Que algo cambie para...
Tal vez recuerden la pel¨ªcula Atrapado en el tiempo, en la que Bill Murray y Andie MacDowell son enviados por su cadena de televisi¨®n a cubrir el d¨ªa de la marmota. Los reporteros se ven envueltos en una tormenta de nieve y regresan a Punxsutawney, en Pensilvania, donde deben hacer noche. A partir de ah¨ª vivir¨¢n envueltos en un bucle en el tiempo que les har¨¢ estar siempre en el mismo d¨ªa, siempre en el mismo lugar.
Bueno, algo as¨ª sent¨ª cuando llegu¨¦ a Innsbruck, lugar de concentraci¨®n de Espa?a. Ya lo s¨¦, Innsbruck no es Punxsutawney, ni Austria Estados Unidos, ni la marmota sabe nada de f¨²tbol ni, que se sepa, la salida de la marmota sirve para vaticinar los resultados de los Mundiales.
Parafraseando a Juanito, 15 d¨ªas de concentraci¨®n, sin noticias de relumbr¨®n, son 'molto longos'
La cosa en tierras austriacas no iba de marmotas, iba de balones. Vamos, que la pelota dise?ada para este Mundial no era del agrado de los profesionales. Les digo que era como estar metido en el d¨ªa de la marmota, ya que me llev¨® a M¨¦xico 1986, donde estrenamos un bal¨®n llamado Azteca que nos parec¨ªa ligero y extra?o al toque. Si quieren mirar un poco m¨¢s all¨¢, el primer cambio del que tengo recuerdo es el del Tango que acompa?¨® la victoria de Argentina en su pa¨ªs en 1978. Entonces se dec¨ªa que aquella variaci¨®n en la disposici¨®n del blanco y el negro en el bal¨®n -?qu¨¦ tiempos aquellos en los que los balones eran solo blancos y negros!- afectaba a la visi¨®n de los porteros y esto imped¨ªa que sus reflejos actuasen de forma autom¨¢tica cuando se acercaba a toda pastilla.
En M¨¦xico, la pelota volaba ligera e imprecisa, falta de toque y de sensibilidad, todo ello aumentado porque la altura hac¨ªa que, a menor densidad del aire, el bal¨®n fuera m¨¢s impredecible.
La diferencia es, y aqu¨ª la marmota se desv¨ªa, que en este caso la dificultad del nuevo bal¨®n ata?e tambi¨¦n a los jugadores de campo, a esos que deben llevarlo pegada al pie, que convierten un mel¨®n ca¨ªdo del cielo en un peligro tras un control m¨¢gico. Habr¨ªa que agradecer a los que han dise?ado este elemento de tortura que esta vez hayan incluido entre los damnificados a los jugadores, que ya estaba bien de que los raros siempre fueran los de los tres palos. La solidaridad, ante todo y como un equipo, se construye tambi¨¦n contra un enemigo com¨²n. Obtengamos una conclusi¨®n positiva: el Jabulani es el primer paso hacia un conjunto campe¨®n.
La otra cuesti¨®n que me hizo pensar en el momento en que son¨® mi despertador si hab¨ªa vuelto al pasado es esa de qui¨¦n debe estar en el equipo inicial. Resumiendo, si Casillas debe ser titular. Me frot¨¦ los ojos ante la cuesti¨®n. Revis¨¦ si est¨¢bamos en 2010 y no en 1994, cuando se discut¨ªa si el portero titular deb¨ªa ser el que era -yo mismo- u otro, o en 2006, cuando el debate era si El Siete deb¨ªa ser titular, o en 1978, cuando la pol¨¦mica era sobre si Juanito o Dani, o en...
Y es igual que los que est¨¢n dentro digan lo que digan, que el seleccionador de turno deje las cosas claras, que los interesados sepan perfectamente cu¨¢l es el papel de cada uno, que los que llegan de fuera se restrieguen los ojos ante semejantes debates cuando ellos, a la prensa extranjera me refiero, tiene muy claro que les encantar¨ªa que cualquiera de nuestros porteros estuviera en su selecci¨®n.
Yo dir¨ªa, parafraseando a Juanito, que 15 d¨ªas de concentraci¨®n, sin noticias de relumbr¨®n, son molto longos y me queda muy claro que para algunos, como nos contaba Burt Lancaster en El Gatopardo, algo tiene que cambiar -balones, nombres, titulares...- para que todo siga igual.
D¨¦jenme, para finalizar, dedicar unas l¨ªneas a un mito que dice adi¨®s. Como entre porteros anda el juego, rindo pleites¨ªa a David Barrufet, grande como persona, excelso como guardameta, ejemplo como deportista. Te echaremos de menos, David.
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