Puerta grande para Diego Ventura
La tarde fue, de principio a fin, de Diego Ventura, que cort¨® cuatro merecidas orejas y sali¨® por segunda vez esta temporada por la puerta grande de Las Ventas entre el clamor popular. Pocos peros se le pueden poner a su muy brillante actuaci¨®n; si, acaso, que debe exigir otro tipo de toros, m¨¢s codicioso y encastados.
Llama la atenci¨®n el p¨¦simo momento que atraviesan las ganader¨ªas que cr¨ªan toros para el rejoneo. Despu¨¦s de lo acaecido en la feria de San Isidro, ayer llegaron los toros de Los Espartales -cuya corrida no pas¨® completa, lo que ya es grave dem¨¦rito para el ganadero-, de feas hechuras y portadores de una sorprendente mansedumbre. Toros que buscaban con desesperaci¨®n la puerta de salida, que hu¨ªan despavoridos de los caballos, que quer¨ªan saltar al callej¨®n -el primero lleg¨® a saltar una vez y lo intent¨® dos m¨¢s, fea costumbre de la que tambi¨¦n se contagi¨® el segundo-, que se refugiaban en las tablas y adolec¨ªan de las m¨ªnimas fuerzas requeridas. Es decir, una panda de toros birriosos que no est¨¢n, ni mucho menos, a la altura de la categor¨ªa de los tres caballeros. Lo extra?o e inexplicable es que se anuncien en esta plaza con estas miserias.
LOS ESPARTALES / GAL?N, VENTURA, HERN?NDEZ
Cinco toros despuntados para rejoneo de Los Espartales, muy mansos, descastados y blandos, entre los que destac¨® el tercero; el sexto, de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, manejable.
Sergio Gal¨¢n: rej¨®n en lo alto (oreja); pinchazo y rej¨®n que provoca derrame (ovaci¨®n).
Diego Ventura: rej¨®n ca¨ªdo (dos orejas); rej¨®n en lo alto (dos orejas).
Sali¨® a hombros por la puerta grande.
Leonardo Hern¨¢ndez: bajonazo (silencio); dos pinchazos, rej¨®n bajo
y un descabello (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas, 30 de mayo. Festejo fuera de abono. Lleno.
Dicho lo cual, hay que reconocer que la terna tuvo calidad m¨¢s que suficiente para mantener el inter¨¦s y superar de la mejor manera posible las dificultades, a veces extrema, de sus oponentes.
Sobresali¨® Diego Ventura, al que le tocaron dos mansos de libro, a los que encel¨®, finalmente, a base de tes¨®n, t¨¦cnica y una doma extraordinaria de las cabalgaduras. Lo hizo todo con pasmosa facilidad, con enorme seguridad, y busc¨® la calidad por encima de la espectacularidad, tan habitual en este rejoneador.
Templ¨® de manera extraordinaria al primero a lomos del caballo Revuelo, con el que clav¨® banderillas dando literalmente los pechos al toro, y entusiasm¨® con Distinto, andando hacia atr¨¢s y clavando al quiebro. Esper¨® al quinto en el centro del anillo con la intenci¨®n de poner un rej¨®n de castigo al quiebro, pero el animal no le hizo caso y deshizo el encanto.
M¨¢s de siete minutos estuvo persiguiendo al manso, al que encel¨® finalmente en banderillas, tercio en el que se luci¨® con Nazar¨ª, otra joya, y Morante, el caballo que muerde al toro y enloquece a los p¨²blicos. Mat¨® bien en esta ocasi¨®n de un rej¨®n en todo lo alto y culmin¨® una actuaci¨®n cercana a la perfecci¨®n. Hubiera sido perfecta, quiz¨¢, con toros m¨¢s codiciosos. Ya lo sabe...
Muy bien Sergio Gal¨¢n, sobrio, pero dominador ante el lote m¨¢s insulso y descastado. Lo tuvo que hacer todo, y expuso hasta el l¨ªmite para lucirse en ambos toros en los tercios de banderillas. Cort¨® una merecida oreja en el primero y la falta de punter¨ªa en el otro le impidi¨® la salida a hombros.
No se qued¨® atr¨¢s Hern¨¢ndez, que progresa en cada actuaci¨®n. Tiene un sorprendente sentido del temple a caballo y de ello ofreci¨® toda una lecci¨®n en su primero, el mejor de la tarde. Un bajonazo, que ¨¦l mismo sac¨® para evitar mayor apuro, le dej¨® sin trofeos; en el sexto demostr¨® su categor¨ªa en el tercio de banderillas, pero volvi¨® a matar mal.
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