Miguel Delibes en versi¨®n m¨²ltiple

En febrero de 2003, la Universidad de Nueva York dedic¨® un congreso a la obra de Miguel Delibes. El escritor ten¨ªa 82 a?os y excus¨® su asistencia alegando que todav¨ªa no se hab¨ªa recuperado del jet lag que le hab¨ªa provocado su anterior viaje a EE UU, del que hac¨ªa "tan solo" 37 a?os. La verdad es que en su mensaje, le¨ªdo por Ram¨®n Garc¨ªa Dom¨ªnguez, su bi¨®grafo, Delibes no dec¨ªa jet lag sino trastorno horario. La pureza ling¨¹¨ªstica era digna de uno de los grandes maestros del castellano, que ocup¨® hasta su muerte el pasado 12 de marzo el sill¨®n "e" de la RAE. El humor, entretanto, era el de alguien que siempre apostill¨® con zumba los mil honores que le cayeron encima. "Demasiado metal para mis d¨¦biles fuerzas", brome¨® al recibir las medallas de oro de Castilla y Le¨®n y Cantabria el a?o pasado. Por no hablar de su ir¨®nica melancol¨ªa al saber que iban a poner su nombre a un auditorio en Valladolid, ciudad en la que hab¨ªa nacido el 17 de octubre de 1920. No le hubiera importando, dijo, cambi¨¢rselo a Jos¨¦ Zorrilla por el nuevo estadio del Real Valladolid, del que se hizo socio a los nueve a?os.

En 'Delibes de cerca' se explica la poca importancia que se daba como escritor

En octubre de 2005, el escritor dio inicio a un nuevo libro que acabar¨ªa descartando

El autor de El camino se tomaba muy en serio el acto de escribir y muy poco el hecho de ser escritor. Esa es la impresi¨®n que dejan las casi 900 p¨¢ginas de Miguel Delibes de cerca (Destino), la biograf¨ªa que Garc¨ªa Dom¨ªnguez cerr¨® tres semanas despu¨¦s de la desaparici¨®n del escritor a partir de una primera versi¨®n publicada hace cinco a?os con el t¨ªtulo de El quiosco de los helados, en referencia a la caseta del parque vallisoletano de Campo Grande en la que se daban cita los dos amigos para comenzar el paseo.

"Es cierto que el sentido del humor de Delibes puede contrastar con una literatura tan pesimista como la suya. ?l habla en sus novelas de un territorio que no da para el optimismo, la Castilla postrada de la posguerra, llena de perdedores, y guarda el humor para sus escritos m¨¢s period¨ªsticos. No olvidemos que su primer trabajo en El Norte de Castilla fue el de caricaturista", explica el bi¨®grafo. En octubre aparecer¨¢ el sexto tomo de sus obras completas, dedicado precisamente al Delibes periodista y ensayista. El coordinador es Garc¨ªa Dom¨ªnguez, que en su biograf¨ªa revela que en junio de 2005 Delibes le ense?¨® un fajo con medio centenar de cuartillas manuscritas. Era, despu¨¦s de haber dado por cerrada su obra en 1998 con El hereje, el comienzo de un nuevo libro: Diario de un viejo enfermo de artritis reumatoide que empieza a tratarse con Naprosyn. Dedicada a la convalecencia del c¨¢ncer de colon que le diagnosticaron el a?o en que termin¨® su ¨²ltima novela, la obra acab¨® titul¨¢ndose Diario de un artr¨ªtico reumatoide, pero no fue mucho m¨¢s all¨¢: "Un d¨ªa me dijo que se acab¨®. Hab¨ªa sido un puro divertimento". ?Se publicar¨¢n alg¨²n d¨ªa esas cuartillas? "Las conserva su familia, pero ¨¦l dijo que su obra estaba cerrada ya, y el ¨¢nimo es respetar su voluntad".

Y su voluntad est¨¢ bien clara en la nota que puso en 2007 al frente de sus Obras Completas: "Aunque viv¨ª hasta el a?o dos mil..., el escritor Miguel Delibes muri¨® en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la cl¨ªnica La Luz. Esto es, los ¨²ltimos a?os literariamente no le sirvieron de nada". Originales literarios no quedan in¨¦ditos, pero ?qu¨¦ hay de la correspondencia de un autor del que se dice que contestaba todas las cartas que recib¨ªa? "Se est¨¢n revisando todos sus papeles, pero no estoy seguro de que se publique un tomo de cartas", cuenta Garc¨ªa Dom¨ªnguez. "No era muy partidario de la correspondencia que se public¨® con su editor, Josep Verg¨¦s, mientras ¨¦l viv¨ªa. Lo hizo porque eran muy amigos y a la familia de Verg¨¦s le hac¨ªa ilusi¨®n".

Entretanto, la Feria del Libro de Madrid dedica ma?ana un homenaje a Delibes. La de Guadalajara (M¨¦xico), consagrada ese a?o a las letras de Castilla y Le¨®n, har¨¢ lo propio en oto?o. Por su parte, la editorial La F¨¢brica acaba de recuperar Viejas historias de Castilla La Vieja, el libro que el novelista public¨® en 1961 acompa?ado de las fotograf¨ªas de un joven treinta?ero, Ram¨®n Masats. El artista, premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2004, tiene ahora 79 a?os y recuerda la gestaci¨®n de un volumen al que ha a?adido en esta ocasi¨®n seis im¨¢genes in¨¦ditas: "Lo recog¨ª en Valladolid y nos fuimos Miguel, su mujer, mi mujer de entonces y yo en un 600 a dar vueltas un d¨ªa entero por la Tierra de Campos, que era por donde ¨¦l me dijo que se situaba su historia. Sin c¨¢maras". Dos semanas despu¨¦s, Masats volvi¨® solo y se pas¨® 10 d¨ªas haciendo fotos en blanco y negro a las que no quiso poner t¨ªtulo: "Trat¨¦ de plasmar el esp¨ªritu del texto, no de ilustrarlo". Cuando 20 a?os m¨¢s tarde el fot¨®grafo recorri¨® toda Espa?a para hacer un libro en color comprob¨® que el paisaje castellano no hab¨ªa cambiado mucho. Eso s¨ª, hab¨ªa m¨¢s coches y menos j¨®venes. Y m¨¢s maquinaria. ?Es complicado encontrarle la literatura a una cosechadora? "S¨ª. Las m¨¢quinas quitan poes¨ªa al campo, pero prefiero que la gente viva mejor. Aunque hacer fotos se vuelva m¨¢s dif¨ªcil".