Gobernar era esto
"?O sea que el ¨¦xito de mi programa y de mi reelecci¨®n depender¨¢n de un hatajo de jodidos negociantes de bonos?". Eso le pregunt¨® hace casi 20 a?os un irritado Bill Clinton a uno de sus asesores econ¨®micos ante los problemas derivados de un d¨¦ficit p¨²blico desbocado. Los mercados ya mandaban entonces y siguen mandando ahora, a pesar del interludio neokeynesiano en el que los Gobiernos los rescataron tirando de chequera. Son demasiados a?os pidi¨¦ndoles demasiado dinero para evitarlo. Son demasiados a?os con una socialdemocracia que se hizo corresponsable de la crisis al prorrogar la era de desregulaci¨®n iniciada con Reagan y Thatcher. Felipe Gonz¨¢lez entendi¨® eso hace tiempo y hace lo posible por que la pol¨ªtica recupere el liderazgo: "Regulen al sistema financiero antes de que el sistema financiero los regule", espet¨® ayer, para despu¨¦s hacer uno de los mejores res¨²menes de la soberana paradoja en la que se ha convertido la crisis: "Los pol¨ªticos vinieron a rescatarnos del agujero en el que nos metieron los mercados. Y cuando los hemos rescatado especulan contra nuestra deuda p¨²blica, que tenemos por haberles rescatado".
Zapatero aboga por recuperar la confianza de "los individuos y los mercados", por ese orden
Gonz¨¢lez vio venir la crisis, advirti¨® cuando tocaba de que no ser¨ªa pasajera, reclam¨® medidas. Y no ha perdido lucidez: la define como "sist¨¦mica y viral", alerta de la cicatriz que va a dejar en Europa tras la "broma" de Merkel (el plan de austeridad alem¨¢n condena a la UE a una reca¨ªda) y sintetiza la situaci¨®n en Espa?a con un directo al ment¨®n: "?Estamos mal? S¨ª, estamos mal", para dejar despu¨¦s un atisbo de esperanza: "Las dificultades no son desde?ables, pero son superables".
Al igual que Gonz¨¢lez, el presidente Zapatero ha terminado comprendiendo a base de palos el alcance de esa injusta dictadura que ejercen los mercados cuando algo se les mete en la cabeza. Tras el negacionismo inicial de la crisis pas¨® a culpar a los especuladores, empez¨® a tomar medidas a rega?adientes -y dando bandazos-, y s¨®lo en el ¨²ltimo mes se ha lanzado a un plan de recortes dr¨¢stico, lo que Gonz¨¢lez define con un lac¨®nico "gobernar es esto: tomar decisiones dif¨ªciles y duras".
Y sin embargo ahora su ret¨®rica ha cambiado; incluso sus gestos delatan esa transformaci¨®n. Ayer no sobrevol¨® la crisis como Gonz¨¢lez, no emple¨® ese discurso el¨ªptico que puede permitirse el ex presidente; tal vez no tuvo la brillantez de Gonz¨¢lez, pero dej¨® una versi¨®n cre¨ªble de lo que nos espera: "Grandes esfuerzos"; "saber sufrir". Espa?a necesita reformas, y las necesita ya: hay que recuperar la confianza de los "individuos, los mercados y los inversores", ese fue el orden que emple¨®, "para que se vea que hemos hecho los deberes a tiempo".
Zapatero tiene claro que lo que est¨¢ en juego en Europa es un modelo de sociedad, el Estado de bienestar. Las recetas son un plan de austeridad combinado con tres reformas: sobre la banca, las pensiones y la m¨¢s inmediata, la laboral. Eso s¨ª, donde Gonz¨¢lez mete el dedo en la llaga -"la productividad a igualdad de trabajo la define el que menos trabaja; a lo mejor es progresista decirle a la gente que hay que trabajar m¨¢s"- Zapatero se despacha con un insuficiente "no tenemos adaptabilidad; (...) falta flexibilidad". La condici¨®n de ex pol¨ªtico otorga a veces una locuacidad aplastante. Pero el cambio est¨¢ ah¨ª.
El economista Manuel Conthe define ese giro -tan negativo y sorprendente para algunos, tan esperado por otros- como "la conversi¨®n de Zapatero". Al cabo, los "jodidos negociantes de bonos" no tienen en la diana precisamente a Bill Clinton.
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