El veto se gest¨® en una televisi¨®n local

La pol¨¦mica del velo integral se fragu¨® en un modesto plat¨® de la televisi¨®n local leridana para propagarse entre presiones populistas hasta, para sorpresa de todos, quedar incluido en el proyecto de Ley sobre Libertad Religiosa que prepara el Gobierno central. Otro factor clave propici¨® la espiral err¨¢tica del debate: la par¨¢lisis de los principales partidos ante la inminencia de las elecciones auton¨®micas catalanas, previstas para el pr¨®ximo oto?o. En la comunidad, con un 17% de poblaci¨®n inmigrante (m¨¢s de un tercio de ellos de origen marroqu¨ª), la integraci¨®n del colectivo musulm¨¢n supone un punto electoral de primer orden. El apoyo popular a desterrar el burka de la vida p¨²blica, en aumento a medida que persiste la crisis, dibujaba el asunto como un accesible caladero del voto f¨¢cil.

Eso y la cercan¨ªa de los comicios descoloc¨® a las direcciones de los partidos catalanes, cuyas dudas sobre qu¨¦ posici¨®n defender en el asunto se mantienen cuando la pol¨¦mica ha rebasado su marco de actuaci¨®n. S¨®lo el PP ha mantenido la coherencia de apoyar el veto en el m¨¢ximo de municipios posibles, medida acorde a la l¨ªnea dura contra la inmigraci¨®n que promueve el partido. Entre la indecisi¨®n y el titubeo de CiU y PSC, sus respectivos grupos municipales han ayudado a agitar tanto la cruzada contra el burka que al final ha terminado arrastrando al Gobierno central.

El alcalde de Lleida, el socialista ?ngel Ros, se despach¨® a gusto en una tertulia de un canal municipal que abordaba el fen¨®meno de la inmigraci¨®n. Se tocaron varios temas: c¨®mo gestionar la proliferaci¨®n de mezquitas, qu¨¦ relaci¨®n mantener con los imanes de car¨¢cter m¨¢s radical. Hasta que Ros acarici¨® la problem¨¢tica del burka que visten algunas musulmanas de la localidad. "Denigran como persona y como mujer y no pueden estar tolerados", sentenci¨® antes de pasar a otro asunto.

Al d¨ªa siguiente, desayun¨® con el oportunismo de CiU presidiendo la prensa local: el primer grupo de la oposici¨®n anunci¨® que iba a presentar una moci¨®n para cumplir los deseos del alcalde, es decir, prohibir el burka en la localidad. "Queremos que se regule a trav¨¦s de una normativa del Gobierno central", a?adi¨® el l¨ªder convergente local, Isidre Gavin. Nadie apost¨® por ello pero el PSC se prest¨® al juego y pact¨® el primer veto en Espa?a.

El factor populista ech¨® el resto. El Vendrell (Tarragona), cuyo Gobierno convergente gestiona apoyado -y presionado- por la formaci¨®n xen¨®foba Plataforma per Catalunya. En contra del discurso del partido, CiU abraz¨® la prohibici¨®n sin ocultar su ambici¨®n de robar espacio a la formaci¨®n populista. Convergentes y socialistas imitaron esa operaci¨®n en Reus, Tarragona, y Cunit, entre otras localidades.

Hasta que la ola alcanz¨® Barcelona para perplejidad de muchos cuadros socialistas. Ayer, otros tantos respiraron tranquilos ante la posibilidad de que el Gobierno asuma una pol¨¦mica cuyo impacto sigue siendo una inc¨®gnita. Tambi¨¦n en las urnas.