Sociedad civil m¨¢s all¨¢ del Estado de bienestar
El Estado de bienestar, fundamentado en la sanidad, la educaci¨®n y las pensiones, se ha consolidado estos ¨²ltimos a?os desarrollando los servicios sociales y, en especial, la atenci¨®n a la dependencia. Convencidos de la bondad del modelo, crece la inquietud entre las entidades sociales por el cariz que puede tomar el apoyo que reciben de la Administraci¨®n, cuando realizan todo tipo de actividades sociales no necesariamente garantizadas por el Estado. Sin dudar de los avances normativos, preocupa a dirigentes de entidades sociales que la gran mayor¨ªa de recursos p¨²blicos disponibles, y parte de los privados como pueden ser los presupuestos de las obras sociales de las cajas de ahorros, se destinen ¨²nicamente a los servicios sociales "catalogados" y garantizados por la Administraci¨®n perdiendo apoyo otras necesidades que consideramos tambi¨¦n importantes.
Una democracia avanzada debe tener en consideraci¨®n a las entidades sociales, escucharlas y apoyarlas en momentos dif¨ªciles
Debemos tener presente que este pa¨ªs tiene una ley de mecenazgo simb¨®lica, con unos beneficios fiscales para el donante mucho menores que en otros pa¨ªses desarrollados. A menudo, es la Administraci¨®n la que orienta mecenazgos privados, la presi¨®n fiscal se ha incrementado los ¨²ltimos decenios de forma muy significativa y el discurso p¨²blico se orienta a mostrar la Administraci¨®n como prestadora y garante de todos los servicios. En este contexto, recabar fondos privados para necesidades sociales e intervenciones preventivas es una proeza.
Es importante tener conciencia clara de que al margen de los servicios garantizados por la Administraci¨®n son muchas las acciones sociales, igual de relevantes, que no se estar¨ªan realizando en estos momentos si no fuera por la iniciativa de asociaciones y fundaciones. Sin ser exhaustivos, podemos hablar, por ejemplo, de la atenci¨®n a las personas sin techo, del apoyo a madres solteras sin entorno familiar, de los centros especiales de trabajo que posibilitan la realizaci¨®n profesional y personal de las personas con discapacidades, favoreciendo, adem¨¢s, su cotizaci¨®n a la Seguridad Social. Otras acciones necesarias son las realizadas por los centros diarios de tiempo libre y los centros abiertos que acogen a ni?os y ni?as a la salida de las escuelas, les dan la merienda, que puede ser la ¨²ltima comida del d¨ªa, hacen repaso escolar, practican deportes o juegos y se entretienen hasta que por la noche encontrar¨¢n alg¨²n familiar en casa. Otras entidades a considerar son el Banco de Alimentos, la atenci¨®n asistencial que puede dar C¨¢ritas y prevenci¨®n de toxicoman¨ªas. Todas ellas son iniciativas sin ¨¢nimo de lucro imprescindibles en la sociedad actual.
Y m¨¢s all¨¢ de atender a los colectivos citados, la sociedad civil organizada es capaz de hacer visibles los intereses leg¨ªtimos de las personas sin voz, de los nuevos "parias" como los denomina el soci¨®logo Zygmunt Bauman, flamante premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Ciencias Sociales. De que la sociedad civil sea considerada interlocutora depende la visibilidad de otros intereses distintos de los predominantes, as¨ª como otra jerarquizaci¨®n de las prioridades pol¨ªtico-econ¨®micas. El mercado y el poder pol¨ªtico tienen unas prioridades a las que se debe a?adir las de los colectivos m¨¢s desfavorecidos. No es admisible que el ¨¢gora p¨²blica se gu¨ªe exclusivamente por encuestas de opini¨®n y estad¨ªsticas de consumo. Son muchas las personas y los intereses m¨ªnimos de estas que est¨¢n al margen de los centros de inter¨¦s noticiables o que mueven el mercado. Son las entidades sociales las que con toda legitimidad pueden situarlos en la agenda pol¨ªtica y en el inter¨¦s general.
Es fundamental el papel de la Administraci¨®n en una econom¨ªa social de mercado. ?sta, desde la responsabilidad de la elecci¨®n democr¨¢tica de sus representantes, fija normas econ¨®micas, garantiza derechos sociales y distribuye el presupuesto. Con todo, podemos considerar una sociedad avanzada tambi¨¦n porque sus miembros, las personas, tienen conciencia de su responsabilidad social. El apoyo normativo e incluso econ¨®mico a las organizaciones de la sociedad civil contribuye a mejorar la calidad de la democracia y del conjunto de la sociedad. Las organizaciones sociales atienden con gran eficacia a los colectivos con dificultades sociales, denuncian los puntos d¨¦biles y son eficientes gestores cuando se les concierta o contrata la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos. Muchas personas se sostienen en la actualidad gracias a la ayuda que reciben de C¨¢ritas y de otras organizaciones sociales. Una democracia avanzada debe tener en consideraci¨®n a las entidades sociales, escucharlas y apoyarlas especialmente en momentos dif¨ªciles para sus beneficiarios directos.
Josep Oriol Pujol i Humet es director general de la Fundaci¨®n Pere Tarr¨¦s.
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