Gatos glotones en la medina
Los felinos de Tetu¨¢n se relamen junto a los puestos de pescado. Un mundo de calles estrechas
Desde Jerez se llega a Algeciras por la A-381. A un lado y otro, desv¨ªos hacia Medina Sidonia, Alcal¨¢ de los Gazules, Vejer... El a?o de aguas refresca el paisaje con humedales para la avifauna; s¨®lo dos lagunas no son fantasmagor¨ªas, no aparecen y desparecen: laguna de Medina y Charco Redondo. La carretera atraviesa el parque de Los Alcornocales, que en ciertas ¨¦pocas se colorea con el blanco, amarillo y morado de jaras, retamas y flores de borraja.
En Algeciras, parece que un buen nadador podr¨ªa alcanzar las costas marroqu¨ªes en dos brazadas. Pero no: de ?frica hacia Europa, miles de seres humanos han perdido la vida. Son devastadoras las corrientes que anudan mar y oc¨¦ano. El interior del ferri transmite la seguridad y el confort de una mareante superficie comercial. Oigo un imaginario hilo musical durante la traves¨ªa...
En Ceuta voy de paseo. Mientras el ferri se acerca, me llama la atenci¨®n la blancura del caser¨ªo y el verdor de los alrededores. Las autoridades marroqu¨ªes no reconocen este s¨®rdido puesto fronterizo: las jaulas, por las que deben circular los ciudadanos de Marruecos para entrar a Espa?a, son de rejas en cuadr¨ªcula, techadas, sin escapatoria.
Al llegar a Marruecos cambian los aromas. La luz y la temperatura, el tacto de los materiales, son parecidos a los de Andaluc¨ªa, pero el olor y su sabor, no: las especias para cocinar cusc¨²s, taj¨ªn, harira, el t¨¦ verde y la menta, impregnan la atm¨®sfera de Castillejo, Rinc¨®n, Martil, ciudad costera a cinco kil¨®metros de Tetu¨¢n.
En Martil, en el bar La Playa, donde cant¨® Antonio Mach¨ªn, se sirve alcohol; la antigua iglesia ha sido reconvertida en biblioteca y el centro Al-Andalus desarrolla una intensa labor cultural. Los lazos entre el norte de Marruecos y Andaluc¨ªa son muchos: una ONG jerezana promueve la edificaci¨®n del polideportivo de Martil o el equipamiento de un centro de di¨¢lisis en Tetu¨¢n. Pese a la "modernizaci¨®n" de los paseos mar¨ªtimos, las blancas urbanizaciones para turistas, los palacios de verano de Mohamed V, en el norte de Marruecos, tras a?os de abandono, quedan muchas cosas por hacer.
Tetu¨¢n es una sorpresa tan grande que no voy a controlar un arrebato de pedrer¨ªa metaf¨®rica: Tetu¨¢n es una perla entre dos montes, el Dersa -sobre el que se asienta la medina- y el Gorghez, arranque verd¨ªsimo del Atlas: los ojos descansan en ellos cuando se mira hacia el principio y el fin de las calles que perpendicularmente cortan las v¨ªas mayores del ensanche, planificado sobre El Arenal. La calle principal hoy lleva el nombre de Mohamed V; la arquitectura es de la ¨¦poca del protectorado espa?ol y no constituye la ¨²nica huella del pasado hispano sobre la ret¨ªcula urbana: el casino se parece a cualquier casino de provincias, los carteles hablan en espa?ol, Pensi¨®n La Esperanza, Cine Teatro Espa?ol...
Mohamed V es la arteria a partir de la que se van ensartando una sucesi¨®n de plazas; en la del edificio de la Uni¨®n se conjuga la grandiosidad empresarial de la estatua met¨¢lica del F¨¦nix con el recogimiento y la modestia de la zawia, monumento dedicado a una persona santa, con su minarete pintado de verde que, combinado con blanco, ti?e la ciudad. Desde aqu¨ª se accede a la antigua plaza de Espa?a, que antes ten¨ªa un ode¨®n: hoy es un espacio hurtado en parte al disfrute de los tetuan¨ªes al que algunos llaman "la mesa" a causa de los monolitos que jalonan la entrada al palacio real. Sin embargo, sus soportales son frescos y sus teter¨ªas sirven un delicioso t¨¦ con menta, con tapadera, para que no se cuelen dentro los abejorros. En las terrazas, los j¨®venes juegan al parch¨ªs con una electricidad que imprime car¨¢cter a su manera de mover el cubilete y tirar el dado.
Puerta de los Vientos
Desde esta plaza, la entrada a la medina, declarada patrimonio mundial, se hace a trav¨¦s de la Puerta de los Vientos. Antes de atravesarla, a la derecha, queda el barrio jud¨ªo, el mellah, que hoy es mercado de frutos secos y p¨¢jaros. La medina vive; no es s¨®lo un zoco que se apaga cuando el horario comercial llega a su fin. Aqu¨ª se vende, se compra, se bebe, se come, se cumple con los ritos higi¨¦nicos, la gente habita las casas sobre las tiendas que se distribuyen por gremios: en la zona de los carpinteros huele a madera; a pescado, en la de los pescaderos, que es el para¨ªso de los gatos que lamen las tripas del boquer¨®n o los tent¨¢culos del choco; a cuero, en los establecimientos de marroquiner¨ªa; a animales reci¨¦n sacrificados, en las tinas donde sumergen los pellejos los curtidores. Desde aqu¨ª se avista el cementerio: las tumbas se adornan con tablillas y lentisco, y los ancianos rezan por tus difuntos si t¨² no conoces las oraciones.
En la curtidur¨ªa, los instrumentos de la industria forman parte del relieve de la tierra y es necesario llenar los bolsillos con flores de azahar que llevarse a la nariz para disimular el hedor. Las flores tambi¨¦n se compran aqu¨ª, al lado de los corrales o del fonduq, una fonda donde descansan los burros y los campesinos que bajan a vender sus productos.
Hay un rastro con objetos de segunda mano. Alrededor, arrop¨ªas, ba?os, tiendas de aceitunas que parecen coloreados abalorios... En la medina, las murallas interiores marcan el espacio ganado al arrabal: son como las marcas que una madre imprime en la pared para tener constancia del crecimiento de su criatura. La medina de Tetu¨¢n es tambi¨¦n un cuerpo vivo y caliente.
? Marta Sanz es autora de Black, black, black (Anagrama, 2010).
M¨¢s propuestas e informaci¨®n en la Gu¨ªa de Marruecos
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Trasmediterr¨¢nea (www.trasmediterranea.es; 902 45 46 45). Tiene nueve salidas diarias de ferris de alta velocidad entre Algeciras y Ceuta (45 minutos de traves¨ªa). Ida y vuelta, 66,60 euros. Ida y vuelta para cuatro pasajeros y un coche, 422,40 euros.
? Balearia (www.balearia.com; 902 16 01 80) cinco salidas diarias (viaje, una hora). Ida y vuelta, 61,48 euros por persona. Admite coches.
? FRS (www.frs.es) tiene cinco salidas diarias (viaje, una hora). Ida y vuelta, 67 euros.
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