Sobre curas casados
Desde hace varios a?os, este sacerdote suizo comparte su vida con una mujer. Pierre no tiene alternativa: Sara no podr¨¢ jam¨¢s mostrarse con ¨¦l en p¨²blico. Los ¨²nicos momentos de libertad son vacaciones en parajes lejanos". As¨ª empieza un reportaje bastante ins¨®lito en La Tribune de Lausanne del 6 de abril pasado. "Debemos dar prueba de una extremada prudencia. No hay que provocar a la Iglesia. Nos tienen atrapados por el terror. Si alguien revela nuestra situaci¨®n, ser¨¦ expulsado de la Iglesia. La presi¨®n de perder mi empleo es demasiado fuerte. No conozco otro oficio", dice el sacerdote.
?Y su mujer? "Es muy duro esconderse. No ser nada. Una Se?ora Nadie". Sara dice que hoy ya no tendr¨ªa coraje para comenzar una historia como esta. "Condenada a encuentros furtivos, soy la compa?era clandestina y solitaria", dice.
En todo el mundo hay miles de sacerdotes que tienen esposas. Unos y otras son discriminados
Cuando el padre L¨¦on Laclau tuvo que dimitir en 2007 por no respetar el celibato, su obispo le dijo simplemente "No hagas olas". Su matrimonio con Marga, en octubre de 2008 en el Pa¨ªs Vasco, fue una aut¨¦ntica fiesta popular. "No veo ning¨²n futuro en esta Iglesia hip¨®crita, alejada de la gente del pueblo, inaccesible para la gran mayor¨ªa, muy juzgadora, convertida en una m¨¢quina para excluir", dice. "Soy sacerdote y estoy casado", proclama por su parte Veremundo Carrillo, uno de los 3.000 sacerdotes mexicanos casados seg¨²n las cifras de la Federaci¨®n Internacional de Sacerdotes Casados. "Llevo 40 a?os de ser sacerdote cat¨®lico y 20 de estar casado con Rosario Reveles, con quien procre¨¦ dos hijos", relata. "Hay algunos sacerdotes que viven en dos planos", dice el monje benedictino alem¨¢n Anselm Gr¨¹n en una entrevista en La Naci¨®n. "Los sacerdotes deber¨ªan poder elegir entre dos formas: aquellos que quieren contraer matrimonio y los que quieren ser c¨¦libes".
El citado Veremundo Carrillo es un ejemplo entre los miles y miles existentes en el mundo -no es posible dar cifras sobre pa¨ªses como Indonesia o Filipinas, por ejemplo- seg¨²n la revista Teolog¨ªa desde el Margen de la red Movimiento Pro Celibato Opcional (Moceop), que, como la Federaci¨®n Europea de Sacerdotes Casados, o la asociaci¨®n A Plena Luz y tantas otras, locales o internacionales, aporta una asistencia real a casos particulares y lucha contra el celibato de los sacerdotes. Solo en Suiza, y seg¨²n cifras de una asociaci¨®n de ayuda mutua para mujeres vinculadas a sacerdotes cat¨®licos, unas 500 mujeres viven una relaci¨®n secreta con alguno de los 1.900 sacerdotes activos o religiosos. Esta cifra incluye ¨²nicamente a mujeres de dicha asociaci¨®n y en ella registradas. Alrededor de 200 ni?os han nacido all¨ª de una relaci¨®n il¨ªcita. "Son sobre todo las personas que sufren mucho las que franquean esta etapa", expli-ca Gabriella Loser Friedli, responsable de la asociaci¨®n.
Desde 1965, m¨¢s de 100.000 sacerdotes diocesanos y religiosos, o sea, uno de cada cinco, han abandonado el ministerio, la mayor parte para contraer matrimonio. En Francia, un promedio de 250 abandonan la Iglesia cada a?o.
Desde luego, no siempre fue as¨ª, y una relaci¨®n hist¨®rica ser¨ªa interminable. Seg¨²n el historiador cristiano Pierre Pierrard, en el siglo XI la mayor parte de los sacerdotes viv¨ªan en un "concubinato" muy bien aceptado. Esposas e hijos de sacerdotes son un aspecto de la alegre promiscuidad y desorden popular de fines de la Edad Media. Todav¨ªa en el siglo XII, un buen porcentaje de curas viv¨ªan con una mujer, con el benepl¨¢cito de la poblaci¨®n local, que as¨ª salvaba de posibles acosos a sus mujeres e hijas. "Las riquezas intelectuales y espirituales de un cura son inmensas. Asociadas a las de una esposa, pueden componer un tipo humano, una pareja de excepcional valor", concluye este historiador. Es a partir de los Concilios Lateranenses cuando se multiplican las condenas del concubinato y cuando la castidad se convierte en una "santa virtud", seguidos a lo largo de los siglos por una verdadera "aristocratizaci¨®n" del clero, tanto en su saber como en los buenos modales y costumbres aparentes.
En su cruzada contra de los avances del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI, el de los tantos errores, siempre alejado del mundo real, olvida uno de las recomendaciones del texto Presbyterorum Ordins, 16: "El celibato eclesi¨¢stico no est¨¢ exigido por la naturaleza del sacerdocio, como se ve en las pr¨¢cticas de las iglesias orientales".
En todo caso, la soluci¨®n de este drama parece urgente: m¨¢s de 40 italianas con relaci¨®n sentimental con sacerdotes acaban de escribir una carta al mism¨ªsimo Papa pidi¨¦ndole que, en su infinita bondad, afronte de una vez el problema y d¨¦ por anulada la regla del celibato, seg¨²n The Guardian. ?Acaso el mismo Papa no acaba de aceptar en el seno de la Iglesia a los pastores anglicanos casados que se conviertan al catolicismo? "Tengo la soluci¨®n para el matrimonio de los sacerdotes", se bromea en un blog, "se los ordena anglicanos; se casan y se convierten al catolicismo. Problema resuelto".
Creyente o ateo, no es dif¨ªcil comprender la tragedia moral o religiosa que viven los miles de sacerdotes y sus compa?eras. En parte porque las parejas se deshacen naturalmente, pero, sobre todo, porque la clandestinidad es insoportable a largo plazo y las consiguientes tensiones son destructivas. Dichas compa?eras a menudo quedan abandonadas al cabo de a?os de convivencia. Ciertas mujeres se han sometido contra su voluntad y convicci¨®n profunda al aborto. Otras son madres solteras en pleno conflicto con sus familias practicantes. Es l¨ªcito pensar que un sacerdote que se siente ¨¦ticamente responsable de su v¨ªnculo peligroso, vacila antes de finalizarlo y prolonga una uni¨®n agotada. No todos tienen la fuerza moral de L¨¦on Laclau, que, a la pregunta de un periodista "?qu¨¦ siente usted no pudi¨¦ndose casar por la religi¨®n?", respondi¨®: "Nada. Porque s¨¦ que la mirada de Dios es mucho m¨¢s amplia que las restricciones disciplinarias de la Iglesia". Otros, en cambio, contestan an¨®nimamente, como H. y F. en una emisi¨®n de Radio France del 10 de abril de 2009.
?Y si el asunto del celibato de los sacerdotes tuviera una relaci¨®n directa con la misoginia incre¨ªble de la Iglesia cat¨®lica? Poner como modelo femenino a una virgen asexuada deber¨ªa hacer temblar a m¨¢s de una; las referencias a una verdadera fobia por la mujer son innumerables.
"La mujer es al hombre lo que lo imperfecto y defectuoso es a lo perfecto. La mujer es f¨ªsicamente inferior, y tambi¨¦n mentalmente (...). No es sino un error de la naturaleza, una suerte de hombre mutilado", escribe Tom¨¢s de Aquino. "No era esa la opini¨®n del papa Benedicto IX, quien dos siglos antes, en 1045, se dispensaba a s¨ª mismo del celibato y dimit¨ªa para contraer justas nupcias", recuerda Eva Lacoste en Los sin papeles de la Iglesia, art¨ªculo lapidario en la revista cat¨®lica Golias.
Para Jean Delumeau, catedr¨¢tico de Historia de las Mentalidades Religiosas en el Occidente Moderno, que da numerosos ejemplos de la misoginia de la Iglesia a lo largo de los siglos en su libro Miedo del Occidente, en la sa?a de esta al exigir a sus cl¨¦rigos el celibato tiene suma importancia un sentimiento ancestral antifemenino. La Inquisici¨®n y los doctores de la ley castigaban a las mujeres inteligentes, a las artistas, a las curanderas, porque desplegaban sus capacidades intelectivas y art¨ªsticas y expresaban su subjetividad.
Y las cosas no se arreglan en el curso de los siglos, m¨¢s bien al contrario: en los siglos XIX y XX se a?adir¨¢n la condena del sexo, particularmente el de la mujer, designada en el mismo lenguaje eclesi¨¢stico como "persona del sexo...". "Educar cat¨®licas consist¨ªa en prevenir la conciencia de g¨¦nero y enajenar la sexualidad. En su mayor¨ªa (las ni?as) aprend¨ªan a ser mentirosas, vergonzantes y culposas", escribe Carolina San¨ªn, que se educ¨® en un colegio cat¨®lico de Colombia. Lo dice muy bien el cardenal Cipriani, actualmente en ejercicio, tanto hombres como mujeres tienen una misi¨®n determinada gen¨¦ticamente: "Esta realidad biol¨®gica determinante es a lo que podemos aspirar en el mundo".
Punto.
Nicole Muchnik es escritora y pintora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.