Cabeza de 'n¨²mero uno'
Nadal arrolla al sueco Soderling, conquista sin ceder ni un set su quinto Roland Garros, su s¨¦ptimo t¨ªtulo 'grande', y recupera el trono del tenis por delante de Federer
Las dudas, la ansiedad y los nervios, todo lo que carga Rafael Nadal como una pesada mochila camino de su s¨¦ptimo t¨ªtulo grande (victoria por 6-4, 6-2 y 6-4 sobre el sueco Robin Soderling, su quinto Roland Garros), mueren con una larga conversaci¨®n antes del partido. La fanfarria de los trombones y los tambores de una banda militar se cuela en el vestuario. Suenan aplausos y gritos mientras el mallorqu¨ªn, desde hoy de nuevo el n¨²mero uno, prepara su partido. Ondean las banderas de Espa?a. Hasta ese momento llega Nadal como un tenista "impresionado", describe su equipo. Hasta ese momento se acerca como un hombre pensativo. Y hasta ese instante supremo, el bochorno tomando la pista, el coraz¨®n aceler¨¢ndose, la humedad cobr¨¢ndose impuestos en sudor y resoplidos, se presenta Nadal meditabundo hasta que su cabeza da un giro a la situaci¨®n: "Tranquilo, que yo estoy tranquilo", le dice a Toni Nadal, su entrenador y t¨ªo.
Temporada perfecta en tierra: 22 victorias en 22 partidos y cuatro trofeos
Antes del Nadal tenista, que empieza a zarandear a Soderling con su derecha; antes del Nadal jugador, que arranca tirando pelotas altas con su rev¨¦s mientras mezcla curvas y distancias para sacar al sueco de sitio; antes del Nadal estratega, que todo lo mide y piensa..., el Nadal espectador. El manacorense ve por televisi¨®n el duelo Soderling-Berdych de las semifinales. Observa los tiros planos de su rival. Su saque endemoniado. Su agresividad extrema y su coraz¨®n fr¨ªo. Mira y mira Nadal y no le gusta nada la informaci¨®n que le dan sus sentidos.
"Y es que Soderling, cuando lo ves en el televisor, parece que es mucho mejor", explica Toni. "La bola parece que va todav¨ªa m¨¢s fuerte. Impresiona. Y ¨¦l estaba dudoso, claro", contin¨²a; "jugaba contra Soderling, que le gan¨® el a?o pasado en los octavos, que este a?o ha ganado aqu¨ª a Roger Federer. El tema estaba en decirle que el favorito era ¨¦l. Es lo que yo sent¨ªa. Se lo he dicho mucho tiempo: 'El partido depende m¨¢s de ti. Tienes que jugar con fuerza'. Luego, antes de salir, ¨¦l me ha dicho: 'Tranquilo, que yo estoy tranquilo".
El s¨¦ptimo grande de Nadal, su perfecta temporada sobre arcilla (22 partidos ganados de 22, t¨ªtulos en Montecarlo, Roma, Madrid y Par¨ªs, lo nunca visto), Roland Garros ganado sin ceder ni un set, se decide seg¨²n las pulsaciones. La reina Sof¨ªa escucha desde el palco c¨®mo suenan gritos desde todos los sitios: "?Vamos, Rafa!". "C'mmon, Robin!". Los dos tenistas arrancan con los nervios a ritmo de discoteca. Soderling lanza derechas arriesgad¨ªsimas, como si utilizara un ca?¨®n para cazar mosquitos (45 errores no forzados por 16 del espa?ol). Nadal, por su parte, ofrece una clase magistral de transici¨®n defensa-ataque. Pasa de muro m¨®vil a unidad de zapa, ganando posiciones en la pista con una velocidad de v¨¦rtigo. Dobla las rodillas en ¨¢ngulos incre¨ªbles, el trasero rozando la arena en sus reveses defensivos. Es su novena final grande. ?l est¨¢ m¨¢s sereno. A ¨¦l se le ve m¨¢s entero. Aun as¨ª, sufre, pena y no es inmune a los nervios: con 2-2 y 15-30 en la primera manga, todo por decidir, piensa que un saque de Soderling ha sido malo y deja de jugar. El juez de silla le corrige. Punto perdido. Break conseguido (3-2 y saque).
Nadal corre con ligereza, parabrisas de una esquina a otra. Soderling, no. Soderling arrea y arrea. Soderling empieza a boquear ("Boo!", chilla a su banquillo) mientras Nadal salva ocho bolas de break, cuatro en el decisivo segundo juego de la segunda manga (6-4 y 0-1), con una mezcla de golpes inimaginables, contradejadas y saques abiertos malintencionados, tan lentitos van (175 kil¨®metros por hora), tanto se alejan de Soderling con su efecto envenenad¨ªsimo.
?ltimo juego. Nadal saca por el partido. "?Vamos!", celebra el 15-0. "C'mmon!", el 30-0. "?S¨ª!", el 40-0. No hay grito ni palabras para el ¨²ltimo punto. Lo que hay son l¨¢grimas. Lo que hay es un rostro escondido tras una toalla. Y lo que hay es un dedo ¨ªndice se?alando al cielo, la se?al del n¨²mero uno, que hoy emprende el viaje que le lleva a su pr¨®ximo destino: primero Queen's y luego Wimbledon.
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