La t¨¢ctica
El objetivo leg¨ªtimo del gran partido de la oposici¨®n es ganar las elecciones. Los ciudadanos comprendemos que en la lucha por el poder haya nervio, aprovechamiento de la debilidad del otro y el truco recurrente de ser olvidadizo con los errores propios y machac¨®n con los ajenos. Eso es as¨ª en cualquier pa¨ªs democr¨¢tico. No existe ese Parlamento en el que los diputados se entregan a un sereno debate de ideas con el ¨²nico fin de beneficiar al pueblo. No, unos est¨¢n ah¨ª para mantenerse en el poder; otros, para alisarse el camino a la victoria.
Ocurre que en ocasiones un pa¨ªs vive una situaci¨®n cr¨ªtica en la que la inteligencia con que se tomen las decisiones influir¨¢ no ya en el presente sino en la vida de nuestros nietos. Es en ese momento en el que la oposici¨®n debe demostrar algo m¨¢s que un inter¨¦s rabioso por ganar. La grandeza de un l¨ªder de la oposici¨®n habr¨ªa de medirse entonces m¨¢s por lo que est¨¢ dispuesto a dar que por lo que espera recibir. No s¨¦ cu¨¢ntos votos puede acumular el Partido Popular proclamando a diario que este Gobierno va a hundir el pa¨ªs; no s¨¦ qu¨¦ beneficio obtenemos los ciudadanos gozando de un ex presidente aficionado a informar a la prensa internacional de que Espa?a est¨¢ condenada al desastre si no se produce un cambio de Gobierno; no s¨¦ cu¨¢l es la conveniencia de unas elecciones anticipadas. Imaginemos que ahora, con el descr¨¦dito que sufre la clase pol¨ªtica, los vi¨¦ramos mitineando todos los d¨ªas en el telediario. El espect¨¢culo ser¨ªa penoso. Y no creo que nuestro bolsillo pueda permitirse una campa?a electoral.
Es cuesti¨®n de grados, la aspiraci¨®n leg¨ªtima de ganar se quiebra cuando uno se niega por sistema al acuerdo y se presenta como ¨²nico salvador ante un desastre inminente. No digo que no salgan victoriosos de esa manera, pero estoy segura de que la t¨¢ctica es catastr¨®fica para todos.
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