El efecto de las innovaciones
Cuesta creerlo, pero en su quinto aniversario el Huffington Post (sitio de noticias basado en blogs y contenidos de otras fuentes) est¨¢ a punto de rebasar a The New York Times (NYT), nacido en 1851 y padre de todos los peri¨®dicos, en Estados Unidos al menos. Lejos de ser una excepci¨®n, ilustra aquello que se aplica a muchos sectores: c¨®mo las innovaciones perturbadoras llegan a desplazar a los mejor establecidos.
Huffington Post se acerca a los 13 millones de visitantes ¨²nicos al mes, mientras que el NYT apenas lo adelanta, seg¨²n Comscore. Lo m¨¢s impactante est¨¢ en las curvas. La del HuffPo asciende m¨¢s r¨¢pido que la de The New York Times, que ya dej¨® muy atr¨¢s a The Washington Post, The Wall Street Journal y Los Angeles Times. Hace dos a?os y medio el NYT contaba con 11,1 millones de visitantes, cuando el HuffPo -a la mitad de su vida- solo ten¨ªa 1,2 millones. The Washington Post ten¨ªa casi cinco veces m¨¢s y The Wall Street Journal y Los Angeles Times algo m¨¢s del doble.
Henry Blodget, analista de Business Insider, estima que "a finales de a?o, el Huffington Post aventajar¨¢ al NYT en tr¨¢fico. En 2012 atraer¨¢ mucho m¨¢s y podr¨ªa empatar en ingresos". ?C¨®mo es posible? se preguntan muchos, si los art¨ªculos del NYT son mejores y el HuffPo, en sus inicios al menos, ofrec¨ªa poco contenido original de calidad y escasa producci¨®n period¨ªstica...
Por v¨¢lido que parezca, el argumento cae por su propio peso si se analiza bajo la teor¨ªa de las innovaciones perturbadoras (disruptive technologies, en ingl¨¦s) del profesor de Harvard Clayton Christensen, especialista en innovaci¨®n empresarial y autor de The Innovator's Dilemma.
Christensen distingue entre las innovaciones que mantienen la situaci¨®n (sustaining innovations) y las que perturban (disruptive innovations). Las primeras son mejoras que implican avances limitados y terminan siendo adquiridas por las empresas para fortalecer su posici¨®n porque no las temen.
En el lado opuesto, Blodget explica que "las tecnolog¨ªas perturbadoras no superan a las tecnolog¨ªas establecidas, por lo menos al inicio. Son a menudo peores que las otras, pero tambi¨¦n m¨¢s sencillas, baratas y adecuadas, por lo que terminan siendo adoptadas". El disco duro, por ejemplo, es un adelanto sobre el disquete, pero no revoluciona nada. Los fabricantes de floppies no vacilaron en producir dicos duros.
Un ejemplo de innovaci¨®n perturbadora es la nevera, que releg¨® la caja de hielo y la entrega diaria del lechero. A nivel tecnol¨®gico, el ordenador personal perturb¨® la industria de las computadoras centrales o mainframes. De hecho, las innovaciones perturbadoras se imponen gracias a lo que algunos definen como "lo aceptable". La tecnolog¨ªa disruptiva empieza a ganar terreno entre la gente que aprecia su simplicidad, su bajo precio y el hecho de ser medianamente buena. Como las c¨¢maras Flip, que ya rondan el 20% del mercado en EE UU.
Pueden mejorar. El Huffington Post, por ejemplo, acaba de crear una fundaci¨®n para financiar el periodismo de investigaci¨®n. El NYT, por su parte, ha multiplicado los blogs. The Washington Post acaba de instituir espacios en los que periodistas profesionales trabajan con comunidades para seleccionar las notas relevantes publicadas en peri¨®dicos y blogs.
Ariana Huffington, fundadora del sitio que lleva su nombre, habla de la convergencia entre los medios establecidos, entre quienes tratan de adaptarse y quienes usan de la mejor manera posible las innovaciones m¨¢s perturbadoras, en una entrevista del editor del Texas Monthly.
"Nos dirigimos hacia un modelo h¨ªbrido. Aquellos que reconozcan que vivimos en un mundo nuevo (regido por la econom¨ªa del enlace y no por los muros de pago) prosperar¨¢n. Tambi¨¦n lo har¨¢n quienes acepten que los valores tradicionales del periodismo (balance, exactitud y veracidad) deben prevalecer, fortalecerse y apoyarse en las nuevas herramientas".
La innovaci¨®n perturbadora altera el ecosistema, pero no necesariamente provoca la muerte del poder establecido. ?nica condici¨®n: que se adapten.
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