Milito doma la pelota
El delantero centro del Inter, goleador por definici¨®n, se ha hecho a s¨ª mismo hasta conquistar Europa
![Jordi Quixano](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F15947109-0adc-4953-b242-58c820cdd3e6.png?auth=46faa5da37d765018853ea3bacc01b9da4cf07983b79d689fdda160adfdb5e2e&width=100&height=100&smart=true)
Cuando se despidi¨® el a?o pasado de Fabrizio, encargado de un vetusto pero exquisito restaurante a las afueras de G¨¦nova (Osteria Gigino), le susurr¨® con convicci¨®n que se iba al Inter para ganar t¨ªtulos, que ya le tocaba. "All¨ª todo es posible", le asegur¨® Diego Milito (Argentina, 1979), que se confi¨® a Jos¨¦ Mourinho y que no habla por hablar. As¨ª lo aclar¨® en el estadio Bernab¨¦u, en la final de la Champions, con dos goles y un laurel. Entre los abrazos que reparti¨®, uno fue para su amigo Fabrizio, en las gradas —con dos entradas que le regal¨® el propio Milito y otras dos de Motta— y con las l¨¢grimas en los ojos, por m¨¢s que el ¨²nico equipo de su coraz¨®n sea el G¨¦nova. Diego Milito se gana a la gente del mismo modo que se ha ganado su ¨¦xito. Y cumple su palabra.
Ha marcado en la final de la Copa, en la ¨²ltima jornada liguera y frente al Bayern
Sus man¨ªas: besarse una medallita y atarse una cinta roja bajo el vendaje de la mu?eca
"Es de los pocos puntas que no conoce rahcas. Siempre marca", resalta Piqu¨¦
Siempre persigui¨® una pelota Milito, que, de ni?o, jugaba en el jard¨ªn de su casa con su hermano Gaby (Barcelona) a las interminables tandas de penaltis. "?Primero los estudios y luego el f¨²tbol!", gritaba, exasperada, Mirta a sus hijos, que se peleaban tanto como se quer¨ªan. Le hicieron caso. Diego incluso inici¨® la carrera de Ciencias Econ¨®micas como su padre y su abuelo, contables de profesi¨®n. Pero el bal¨®n se le daba mucho mejor.
"Escog¨ª el Racing de Avellaneda porque me gustaba m¨¢s", aclara Mil¨ªtico, como le bautizaron los aficionados, en referencia a que su hermano opt¨® por el Independiente, el irreconciliable enemigo. Sus goles le alcanzaron para cruzar el charco y recalar en el G¨¦nova. Otros dos nuevos apodos le definieron: Diegol e Il Principe. El t¨¦cnico, Serse Cosmi, explic¨® con una broma un tanto macabra lo que se apreciaba al delantero: "Si el presidente vende a Diego, le corto una pierna". Pero un soborno del club italiano le conden¨® a la Serie C y al delantero al exilio, al Zaragoza.
Irrefrenable, Milito marc¨® 61 goles en 125 partidos y se labr¨® un nombre en la Liga. "Por su actitud y su forma de jugar, siempre generoso, era un futbolista ejemplar", recuerda V¨ªctor Mu?oz, que le dirigi¨® durante el primer a?o como blanquillo. "Un profesional de los pies a la cabeza", ampl¨ªa Zapater, compa?ero en el Zaragoza y ahora en el G¨¦nova; "siempre hac¨ªa los calentamientos, estiraba, luchaba en los partidillos...".
Dej¨®, en cualquier caso, una huella imborrable el 8 de febrero de 2006, cuando endos¨® cuatro goles al Madrid en un partido de la Copa. "Lo celebr¨® sin exageraciones", recuerda Piqu¨¦, entonces compa?ero en el Zaragoza. Hasta el punto de que la pelota, firmada por todos, se la llev¨® en una bolsa de una panader¨ªa. "Podr¨ªa haber metido cinco goles al Bayern y seguir¨ªa igual de sencillo", le elogia Zapater. "Eso es porque, al contrario que su hermano, que siempre tuvo muchas cualidades, Diego se ha hecho a s¨ª mismo", conviene V¨ªctor Mu?oz. Quiz¨¢ le ayudaran sus dos ¨²nicas man¨ªas antes de salir al campo de f¨²tbol: besarse la medallita de la Milagrosa que le regal¨® su madre y ponerse una cinta roja bajo el vendaje que siempre cubre su mu?eca izquierda.
Amoldado a Zaragoza —su hijo Leandro naci¨® all¨ª—, Milito pas¨® tres a?os entre asado y asado junto a los argentinos del equipo en su chalet de Cuarte, fuera de la ciudad. Pero tambi¨¦n le gustaban las partidas de p¨®quer, en el hotel donde se concentraban, a veces hasta m¨¢s tarde de lo permitido. "Era muy competitivo", resuelve Piqu¨¦; "siempre celebraba con alegr¨ªa desbordada sus triunfos". Tambi¨¦n festejaba las dianas. "El gol es un vicio irresistible", confes¨®. Pero todo se torci¨® al tercer a?o, con el Zaragoza a la deriva, aunque ¨¦l marcara 15 tantos. "Se me valor¨® en Espa?a", rectifica Milito, "pero el descenso devalu¨® mi precio y mi cach¨¦". El G¨¦nova, de nuevo en la Serie A, le fich¨® por 10 millones. Otros 24 goles como firma y contrato con el Inter a petici¨®n de Mourinho.
A Milito se le presupon¨ªa suplente porque tambi¨¦n se fich¨® a Eto'o. Pero su juego y definici¨®n convencieron al t¨¦cnico. "Es de los pocos puntas que no conoce las rachas. Siempre marca", destaca Piqu¨¦. Lo mismo le da hacerlo en la final de la Coppa, en la ¨²ltima jornada liguera para ganar el scudetto o en las semifinales y la final de la Champions como este a?o. Milito, que repiti¨® paternidad con Agustina hace dos meses, lo celebr¨® entusiasmado. Uno de sus abrazos fue para Fabrizio. "?Lo consegu¨ª, lo consegu¨ª!", le gritaba al o¨ªdo. Y le dej¨® la coletilla: "Ahora toca el Mundial".
![Diego Milito sostiene la Copa de Europa con la cabeza.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZOCMJZAP7QFZRKC2MCTEZYYG7I.jpg?auth=159e8bf536dde3ba48c53ca669d906405efcf833b4dda2561a3e60441d08d7c4&width=414)
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