"Cuando llor¨¦, pens¨¦ en cu¨¢nto trabaj¨¦"
Nadal dice que ha regresado a su mejor nivel y admite que estuvo muy nervioso todo el torneo
Al final del partido, Rafael Nadal est¨¢ escondido bajo una toalla, perdido en su mundo, de l¨¢grima en l¨¢grima. "Cuando llor¨¦, en lo ¨²ltimo que pens¨¦ fue en el n¨²mero uno", dice luego, la copa de campe¨®n delante, el m¨®vil vibrando de mensaje en mensaje. "Pens¨¦ en el t¨ªtulo, en todas las horas que trabaj¨¦ para volver a estar aqu¨ª, en todas las horas que pens¨¦ en c¨®mo jugar mi mejor tenis, en cu¨¢ntas horas pasaron hasta volver a ganar un gran t¨ªtulo", explica. "Es una de las victorias m¨¢s importantes de mi carrera. La semana pasada falleci¨® la doctora Asun Estruch, que nos ve desde ah¨ª arriba. No pude ir a su entierro. Ha sido un a?o dif¨ªcil. He tenido dudas: retirarme del Abierto de Australia fue un momento muy dif¨ªcil. He trabajado mucho para estar aqu¨ª y he estado muy nervioso durante todo el torneo, porque sab¨ªa que estaba preparado, que la oportunidad estaba ah¨ª".
"Me sent¨ª genial f¨ªsicamente, fenomenal mentalmente", explica el balear
"Es tan bueno porque se mueve muy bien, te lo devuelve todo", reconoce Soderling
Nadal, secadas las l¨¢grimas, presta la lengua para hablar por primera vez en franc¨¦s en la central de Roland Garros ("hace tiempo que perd¨ª la timidez", dice), ni un set cedido en dos semanas de torneo, sube a recoger el trofeo de campe¨®n mientras aplaude el gent¨ªo. Nicola Pietrangeli, doble campe¨®n en Par¨ªs, tambi¨¦n dos veces derrotado en la final por Manuel Santana, le entrega la Copa. "De un lado de la red", reflexiona luego, "hab¨ªa un tenista demasiado fuerte. El otro [Soderling] no sab¨ªa qu¨¦ hacer. Tras el segundo set quer¨ªa irse al vestuario porque a Nadal, para ganarle un punto, hay que ganarle tres. Te desarma".
Cuando arranca el d¨ªa, Albert Costa, ex campe¨®n de Roland Garros y seleccionador espa?ol de tenis, salta a la pista para entrenarse con el n¨²mero uno. "Esta de aqu¨ª coge un bote que... bien, bien", le anima. "?Qu¨¦ animal!", grita. "?Quieres practicar un poco de saque red?", bromea, porque se trata de que el ambiente sea distendido. El espa?ol acaba domando sus nervios. Robin Soderling, su rival, nada parecido. Dice el curr¨ªculum del n¨²mero seis que ha disputado dos finales grandes (Roland Garros 2009 y 2010). La realidad desmiente a la estad¨ªstica: en ambas ocasiones, el terrible sueco no se present¨® a la cita.
"Ha sido dif¨ªcil. No entr¨¦ en el partido", admiti¨® Soderling. "?l ha jugado extremadamente bien. Casi no fall¨®. Puedo jugar mejor. Hubiera deseado hacerlo... Al principio, tuve algo de mala suerte, tuve posibilidades de break y no las convert¨ª, pero creo que no hubiera cambiado nada. No golpe¨¦ la pelota tan limpiamente como el a?o pasado [cuando gan¨® en octavos a Nadal]", a?ade. "Es tan bueno porque se mueve muy bien, te lo devuelve todo, es muy bueno en lo defensivo, pero tambi¨¦n en lo ofensivo: cambia muy r¨¢pido de la defensa al ataque, y por eso es tan bueno".
?C¨®mo lo vio el espa?ol? "La t¨¢ctica fue perfecta, y la capacidad de movimiento estuvo a mi mejor nivel", contesta. "Pero ha sido muy dif¨ªcil jugar contra Robin. Es casi imposible tener el control del punto contra ¨¦l. Me sent¨ª genial f¨ªsicamente, fenomenal mentalmente. Mi movimiento fue mucho mejor en la final que en el resto del torneo", prosigue. "Durante estas dos semanas he jugado con m¨¢s ansiedad de la cuenta y por eso no me terminaba de encontrar en la pista. Ahora, los n¨²meros dicen que estoy siendo un muy buen jugador estos a?os y voy a seguir trabajando para seguir si¨¦ndolo el m¨¢ximo tiempo posible. Me siento un superafortunado de la vida por estar viviendo todo esto. La vida me ha dado much¨ªsimo". ?Qu¨¦ pide ahora? "Si estoy sano, puedo disfrutar de jugar, y eso es lo importante. Si tienes problemas, es imposible. Si piensas en las rodillas no puedes pensar en las pelotas. Puedes jugar con dolor, pero con dolor limitado. Con movimientos limitados es imposible jugar al m¨¢ximo nivel".
Al final del d¨ªa, Nadal, el campe¨®n, termina de atender a las televisiones y las radios. Ofrece una copa y cena con los suyos en el restaurante L'Arc, al ladito de los Campos El¨ªseos, en la calle Presbourg. Le preguntan entonces si piensa celebrarlo hasta tarde, que si la va a armar gorda, que al fin y al cabo sigue manteniendo su ritmo de un grande al a?o desde hace seis. "Es dif¨ªcil celebrarlo a lo grande si te tienes que entrenar ma?ana [por hoy]", contest¨®. Nadal y su filosof¨ªa en estado puro.
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