Un equipo contra los malos olores
Los an¨¢lisis suelen durar seis meses - Barcelona ultima una norma contra la contaminaci¨®n odor¨ªfera
El humo de una chimenea, el vapor de una planta de compostaje o el simple olor a fritanga que emana el extractor de un restaurante. Cualquier efluvio contaminante puede representar un peligro para la salud p¨²blica y, por eso, la nueva ordenanza de Medio Ambiente que aprobar¨¢ en verano el Ayuntamiento de Barcelona pretende poner coto a este tipo de emisiones.
Cuando el Consistorio reciba una queja y los servicios municipales detecten un problema de olores, entrar¨¢n en acci¨®n los expertos del olfato: un equipo externo medir¨¢ las emisiones para determinar su grado de prejuicio. ?C¨®mo? Al principio, simplemente, oliendo. Los evaluadores de olores se llaman panelistas. Son personas de todas las edades, sin formaci¨®n espec¨ªfica. Lo ¨²nico que tienen que acreditar es que su sensibilidad olfativa es est¨¢ndar, es decir, que huelen igual que un ciudadano medio, ni mucho ni poco.
Cada diez minutos hay que oler y apuntar lo que se percibe, dice Jordi
La normativa prev¨¦ sanciones de hasta 60.000 euros por caso de poluci¨®n
Este examen se hace en los laboratorios de olores, donde se estudian las emisiones contaminantes. En Espa?a s¨®lo hay dos centros de este tipo y uno de ellos est¨¢ en Barcelona. Desde 2004, la empresa Strenghts se dedica al an¨¢lisis olfactom¨¦trico, es decir, a hacer auditor¨ªas olfativas. Es el primer laboratorio espa?ol que cumple las directrices de calidad de la normativa europea, que permite actuar de manera objetiva para combatir los problemas de contaminaci¨®n ambiental por olores. Un modo de hacerlo es analizar la frecuencia de impacto de los efluvios y eso es, precisamente, lo que hacen los panelistas.
Jordi, estudiante de ingenier¨ªa de 24 a?os, es uno de ellos. Le toca oler en los alrededores de una incineradora de Matar¨® que pronto se convertir¨¢ en una planta de tratamiento de residuos. Hace seis meses, los t¨¦cnicos del laboratorio le entregaron un mapa de la zona con los puntos en los cuales ten¨ªa que situarse para trabajar. "Cada diez minutos, tienen que oler durante diez segundos y apuntar lo que perciban en un cuestionario cerrado", explica la jefa del laboratorio, M¨°nica Arnaiz. Jordi, que lleva tres a?os como panelista, comparte hoy el trabajo con Sara, primeriza de 25 a?os. Entre ambos, se reparten las zonas y los horarios. Desde agosto, como sus ocho compa?eros de an¨¢lisis, han olido de d¨ªa, de noche, en fin de semana, lloviendo, nevando y a 35 grados a la sombra. "Los estudios suelen durar medio a?o. As¨ª podemos analizar los olores con climas dispares, que influyen mucho en la percepci¨®n", aclara Arnaiz.
De las fichas que rellenan los panelistas -hacen an¨¢lisis cada cuatro d¨ªas- se extraen las medianas del porcentaje de cada tipo de olor. Percibir el mismo durante m¨¢s del 10% del tiempo en un medio urbano se considera una molestia. En una zona industrial o rural, el umbral asciende al 15%. "La intensidad es lo que hace que un olor sea molesto, incluso si proviene de una f¨¢brica de jabones o de chocolates que, en un principio, emiten aromas agradables", explica Laura Barriuso, t¨¦cnica de muestreo y laboratorio.
Como Sara y Jordi, hay 30 personas en espera para realizar an¨¢lisis. "Es poco rato y te sacas un dinerillo extra", dice Sara, que trabaja en una tienda de piercings y tatuajes de Matar¨®. Ella s¨®lo acepta an¨¢lisis en Matar¨® porque puede combinarlos con el horario de la tienda.
Pero hay panelistas que simplemente huelen en el laboratorio. All¨ª, seis personas analizan durante 25 minutos el contenido de las muestras de aire tomadas en los alrededores de industrias qu¨ªmicas, depuradoras y empresas alimentarias que emiten sustancias olorosas. Se trata de "objetivar los olores mediante unidades de olor", explica el jefe de olfactometr¨ªa de Strenghts, Francesc Recasens. Los panelistas est¨¢n sentados en una especie de cabinas, con unos auriculares que les a¨ªslan del exterior. Cuando se enciende la lucecita verde de la mesa, huelen el aire que sale por los tres tubos que tienen delante. Y en 15 segundos deben decidir por cu¨¢l de ellos sale el que est¨¢ mezclado con sustancias olorosas. Los otros dos emanan aire limpio. Este ejercicio se repite varias veces. "Al principio, el contenido de las bolsas est¨¢ muy diluido, el hedor casi ni se nota. Luego, vamos aumentando el nivel". Cuando tres panelistas -la mitad del grupo- se?alan el mismo tubo porque creen que por ah¨ª sale el aire sucio se obtiene una unidad de olor. "A partir de ah¨ª, se considera que la emisi¨®n de entre 5 y 10 unidades de olor es molesta y que m¨¢s de 10 producen quejas generalizadas", apunta Recasens. Strenghts recibe, sobre todo, encargos de empresas privadas que quieren analizar y controlar sus emisiones.
El laboratorio tambi¨¦n ha trabajado para el Ayuntamiento de Barcelona, a ra¨ªz de quejas de vecinos por los olores del Ecoparc de la Zona Franca, el parque de limpieza de Ciutat Vella y los contenedores de recogida neum¨¢tica de la calle de Gran de Gr¨¤cia. A falta de una ley auton¨®mica -pendiente desde 2005-, la nueva ordenanza municipal quiere hacer hincapi¨¦ en la lucha contra la contaminaci¨®n odor¨ªfera. Las sanciones, seg¨²n el borrador de la norma, oscilan entre los 120 y los 60.000 euros.
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