Berlusconi acelera la aprobaci¨®n de la 'ley mordaza'
Juristas y editores rechazan limitar la difusi¨®n de escuchas y actas judiciales
Lejos de arrugarse ante las cr¨ªticas a la ley mordaza, que llegan a diario desde lugares tan dispares como la Administraci¨®n de Barack Obama y la oficina de Reporteros Sin Fronteras, Silvio Berlusconi ha decidido acelerar la tramitaci¨®n del decreto que restringir¨¢ las escuchas judiciales y su publicaci¨®n en la prensa con sanciones dur¨ªsimas para editores y periodistas.
Aunque su portavoz, Paolo Bonaiuti, abri¨® ayer la posibilidad de suavizar la ley, la Comisi¨®n de Justicia del Senado se dispon¨ªa a votarla anoche sin introducir modificaciones relevantes. Ahora el proyecto ser¨¢ discutido en el pleno del Senado, y luego volver¨¢ a la C¨¢mara de Diputados, donde el presidente, Gianfranco Fini, y sus partidarios de la corriente minoritaria del Pueblo de la Libertad han anunciado que el texto ser¨¢ limado en sus puntos m¨¢s espinosos.
La corriente de Fini pretende limar los puntos m¨¢s espinosos del texto
Pero los posibles retoques y la divisi¨®n de la mayor¨ªa no convencen a casi nadie. Berlusconi parece haber aprobado una rebaja de las multas a los editores y la publicaci¨®n de res¨²menes de las actas judiciales antes del proceso. Pero su intenci¨®n es clara, y la reafirm¨® ayer el ministro de Justicia, Angelino Alfano: "No se puede interceptar todo y siempre porque los ciudadanos no quieren un Estado de polic¨ªa".
Si la justificaci¨®n suena grandilocuente, los peque?os detalles del texto que van asomando son a la vez grotescos e inquietantes. Algunos art¨ªculos parecen dise?ados a medida para garantizar la impunidad de personas y grupos determinados. Por ejemplo, para interceptar a un sacerdote sospechoso de un delito, los fiscales deber¨¢n obtener antes el permiso por escrito de su obispo. Y para escuchar a un parlamentario, ser¨¢ necesaria la autorizaci¨®n previa de la C¨¢mara.
No falta la llamada enmienda Patrizia D'Addario (por la escort que visit¨® y grab¨® a Berlusconi en palacio Grazioli): los profesionales -salvo periodistas con carn¨¦ o esp¨ªas- que realicen grabaciones de terceros sin su consentimiento podr¨¢n ser encarcelados durante cuatro a?os, lo que prohibir¨ªa de facto trabajar a todos los colaboradores de prensa, que solo tienen carn¨¦ de publicista.
Lo m¨¢s grave, quiz¨¢, es que casi nadie tiene claro, a d¨ªa de hoy, c¨®mo afectar¨¢ la ley a las investigaciones de mafia y terrorismo. Pero el jurista Stefano Rodot¨¤ no tiene dudas: "Esta ley nos pone al borde de la dictadura. Para definir lo que sucede en Italia hay que hablar de crisis institucional, censura, r¨¦gimen, violaci¨®n de la Constituci¨®n. Muchos se ponen una venda ante los ojos; entre mordaza y venda, no s¨¦ qu¨¦ es peor. Esta ley es el coraz¨®n de la estrategia autoritaria de Berlusconi. Busca una opini¨®n p¨²blica desinformada, carne de sondeo".
Las palabras de Rodot¨¢ abrieron, ayer, nuevos actos de protesta en Roma y Mil¨¢n. Asistieron casi todos los directores de peri¨®dicos y revistas. Ferruccio de Bortoli, de Il Corriere della Sera, se?al¨® que "el decreto es peligroso para la democracia y no solo para la profesi¨®n", ya que el objetivo "no es evitar los abusos en las escuchas sino legislar la intolerancia por la libertad de prensa".
Seg¨²n Ezio Mauro, de La Repubblica, la ley "es una nube de chantajes bajo la cual todos nos arriesgamos no ya a dejar de interceptar sino a dejar de informar". Seg¨²n Mauro, no es verdad que, como asegura el primer ministro, "estemos todos interceptados. En 2009 las escuchas disminuyeron respecto a 2008, y afectaron a unas 25.000 personas. El ciudadano normal no tiene nada que temer".
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