Entre todos las mataron
En apenas quince d¨ªas el sistema financiero valenciano ha pasado a mejor vida sin que nadie disparara un tiro en su defensa. La clase pol¨ªtica y la empresarial han capitulado sin decir ni mu. Ni un m¨ªsero gori-gori, ni una vela prendida han acompa?ado a Bancaja y a la CAM en su funeral y posterior entierro. Apenas hace un mes los responsables de ambas cajas presum¨ªan de su solvencia. Fieramente, retaban a quienes ten¨ªan la osad¨ªa de insinuar que la situaci¨®n financiera no andaba muy boyante y que ten¨ªan que mover ficha. De sobrados por la vida como iban, sus responsables aseguraban que no ir¨ªan a ninguna fusi¨®n que no liderasen. El resultado de tanta falsa gallard¨ªa, de tanto pecho de hojalata como sacaban, est¨¢ a la vista. Bancaja y la CAM son subsidiarias de Caja Madrid y CajAstur, respectivamente.
Vale la pena repasar el acuerdo Caja Madrid-Bancaja y preguntarse c¨®mo es posible que ¨¦sta, con la informaci¨®n de que se dispone, haya acabado dependiendo de la primera pese a tener mejores ratios de mora, solvencia y core capital. El mayor volumen de activos de la caja madrile?a no basta para justificar el Sistema Institucional de Protecci¨®n (SIP) acordado. M¨¢s a¨²n, los 4.500 millones solicitados al Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB) revelan el agujero existente en una o en las dos cajas. ?Cu¨¢l de las dos tiene un mayor boquete? Alguien deber¨ªa dar una explicaci¨®n. Bancaja se ha remitido a la crisis financiera internacional para explicar el giro que ha dado su presidente no hace ni cuatro semanas. Pero la respuesta tal vez sea m¨¢s prosaica: Una circular del Banco de Espa?a remitida hace tres semanas en la que exig¨ªa a todas las cajas que aumentar¨¢n de un 20% a un 30% sus provisiones para hacer frente al riesgo que tienen asumido con el sector del ladrillo. Un incremento que ni la CAM ni Bancaja pod¨ªan asumir.
Los pol¨ªticos valencianos han quedado retratados en este proceso. El papel¨®n de la Generalitat ha sido de aurora boreal. Apost¨® primero por la fusi¨®n CAM-Bancaja, luego le pareci¨® estupendo el pacto entre la caja de Alicante y Cajamurcia y, al final, celebr¨® como un triunfo el acuerdo con CajAstur. Pasara lo que pasara, todo le parec¨ªa bien al Consell. El SIP de Bancaja con Caja Madrid, pese a la evidente posici¨®n secundaria en que queda la valenciana, se ha celebrado como una muestra de la "fortaleza de Camps", cuando es evidente que tanto el presidente de la Generalitat -cuyo papel, seg¨²n un alto dirigente de Bancaja, se limit¨® a "estar permanentemente informado"- como la presidenta madrile?a, Esperanza Aguirre, han permanecido al margen de las negociaciones. Todo lo contrario que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy quienes, con la ayuda del gobernador del Banco de Espa?a, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, fueron quienes decidieron el futuro de las cajas. Hay que hacer notar que las comunidades que accedieron a la autonom¨ªa por el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Galicia y Andaluc¨ªa con el a?adido de Arag¨®n, han retenido el control de sus cajas de ahorro. No parece que sea por casualidad. Espa?a es asim¨¦trica incluso en lo financiero. La Comunidad Valenciana carece de gobierno desde que estall¨® el caso G¨¹rtel y ya hay quien la define como una autonom¨ªa evax: "No se nota, no se mueve y no traspasa".
A los socialistas tampoco se les ha visto. Ni sab¨ªan, ni contestaban. Jorge Alarte ha estado amordazado por saber demasiado. Su silencio le ha presentado como un pol¨ªtico sin pol¨ªtica financiera porque Madrid le mand¨® callar. Mala cosa.
Y la clase empresarial, tan presta siempre a reivindicar en exclusiva la patente de la defensa de los intereses de la sociedad civil, d¨®nde ha estado. No hace tanto que se opuso a la fusi¨®n CAM-Bancaja y ahora la han reclamado. La CEV, patronal de la provincia de Valencia intent¨® justificarse con una salva a destiempo. Pero ya no serv¨ªa de nada. El resto: Cierval, AVE, C¨¢mara de Comercio, permanecieron mudos. El entierro, tal parece, no iba con ellos, pese a que entre todos las mataron.
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