"No comparto que el Gobierno quiera perjudicar a la Comunidad Valenciana"
Juan Carlos Gelabert (Lugo, 1961) preside la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa de la Provincia de Valencia y la Confederaci¨®n Empresarial de Hosteler¨ªa y Turismo de la Comunidad Valenciana. Ha hecho duras cr¨ªticas al Gobierno por el conflicto con los due?os de 22 chiringuitos de las playas de Valencia. El Ejecutivo, a trav¨¦s de Medio Ambiente, pretende que estos locales, en las playas de la Malva-rosa, El Saler y Pinedo, se adapten a la Ley de Costas y reduzcan sus terrazas a 50 metros cuadrados. Las superficies de algunos rebasan los 400. Gelabert, con un tono duro, ha acusado al Gobierno de atacar el turismo y las costumbres de los valencianos. Sin embargo, rechaza que act¨²e a tono con el PP y se desmarca de la frase preferida de su argumentario victimista. "No comparto que el Gobierno quiera perjudicar a la Comunidad Valenciana", afirma.
"Lo que ha crispado es el desinter¨¦s del Gobierno por negociar"
"Una vez lleg¨® Gonz¨¢lez Pons y mont¨® su atril. Dije que no participaba"
Pregunta. El lunes [por hoy] se re¨²ne en Madrid con el Ministerio de Medio Ambiente para tratar de solucionar el conflicto de los chiringuitos. El ministerio les da 50 metros de terraza y ustedes exigen m¨¢s. ?Sirve para algo esta reuni¨®n?
Respuesta. Creo que s¨ª. Esperamos que la directora general de Costas le traslade a la ministra que hay que cambiar la Ley de Costas porque lo de los 50 metros de terraza es una directriz obsoleta que perjudica al turismo y a la econom¨ªa. Cada restaurante perder¨ªa cinco puestos de trabajo si se redujesen las terrazas.
P. ?No se ha exagerado en la reacci¨®n y las cr¨ªticas al ministerio y al delegado del Gobierno?
R. Si ves una situaci¨®n injusta, hay momentos en que puedes perder los nervios. No somos pol¨ªticos, sino empresarios, y por lo tanto, algunas veces es posible que saquemos los pies del tiesto. ?Por qu¨¦, tras todos estos a?os, Costas cambia de criterio en una concesi¨®n que otorga todos los a?os? Entra una nueva directora y quiere ordenar la situaci¨®n de los establecimientos de costa. Es justo e interesante, porque hay cosas que regular, ya que hay chiringuitos sirviendo comida en la misma arena, locales con dimensiones exageradas, como en Alicante, de casi 1.000 metros cuadrados...P. En Valencia hay alg¨²n caso similar, como los dos restaurantes de El Saler.
R. S¨ª, pero la concesi¨®n que tienen responde a una situaci¨®n diferente, pues eran establecimientos que ya exist¨ªan antes de la reurbanizaci¨®n que promovi¨® Costas, no como en la Malva-rosa.
P. Pero la consecuencia es la misma: m¨¢s de 900 metros ocupados por un negocio privado.
R. Cuando llega la renovaci¨®n del paseo mar¨ªtimo de Pinedo y El Saler, una construcci¨®n horrible de los setenta, Costas cambia una terraza que estaba casi en el mar por dos a los lados del nuevo paseo, como est¨¢n hoy. Antes ten¨ªan m¨¢s metros. El Gobierno dice: hay que hacerlo as¨ª y as¨ª, por eso la situaci¨®n es diferente. En la Malva-rosa, los chiringuitos los hace el Gobierno de cero; en El Saler y Pinedo, no. Vienen de propiedades anteriores. El problema es que no hay negociaci¨®n.
P. ?El ambiente pol¨ªtico tan crispado que se respira en Valencia entorpece la negociaci¨®n?
R. Lo que ha crispado, la verdad, ha sido la falta de respuesta del Gobierno a nuestras peticiones de negociaci¨®n. Nos reunimos por primera vez con Costas en junio de 2009, luego otra vez en Madrid, en diciembre, con Ricardo Peralta presente. Entonces conseguimos la moratoria para preservar nuestras terrazas [que vence a mitad de junio]. En ese contexto, intentamos poner de acuerdo a los partidos pol¨ªticos, hablamos con [el secretario general del PSPV-PSOE] Jorge Alarte, con [la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia] Carmen Alborch, y todos estuvieron de acuerdo en que los chiringuitos eran un bien del patrimonio tur¨ªstico y que hab¨ªa que buscar una soluci¨®n. Pese a sus intentos, que me constan, la respuesta de Costas fue siempre la misma: recorte, recorte y recorte, y as¨ª estamos.
P. ?Comparte ese mantra del PP de que el Gobierno perjudica a la Comunidad Valenciana?
R. No, bajo ning¨²n concepto. Lo que digo es que en otras autonom¨ªas se han alcanzado acuerdos y se ha visto que la transferencia de competencias
[para regular los usos del litoral] ha surtido efecto, caso de Catalu?a o Andaluc¨ªa. Siempre hemos defendido las posturas de derecho, incluso he tenido enfrentamientos con el propio Ayuntamiento. Duros enfrentamientos. Pero en este caso le pedimos su apoyo, igual que a la oposici¨®n. Porque es una injusticia: Madrid quiere que se cumpla la Ley de Costas, pero es que est¨¢ anticuada. Lo que est¨¢ claro es que el Gobierno no est¨¢ actuando igual con unos y con otros y no s¨¦ por qu¨¦. Igual que no s¨¦ por qu¨¦ se rompe la negociaci¨®n y provocan una situaci¨®n de conflicto. Si yo soy la ministra o la directora general de Costas, no dejo que esta situaci¨®n se produzca.
P. ?No es una actitud un tanto insumisa? Como la ley est¨¢ anticuada, no nos vale...
R. No. Las playas de Valencia estaban hechas polvo. El c¨¢mping de El Saler era horrible y hab¨ªa que arreglarlo, igual que el paseo mar¨ªtimo de la Malva-rosa. Igual que Pinedo. Todo eso se renueva en base a las directrices que da Costas. Si lo has ordenado todo, y muy bien por cierto, con criterio, ?por qu¨¦ ahora lo quieres desordenar?
P. ?Se ha sentido alguna vez presionado por el Ayuntamiento o la Generalitat, forzado a criticar al Gobierno?
R. Nunca. De hecho, m¨¢s de una vez he tenido que decir que no. Por ejemplo, un acto que organizamos en Pinedo, en diciembre, y lleg¨® Esteban Gonz¨¢lez Pons y mont¨® su atril. Yo dije que no participaba. Posiblemente, todo este asunto se haya mediatizado en exceso, pero es la ¨²nica soluci¨®n que tenemos, no podemos montar caceroladas todos los d¨ªas. Se lo dije por carta al delegado del Gobierno, que el conflicto se hab¨ªa mediatizado en exceso y que, por favor, nos reuni¨¦semos. Y ni caso.
P. El portavoz de su federaci¨®n, Vicente Pizcueta, apost¨® hace unas semanas por revitalizar El Cabanyal, por recuperarlo. D¨ªas despu¨¦s, ante el pleno del Ayuntamiento, usted intervino por otro asunto pero acab¨® defendiendo que la ampliaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez es necesaria ?No es eso dejarse utilizar por el Ayuntamiento y la Generalitat?
R. No. Creo que estamos siendo muy imparciales. Un presidente de una federaci¨®n como la nuestra tiene la obligaci¨®n de conocer la realidad de lo que ocurre en El Cabanyal. Lo hemos pateado, lo hemos vivido, sabemos muy bien lo que ocurre en la zona y para nosotros recuperarla es muy interesante tur¨ªsticamente. Si eso pasa por tener ordenado un barrio, estaremos siempre de acuerdo.
P. El delegado del Gobierno le ha definido como "aprendiz de pol¨ªtico".
R. No, no soy un aprendiz de pol¨ªtico, aunque siempre he sido un hombre muy social. No hay ninguna actuaci¨®n m¨ªa que no busque el bien social. Soy un amante de la ciudadan¨ªa, de la educaci¨®n, creo que soy un conocedor de la situaci¨®n real, porque la vivo. As¨ª conozco el caso de la Malva-rosa o Alicante, donde les expliqu¨¦ nuestro compromiso de sacrificar sus establecimientos, obsoletos, por otros nuevos, m¨¢s peque?os, porque la ley hay que cumplirla. Hay que cumplirla con claridad meridiana, pero cuando la ley no es justa hay que cambiarla y adaptarla a las situaciones reales.
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