As¨ª no se logra un Nobel
Espa?a se define como la novena potencia cient¨ªfica, pero su avance cuantitativo no se ha traducido en influencia - La asignatura pendiente es impulsar la excelencia
Con satisfacci¨®n y cierto regusto triunfalista, varios ministros del Gobierno proclaman ¨²ltimamente que Espa?a es la novena potencia cient¨ªfica del mundo. Incluso en el anteproyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n, que ahora discute el Parlamento, se se?ala esta posici¨®n destacada de la investigaci¨®n espa?ola en el muy competitivo ¨¢mbito internacional, por m¨¢s que resulte chocante recoger en una norma hecha para durar un dato que puede ser coyuntural, como toda posici¨®n estad¨ªstica en un mundo cambiante.
Es una buena noticia ese noveno puesto, pero conviene echar un vistazo a la lista para situarnos con mayor realismo: por detr¨¢s de Espa?a, a escasa distancia, se sit¨²an gigantes emergentes como Corea del Sur (puesto 11), India (12) o Brasil (15), con Australia en el d¨¦cimo lugar. Por delante, lo esperable: EE UU, Jap¨®n, Alemania, Inglaterra, Francia, China, Canad¨¢ e Italia. Es cierto que en un par de d¨¦cadas el sistema de investigaci¨®n espa?ol ha pasado de ser casi inexistente -en t¨¦rminos de comunidad cient¨ªfica moderna- a alcanzar un tama?o y un nivel respetados. Actualmente, hay en Espa?a unos 130.000 cient¨ªficos, y el Plan Nacional de I+D+i financia a unos 10.000 grupos de investigaci¨®n (aproximadamente 60.000 personas), seg¨²n datos de Ciencia e Innovaci¨®n.
Barbacid denuncia que "faltan incentivos a los investigadores"
Espa?a es a¨²n una reci¨¦n llegada, pero est¨¢ en el camino, seg¨²n unos expertos
Se necesita "una masa cr¨ªtica de cient¨ªficos", dice el secretario de Estado
Hay que mirar a China. Su producci¨®n se ha disparado un 240% en una d¨¦cada
Hay que fijarse en los pa¨ªses donde florece la ciencia de alto impacto
Tener m¨¢s cantidad que calidad implica que no se utilizan bien los recursos
El triunfalismo pol¨ªtico puede matizarse con una simple distinci¨®n: ese noveno puesto mundial se refiere a la cantidad de ciencia producida en Espa?a, mientras que la clasificaci¨®n por la calidad, por su repercusi¨®n y efecto, ya nos coloca varios puestos m¨¢s abajo (el 14), incluso notablemente m¨¢s abajo, rondando el 20, seg¨²n baremos de precisi¨®n.
"No hay traza alguna de que Espa?a compita por premios Nobel y eso es un s¨ªntoma tan claro como preocupante", afirma el matem¨¢tico Juan Luis V¨¢zquez, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Para muchos expertos es urgente reorganizar la ciencia espa?ola de manera que se promueva intensamente la investigaci¨®n de excelencia, y cuando se habla de tecnolog¨ªa, la cosa es inaplazable porque en patentes descendemos hasta la posici¨®n 30 mundial. Adem¨¢s, estar m¨¢s arriba en cantidad que en calidad seguramente implica que no se est¨¢n utilizando los recursos adecuadamente.
"Hacen falta medidas que impulsen la calidad, con apoyo institucional a la excelencia", destaca Rafael Rodrigo, presidente del CSIC. "Hemos pasado demasiado tiempo haciendo ciencia razonablemente buena y ahora tenemos que apostar mucho m¨¢s por la selecci¨®n de la calidad investigadora, dar la batalla por la excelencia", opina Luis Oro, director del Instituto de Cat¨¢lisis (Universidad de Zaragoza).
Tambi¨¦n el secretario de Estado de Investigaci¨®n, Felipe P¨¦triz, aborda la cuesti¨®n: "Para que haya investigaci¨®n de excelencia se precisa la existencia previa de una masa cr¨ªtica de investigadores de la que surja dicha excelencia". ?l considera que la novena posici¨®n de Espa?a en la clasificaci¨®n mundial por cantidad de ciencia "es el lugar natural acorde con el tama?o de su econom¨ªa [novena potencia, en 2008]", y que no variar¨¢ en unos a?os. En Europa, "Espa?a est¨¢ c¨®modamente situada en la quinta posici¨®n, el lugar que le corresponde por tama?o", dice P¨¦triz. En cuanto a la calidad de la ciencia, "Espa?a alcanz¨® en el quinquenio 2003-2007 la media mundial y en el 2004-2008 se ha situado un 4% por encima". Esto "indica que las cosas se est¨¢n haciendo bien y que hay que continuar e intensificar las pol¨ªticas que seguimos".
Para el investigador Mariano Barbacid, director del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO), el desfase entre cantidad y calidad de la ciencia espa?ola es una cuesti¨®n compleja. "Una de las razones ser¨ªa la falta de incentivos de nuestro sistema investigador", dice. "Mientras no existan incentivos para que los cient¨ªficos se esfuercen por llevar a cabo una investigaci¨®n competitiva y trabajar en l¨ªneas novedosas y candentes, es l¨®gico y humano que un porcentaje importante de ellos se decante por una investigaci¨®n poco competitiva y en temas que pueden estar qued¨¢ndose, o haberse quedado, obsoletos. Tal y como est¨¢ concebido el sistema espa?ol en su conjunto, al menos en el ¨¢rea de biomedicina y ciencias de la vida, demasiado hacen nuestros investigadores".
?Pero, que son esas clasificaciones de poder¨ªo cient¨ªfico? ?C¨®mo se mide? ?Qu¨¦ significa ocupar el noveno lugar? No solo se mide la producci¨®n cient¨ªfica de cada pa¨ªs -par¨¢metro clave en las pol¨ªticas de I+D-, sino tambi¨¦n el rendimiento de las instituciones, de cada ¨¢rea y de cada investigador en todo el mundo. Por supuesto, las clasificaciones no son perfectas, tienen sesgos que se intentan compensar y se tienen en cuenta.
Cuando un cient¨ªfico hace un descubrimiento lo da a conocer en un art¨ªculo, que no es como los de divulgaci¨®n, sino una presentaci¨®n t¨¦cnica y detallada. Sobre todo, debe ser publicado en una revista cient¨ªfica. Estas revistas, la inmensa mayor¨ªa en ingl¨¦s, someten cada art¨ªculo propuesto a la evaluaci¨®n de expertos que deciden acerca de su valor y calidad. Hay miles de revistas y se ordenan tambi¨¦n por importancia. Sobre este sistema se hacen las clasificaciones de la ciencia. As¨ª, cuando se dice que Espa?a es la novena potencia, se refiere a la cantidad de art¨ªculos que los investigadores espa?oles publican al a?o en esas revistas de referencia.
Lo de la calidad es m¨¢s complejo, pero la ciencia est¨¢ bien organizada y se mide. La regla se sustenta en aquella frase de Isaac Newton acerca de que hab¨ªa logrado mirar m¨¢s lejos que nadie porque se hab¨ªa subido a hombros de gigantes. En ciencia no surgen los avances desde cero, sino que cada investigador parte del conocimiento previamente adquirido para hacer su descubrimiento -o para demostrar que lo que se cre¨ªa sabido es falso o no del todo correcto-. Esto se traduce, en el entramado de los art¨ªculos en las revistas cient¨ªficas, midiendo las citas que el resultado de un investigador logra por parte de sus colegas, ya que cada aportaci¨®n debe se?alar en qu¨¦ trabajos previos -hombros de gigantes- se sustenta. As¨ª, el indicador gen¨¦rico de calidad es el de citas por art¨ªculo, el llamado factor de impacto. El sistema resalta los descubrimientos que se consideran interesantes, las aportaciones significativas que pueden cimentar el progreso de la ciencia y sus repercusiones econ¨®micas y sociales.
Al comparar los dos indicadores se obtiene un retrato m¨¢s fiel de la capacidad cient¨ªfica de un pa¨ªs, de una instituci¨®n o de un ¨¢rea que fij¨¢ndose solo en la cantidad de art¨ªculos publicados. En la clasificaci¨®n ISI Web of Knowledge, la m¨¢s antigua y una de las m¨¢s utilizadas, la biolog¨ªa y bioqu¨ªmica espa?ola, por ejemplo, ocupa el puesto nueve por n¨²mero de art¨ªculos, pero pasa al 12 cuando se miden las citas, es decir, el impacto o la calidad. En qu¨ªmica, la cantidad sigue en el nueve, pero la calidad sube al s¨¦ptimo lugar; en f¨ªsica, en el nueve y en el 11 respectivamente. No parece que las cosas vayan mal. Pero una clasificaci¨®n que afina m¨¢s, la SCimago Journal and Country Rank, ordena, por ejemplo, los 25 pa¨ªses que producen cada a?o m¨¢s de 1.000 art¨ªculos cient¨ªficos atendiendo a las citas que tiene, es decir, al reconocimiento que merecen. En esa clasificaci¨®n Espa?a est¨¢ en el puesto 20, por detr¨¢s no solo de las potencias, sino tambi¨¦n de pa¨ªses como Irlanda o Nueva Zelanda, y en la clasificaci¨®n general ocupa el puesto 14. Pero las miradas est¨¢n puestas en la evoluci¨®n de pa¨ªses como Brasil, India o China, sobre todo este ¨²ltimo, que de 1998 a 2008 ha incrementado su producci¨®n cient¨ªfica en un 240%.
El desfase entre cantidad y calidad se debe "a que, en la perspectiva hist¨®rica, Espa?a es una reci¨¦n llegada; la posici¨®n que ha alcanzado por cantidad de publicaciones es muy reciente, y el desarrollo l¨®gico, pero no garantizado, ser¨ªa que a la mejora de los ¨ªndices cuantitativos siguieran los cualitativos", considera Andreu Mas-Colell, secretario general del Consejo Europeo de Investigaci¨®n.
Algunos institutos est¨¢n bien colocados entre los campeones en sus especialidades. "El CNIO y el CRG (Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica) est¨¢n entre los 10 centros cient¨ªficos m¨¢s productivos del mundo con menos de 1.000 investigadores", se?ala Barbacid.
?Son estos centros la clave del futuro? ?Bastar¨¢ con imitarlos? Si en la necesidad de avanzar hacia la excelencia est¨¢n de acuerdo los expertos consultados, en el camino para lograrlo hay divisi¨®n de opiniones -que no se alejan mucho del debate internacional al respecto- y si unos defienden poner el esfuerzo en los centros cient¨ªficos y grupos m¨¢s productivos, otros alertan de que esta estrategia no dejar¨ªa hueco a trabajos emergentes y a nuevas l¨ªneas de investigaci¨®n tal vez prometedoras. Y todo esto en el contexto europeo, porque la ciencia no funciona en el cors¨¦ localista.
Los institutos de alta eficacia gozan de reconocimiento generalizado, pero "esas estructuras flexibles necesitan un entorno de formaci¨®n, como el CSIC o las universidades para elegir a los mejores; el sistema tiene que subsistir entre todos", apunta Rodrigo.
"El sistema actual se basa en grupos (guerrilleros), no en centros de investigaci¨®n organizados (ej¨¦rcitos) y esto pone un techo al sistema ya que la investigaci¨®n puntera requiere una atm¨®sfera y unos recursos que no pueden prestar los centros cl¨¢sicos, como los departamentos universitarios y los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n (OPI)", explica Joan Guinovart, presidente de la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a (COSCE).
Para Carlos Mart¨ªnez, ex secretario de Estado de Investigaci¨®n, la clave estar¨ªa en apoyar a los cient¨ªficos que mejor ciencia hacen, porque, recuerda, hasta ahora se ha hecho hincapi¨¦ en la cantidad, no en la excelencia, por ejemplo en la evaluaci¨®n para subir las remuneraciones en las universidades y en los OPI.
"Una parte de la intelectualidad cient¨ªfica lleva m¨¢s de un decenio pidiendo reformas profundas que enderecen el sistema", se?ala V¨¢zquez. Hay que fijarse, dice, en c¨®mo lo hacen los pa¨ªses donde florece la ciencia de alta calidad. En su lista de medidas destaca una universidad docente e investigadora, una carrera cient¨ªfica que atraiga a las personas con talento y solo a ellas, evitar la presi¨®n endog¨¢mica en los equipos y objetivos ambiciosos, evitando la situaci¨®n actual en que "los que no hacen nada cobran tanto como quienes se esfuerzan".
Estrategias para mejorar, con ley o sin ella
El principal motivo de desconfianza de muchos expertos sobre el efecto que pueda tener la futura Ley de la Ciencia en la excelencia es que consolida la carrera cient¨ªfica funcionarial, que no consideran la mejor forma de ir hacia la excelencia. "Se deber¨ªa promover una carrera investigadora no funcionarial y la excelencia en la capacidad investigadora y el desarrollo tecnol¨®gico", se?ala Carlos Mart¨ªnez, que apuesta por una apertura de la ciencia espa?ola al entorno internacional. Para Joan Guinovart, "el proyecto de ley no procura los mecanismos necesarios para dar el gran salto adelante".
En defensa de la nueva Ley, Felipe P¨¦triz dice que "ofrece nuevas formas contractuales para que todos los centros puedan mejorar su capacidad de retener y atraer talento", adem¨¢s de "promover una reestructuraci¨®n de los OPI basada en las ideas de eficiencia y flexibilidad".
Tal vez no haya que mirar s¨®lo hacia este documento. "La b¨²squeda de calidad no se decreta por ley, sino que se desarrolla con recursos y los incentivos adecuados", sostiene Luis Sanz Men¨¦ndez, director del Instituto de Pol¨ªticas y Bienes P¨²blicos (CSIC) y presidente del comit¨¦ de Pol¨ªtica Cient¨ªfica y Tecnol¨®gica de la OCDE. Para ¨¦l hay que mejorar las organizaciones de investigaci¨®n, "sacarlas de la funci¨®n p¨²blica cl¨¢sica, que es un sistema que puede garantizar a la sociedad los mejores administradores, polic¨ªas, maestros, etc¨¦tera, pero que ya no es capaz de atraer y retener a los mejores investigadores". Las claves son autonom¨ªa de las organizaciones de investigaci¨®n, flexibilidad de funcionamiento, direcci¨®n cient¨ªfica fortalecida y liderazgo de los mejores con un sistema que fomente y recompense la creatividad y los resultados.
El dinero, el esfuerzo en I+D, es un factor esencial "pero no suficiente", dice Miguel ?ngel Quintanilla. "La abundancia no garantiza la excelencia, pero ¨¦sta suele ser m¨¢s accesible a partir de la abundancia". Con el recorte presupuestario de este a?o y poca esperanza de recuperar pronto la inversi¨®n de a?os pasados, no cabe contar con mucha excelencia a corto plazo, pero puede ser el momento de poner a punto las estructuras del sistema. "No hay que inventar nada, s¨®lo aplicar la f¨®rmula que ha tenido ¨¦xito en los pa¨ªses que est¨¢n a la cabeza de la investigaci¨®n mundial, introduciendo, eso si, leves modificaciones para adaptarlas a nuestra idiosincrasia", dice Mariano Barbacid. "El ejemplo del CNIO y del CRG est¨¢n ah¨ª. El que quiera verlo que lo vea y si no, seguiremos como estamos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ley Ciencia
- IX Legislatura Espa?a
- Financiaci¨®n
- PSOE
- Pol¨ªtica cient¨ªfica
- Legislaci¨®n espa?ola
- Legislaturas pol¨ªticas
- Actividad legislativa
- Centros investigaci¨®n
- Parlamento
- Partidos pol¨ªticos
- Investigaci¨®n cient¨ªfica
- Finanzas
- Legislaci¨®n
- Ciencia
- Justicia
- Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n
- Gobierno de Espa?a
- Gobierno
- Ministerios
- Administraci¨®n Estado
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica