Ma?ana es hoy
Los inversores extranjeros siguen sin fiarse de Espa?a. ?Por qu¨¦? B¨¢sicamente, por tres razones. Primero, porque no entienden lo que est¨¢ pasando en el sector financiero. Con una crisis inmobiliaria gigantesca, se preguntan: ?C¨®mo es posible que la mora de las cajas no haya crecido? ?Es posible que los cr¨¦ditos vivos a promotores sigan siendo 325.000 millones tras un a?o de crisis, sugiriendo que se est¨¢n refinanciando pr¨¦stamos impagables? Finalmente, ?c¨®mo es posible que el precio de la vivienda casi no haya ca¨ªdo? Segundo, no ven claro el ajuste del gasto p¨²blico, a corto y medio plazo. A corto tenemos un d¨¦ficit extremadamente elevado. A medio plazo tenemos un problema demogr¨¢fico importante que requiere ajustes en el sistema de pensiones y de sanidad. Y tercero, porque no ven una senda clara de crecimiento de nuestra econom¨ªa que permita emplear a los muchos parados y generar empleo para ellos.
Para pagar la deuda, hay que crecer, y para ello hace falta una reforma ambiciosa del mercado de trabajo
La crisis permite abordar cambios cuya necesidad y urgencia no se perciben en ¨¦pocas de bonanza
Y sin embargo, la sociedad sigue sin ver la urgencia de la situaci¨®n, principalmente porque nadie se lo ha explicado As¨ª, el entendimiento racional se sustituye por oscuras teor¨ªas de la conspiraci¨®n, por una sensaci¨®n general de injusticia e incomprensi¨®n ante el supuesto ataque "conjunto del Financial Times y de la City" en frase que, solo medio en broma, hemos escuchado recientemente.
Lo que est¨¢ pasando es muy sencillo. La posici¨®n deudora bruta de la econom¨ªa espa?ola frente al exterior, privada y p¨²blica en conjunto, es de aproximadamente el 180% del PIB. Un deudor necesita del acceso a los mercados continuo, para refinanciar sus deudas. Si este acceso se corta, la situaci¨®n termina en una crisis de balanza de pagos a la argentina, con recurso al nuevo fondo de inversi¨®n Europea y al FMI.
Por ello, creemos que lo m¨¢s importante es, hoy mismo, lo m¨¢s urgente. Las consecuencias de dejar para ma?ana -o de decepcionar a nuestros acreedores con versiones descafeinadas- una sola de las cuatro reformas estructurales que nos exigen nuestros socios europeos pueden ser terribles. Espa?a tiene que restaurar la confianza de sus prestamistas en su capacidad de pago de la deuda. Para ello debe consolidar las finanzas p¨²blicas a corto plazo, dando m¨¢s credibilidad al objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit al 3% del PIB en 2013, y tambi¨¦n a largo plazo, reformando las pensiones p¨²blicas, porque son el mayor factor de desestabilizaci¨®n presupuestaria en horizontes m¨¢s largos. Para pagar la deuda, la econom¨ªa debe crecer, y para crecer es necesaria una reforma del mercado de trabajo ambiciosa. Y hace falta un saneamiento efectivo de nuestro sistema financiero porque la mayor parte de nuestra abrumadora deuda exterior no es p¨²blica, sino privada, y hay que restaurar la confianza de los mercados internacionales en la solvencia y viabilidad de nuestras instituciones financieras. Estas reformas no son caprichos arbitrarios de unos supuestos especuladores financieros. No. Son condiciones necesarias para que nuestros prestamistas y acreedores, que financiaron la expansi¨®n de la econom¨ªa espa?ola entre 2000 y 2007, recobren la confianza en nuestra capacidad de pago y nos sigan prestando, algo que -no olvidemos- no est¨¢n en absoluto obligados a hacer.
El Gobierno parece andar dando tumbos, proponiendo reformas que son parches. Debe abandonar esta ruta y orientarse hacia la reforma estructural profunda. Lo contrario nos somete al vaiv¨¦n de los planes repentinos, que son, como Grecia ha aprendido, ef¨ªmeros. El pa¨ªs necesita hacer reformas en cuatro ¨¢reas para restablecer la confianza: presupuesto, pensiones y sanidad, mercado de trabajo y sector financiero. Estas reformas deben hacerse en profundidad y con creatividad, y deben servir para dejar la econom¨ªa espa?ola en condiciones de recuperar la senda de crecimiento verdaderamente sostenible.
1. Gasto p¨²blico. Las medidas tomadas para reducir el d¨¦ficit hasta el 3% del PIB en 2013 son un primer paso loable en la buena direcci¨®n. Pero hay peros. En primer lugar, no est¨¢ claro que las medidas adoptadas sean cuantitativamente suficientes. Para llegar al 3% en 2013 hay que reducir el d¨¦ficit de 2009, que fue del 11,2% del PIB, un 8,2%. En la opini¨®n de muchos expertos, lo har¨¢n s¨®lo en un 6%. Queda por reducir un 2,2%, y ello deber¨ªa hacerse principalmente recortando gastos: la evidencia internacional ilustra que el crecimiento econ¨®mico se impulsa mejor as¨ª que subiendo impuestos. En segundo lugar, las medidas adoptadas son cualitativamente insuficientes. No se ha suprimido ning¨²n programa de gasto, con la esperanza impl¨ªcita de que cuando amaine el temporal financiero, todos ellos volver¨¢n a crecer. ?Acaso tiene Espa?a una Administraci¨®n p¨²blica austera, en la que no hay gasto superfluo, personal sobrante o duplicidades de gesti¨®n? Las crisis como la actual son dolorosas, pero ofrecen grandes oportunidades para hacer los cambios cuya necesidad y urgencia no se percibe en ¨¦pocas de bonanza. ?Qu¨¦ mejor momento para hacer un presupuesto de base cero en el que todos, absolutamente todos los programas de gasto y los organismos que los gestionan sean puestos en cuesti¨®n?
2. Pensiones y sanidad. En lo que ser¨¢n en los pr¨®ximos a?os con toda seguridad las dos fuentes principales de crecimiento del gasto, la sanidad y las pensiones, las pol¨ªticas planteadas hasta ahora (congelaci¨®n de pensiones, congelaci¨®n de plantilla sanitaria) son pol¨ªticas cortoplacistas, de congelaci¨®n, no de reforma. Y sin embargo, los problemas demogr¨¢ficos van a requerir mayores ajustes fiscales en Espa?a que en el resto del mundo. De acuerdo con un reciente informe del FMI, en Espa?a, a largo plazo, crecen m¨¢s que la media los gastos relacionados con la demograf¨ªa, y a la vez nos encontramos con la necesidad de hacer uno de los ajustes fiscales m¨¢s duros del mundo. La combinaci¨®n de ambas caracter¨ªsticas hace necesario introducir reformas estructurales en estas dos ¨¢reas. Algunos de los planes propuestos van en la direcci¨®n adecuada, pero son insuficientes. El copago en la sanidad, ya presente en los pa¨ªses de nuestro entorno, la subida de la edad de jubilaci¨®n y el cambio en la f¨®rmula de c¨¢lculo de las pensiones deben ser la base de un cambio en profundidad.
3. Reforma laboral. La informaci¨®n que ha circulado en los ¨²ltimos d¨ªas sobre reforma laboral sugiere que esta puede ser insuficiente. Se proponen reformas en los m¨¢rgenes, que mejoran un sistema que est¨¢ completamente roto. La reforma debe tener tres elementos fundamentales. Primero, la descentralizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva debe ser la prioridad absoluta, para permitir que las condiciones de cada empresa se puedan ajustar a su realidad econ¨®mica. Segundo, la mayor desjudicializaci¨®n posible, eliminando la intervenci¨®n judicial, que genera muchos costes y, parad¨®jicamente, inseguridad jur¨ªdica. Y tercero, la disminuci¨®n del desnivel entre contratos temporales y fijos para limitar la dualidad. Todo ello sin subir los costes de contratar trabajadores eventuales, algo que ser¨ªa absurdo en un momento de tanto desempleo.
4. Reestructuraci¨®n financiera. Finalmente, no es posible que el sistema financiero empiece a funcionar sin que incremente dram¨¢ticamente la certidumbre de los inversores extranjeros sobre los riesgos a los que se enfrentan si prestan a un banco o caja espa?oles. Para ello ser¨ªa necesario, primero, culminar cuanto antes el mapa final de entidades y el acceso al FROB. A continuaci¨®n habr¨¢ que poner en marcha un proceso de saneamiento del balance por el lado de los activos. Sin esto dif¨ªcilmente el sistema crediticio volver¨¢ a dar cr¨¦dito y persistir¨¢n las dudas entre los inversores extranjeros. -
Luis Garicano es profesor de la London School of Economics. C¨¦sar Molinas es socio fundador de la consultora Multa Paucis.
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