La crisis de Corea pone a prueba la influencia de EE UU en Asia
Clinton no arranca el apoyo de China para aprobar sanciones a Pyongyang
Estados Unidos y Corea del Sur llevar¨¢n la crisis desatada en la regi¨®n a Naciones Unidas en busca de una soluci¨®n internacional que evite la guerra, seg¨²n anunci¨® ayer en Se¨²l la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. Parece una salida tan prudente como incierta de una situaci¨®n en la que la Administraci¨®n de EE UU se juega, adem¨¢s de la paz en la pen¨ªnsula coreana, su prestigio en Asia.
La escala de Clinton en la capital de Corea del Sur sirvi¨® para comprobar varias cosas, no todas positivas para Estados Unidos. Sirvi¨® para insistir en el "claro e inconfundible" compromiso norteamericano con la seguridad de ese pa¨ªs -ambos Ej¨¦rcitos realizar¨¢n maniobras para disuadir a Corea del Norte-. Sirvi¨® para frenar, al menos por ahora, la escalada de amenazas observada en los ¨²ltimos d¨ªas. Pero la visita puso en evidencia tambi¨¦n las limitadas posibilidades de Estados Unidos para contener por s¨ª mismo a Corea del Norte.
El ataque al 'Cheonan' fue "una provocaci¨®n inaceptable", dice la secretaria de Estado
El duelo entre las dos Coreas es m¨¢s bien un duelo entre Pek¨ªn y Washington
Esta crisis ha puesto a Washington en una dif¨ªcil posici¨®n: ni quiere una guerra con potenciales efectos letales sobre la estabilidad del continente asi¨¢tico y toda la econom¨ªa mundial ni puede pasar por alto el comportamiento amenazante de Corea del Norte. Estados Unidos es el garante de la seguridad de Jap¨®n, Corea del Sur y otras de las naciones asi¨¢ticas de m¨¢s pr¨®speras econom¨ªas. Una muestra de debilidad de parte norteamericana har¨ªa a esos pa¨ªses sentirse vulnerables ante el gran coloso de la regi¨®n: China.
Por esa raz¨®n, el duelo actual entre Corea del Norte y Corea del Sur es, en gran medida, un duelo entre China y Estados Unidos. Al mismo tiempo es una muestra de la capacidad de estas dos potencias de colaborar en pro de la seguridad mundial.
El escenario de ese duelo es, por el momento, la diplomacia. Estados Unidos no quiere dejar sin castigo el hundimiento, en marzo pasado, del buque surcoreano Cheonan por un torpedo de la Marina norcoreana, seg¨²n ha demostrado una comisi¨®n de investigaci¨®n internacional. Hacerlo ser¨ªa tanto como validar el ataque. "Esto fue una provocaci¨®n inaceptable de Corea del Norte y la comunidad internacional tiene la responsabilidad y el deber de responder", dijo Clinton en Se¨²l.
La secretaria de Estado no precis¨® qu¨¦ tipo de respuesta debe ser esa, pero desde hace d¨ªas se ha mencionado el deseo de Corea del Sur de discutir sanciones contra su vecino del Norte en el Consejo de Seguridad de la ONU, iniciativa que Washington respalda.
Si Clinton no aludi¨® ayer directamente a esas sanciones es porque un d¨ªa antes hab¨ªa concluido un viaje de cinco d¨ªas a China sin haber conseguido el respaldo expl¨ªcito de ese pa¨ªs, que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad, a las sanciones contra Corea del Norte, su aliado hist¨®rico.
El Gobierno chino ni siquiera ha dado a¨²n por buena la versi¨®n sobre la culpa del r¨¦gimen comunista de Pyongyang en el hundimiento del Cheonan, en el que murieron 46 miembros de su tripulaci¨®n. "Estamos estudiando el caso con prudencia y examinando la informaci¨®n procedente de todos los lados", declar¨® ayer en Pek¨ªn el viceministro de Relaciones Exteriores chino, Zhang Zhijun.
Es decir, China no est¨¢ a¨²n a favor de aprobar sanciones contra Corea del Norte, lo que, descartada la opci¨®n de la respuesta militar, dejar¨ªa a ese pa¨ªs sin castigo por su agresi¨®n. Estados Unidos conf¨ªa, sin embargo, en que todav¨ªa hay posibilidades de convencer a los chinos. "Creo", dijo Clinton, "que China comprende la gravedad de este asunto y espero que podamos trabajar juntos de la forma apropiada". "Tomar¨¢ tiempo", a?adi¨® el ministro surcoreano de Relaciones Exteriores, Yu Myung-hwan, "pero no creo que puedan negar los datos que se les han presentado".
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