Imagen de crisis, crisis de imagen
Tras a?os de crecimiento y consolidaci¨®n, la imagen de Espa?a en el exterior atraviesa una fase de turbulencias e incertidumbre. Varios factores nos han llevado a la situaci¨®n actual.
Evidentemente, el origen es la crisis econ¨®mica, particularmente la falta de expectativas de crecimiento y el d¨¦ficit p¨²blico. Es por lo que nos est¨¢n penalizando los mercados. Pero es evidente que otros pa¨ªses est¨¢n mal, as¨ª que debe haber algo m¨¢s.
A los problemas econ¨®micos hay que a?adir los pol¨ªticos. Llevamos una d¨¦cada sin el consenso que se da en otros pa¨ªses, algo que adem¨¢s resulta chocante fuera de Espa?a por la determinaci¨®n y la responsabilidad colectivas con las que en el pasado acometimos nuestra integraci¨®n en Europa y nuestra globalizaci¨®n. Como un zombi de la Guerra Civil, el cainismo ha resucitado en la imagen exterior de Espa?a.
La crisis econ¨®mica espa?ola ha provocado problemas en la imagen exterior del pa¨ªs, pero en el fondo de la cuesti¨®n reside un asunto viejo: la incapacidad de Espa?a de lanzar una estrategia de proyecci¨®n en el extranjero acorde con sus ambiciones. En este sentido, tambi¨¦n son necesarias reformas
Siendo grandes, nuestra estrategia de proyecci¨®n exterior es de peque?os
A todo esto, el entorno internacional no ha ayudado precisamente: crisis griega, Realpolitik alemana, etc. Adem¨¢s, en el contexto de la presidencia de turno de la UE, era dif¨ªcil que los espa?oles nos hici¨¦semos los suecos. Que el puesto recayese sobre un eslab¨®n debilitado de la cadena europea no es algo que dejen escapar los mercados. Los focos apuntaban hacia nuestro pa¨ªs en este semestre. Y aqu¨ª en donde entran en acci¨®n los MASP (medios anglosajones y protestantes). Las inversiones espa?olas en Am¨¦rica Latina en los 90 ya fueron estigmatizadas como una nueva conquista imperialista. Tampoco cay¨® bien el desembarco del capital espa?ol en Wall Street o la City. As¨ª las cosas, las desgracias espa?olas son las delicias de los MASP: inconvenientes que tiene para Espa?a el jugar en la liga de los grandes, sobre todo cuando no contamos con los medios adecuados.
Porque nosotros tenemos potentes instituciones pol¨ªticas y empresas inversoras, pero no MASP. Siendo grandes, nuestra estrategia de proyecci¨®n exterior es la de un pa¨ªs peque?o. Ya antes de esta crisis, los informes de competitividad devaluaban a Espa?a por sus intangibles. A igualdad de recursos con otros pa¨ªses, los l¨ªderes y expertos internacionales, nos valoraban peor, quiz¨¢s porque llegamos m¨¢s tarde. La devaluaci¨®n de Espa?a restaba un 25% de nuestro atractivo, s¨®lo compensado por el enorme empuje de nuestra econom¨ªa.
En este sentido, la crisis ha agravado otro problema estructural m¨¢s, porque Espa?a nunca ha librado la batalla de las percepciones. Podemos desacreditar a los mercados y los medios, pero en vano. Como ya anticip¨® Keynes, el mundo financiero global es cada vez m¨¢s un gigantesco concurso de belleza y los agentes financieros se mueven excitados por expectativas, modas y contagios, tanto o m¨¢s que por realidades y datos. Un problema, sea real o no, si se percibe como real, puede ser real en sus consecuencias. Los mercados, cada vez m¨¢s concentrados y cercanos a los MASP, tienen el poder de hacer que una predicci¨®n falsa, pero con visos de verosimilitud, se convierta en realidad.
Esta l¨®gica perversa no es imbatible. Se puede neutralizar con buenos datos econ¨®micos, dentro de una comunicaci¨®n clara y orientada a los sectores influyentes en estos mercados. Y lo cierto es que Espa?a no se ha preparado para el salto cualitativo que dio en los 90 a la Gran Liga.
Davos es un buen ejemplo. Este a?o nuestro pa¨ªs fue invitado como presidente de turno de la UE a un foro en el que hasta ahora la presencia de nuestros l¨ªderes pol¨ªticos o empresariales era casi testimonial. El desembarco global de Espa?a no ha ido acompa?ado de la proyecci¨®n p¨²blica necesaria. Espa?a no tiene diplomacia p¨²blica, ni marca pa¨ªs, ni medios internacionales potentes que nos respalden en el exterior, algo tan necesario como una estrategia de defensa. Los grandes ponen en marcha esta maquinaria cuando se tercia. Pensemos en Blair, no con su amigo Aznar, sino con Bono de U2, promocion¨¢ndose como palad¨ªn de la ayuda al desarrollo mientras apoyaba la guerra de Irak. Hab¨ªa que lavar la imagen de Reino Unido. Resultado: mientras EE UU segu¨ªa en ca¨ªda libre, los brit¨¢nicos se recuperaban.
Las im¨¢genes de la crisis han provocado problemas en la imagen exterior de Espa?a. Pero nuestros fundamentos son s¨®lidos. No estamos ante nada irreversible si se adoptan medidas econ¨®micas y, no menos, de proyecci¨®n exterior, que deben prepararnos para nuevas contingencias, porque estar ah¨ª arriba nos hace m¨¢s visibles, y cuesta. Es otra reforma estructural, que tarde o temprano habr¨¢ que acometer.
Javier Noya es investigador del Real Instituto Elcano.
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