente del Gobierno el pasado 12 de mayo en el Congreso para anunciar los recortes hubo una vaga referencia al fraude, aunque fue para recordar planes ya en marcha.
La Organizaci¨®n de Inspectores de Hacienda del Estado, que agrupa al grueso del colectivo, se ha mostrado contraria a los ajustes y ha considerado "muy insuficiente" el control que se est¨¢ realizando del fraude fiscal en momentos en que cada euro cuenta. Su portavoz, Francisco de la Torre, asegura que no han recibido estos d¨ªas ninguna instrucci¨®n ni mensaje sobre la necesidad de estrechar el cerco al fraude. De la Torre conecta, adem¨¢s, los recortes aplicados (que afectan mucho a los inspectores porque forman parte de los funcionarios mejor retribuidos) con la eficacia contra la elusi¨®n fiscal: "Es complicado convencer a la gente a la que acabas de recortar el sueldo de que sea m¨¢s eficaz en la lucha contra el fraude". Este inspector resta valor al plan adoptado recientemente por la Agencia Tributaria y la Seguridad Social para combatir las irregularidades y reclama nuevas medidas. -
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