Cante convencional
Cante bastante convencional el que nos ofreci¨® Argentina, quien presentaba su disco Las minas de Egipto. Fue un cante que se aten¨ªa, m¨¢s o menos, a las normas, pero que carec¨ªa de la profundidad y la jondura que pod¨ªamos esperar. Cant¨® bastante bien por siguiriyas y por soleares, estuvo notable por buler¨ªas y por fandangos de Huelva, el cante de su tierra en el que siempre se defiende. Tampoco estuvo mal por malague?as.
Del resto, casi m¨¢s valdr¨ªa que no habl¨¢ramos. Una serie de cantes con abundancia de coros y estribillos, que los convert¨ªan casi en canciones mel¨®dicas. En ellos la voz de Argentina se mezclaba con gusto, pero la verdad es que se la entend¨ªa mal, se confund¨ªa su cante con el de los coros y todo sonaba un tanto confuso, dicho a voz en grito. As¨ª no se va a ninguna parte. La cantaora hizo un gran esfuerzo, pero todo se quedaba en poco o nada. Demasiado ruido para pocas nueces, en definitiva, y t¨®mese esto literalmente porque es lo que ocurri¨® durante la mayor parte del concierto.
ARGENTINA
Las minas de Egipto; cante: Argentina. Toque: Bolita, Eugenio Iglesias, Manuel Parrilla. Palmas: Bobote, Torombo. Percusi¨®n: Jos¨¦ Carrasco. Coros: Los Mellis, To?i Nogaredo. Bajo: Popo. Piano y teclados: Jos¨¦ Mestre. Trompeta: Puntas. Tromb¨®n: Julito.
Madrid, Teatros del Canal, 18 de junio.
La m¨²sica flamenca es muy delicada, aunque no lo parezca, y si no se hace con mucha precisi¨®n corremos el peligro de que ocurran estas cosas. A veces existe la impresi¨®n de que lo que importa es el fuerte palmeo, los gritos m¨¢s o menos incontrolados, pero esto es un error se mire por donde se mire.
Yo creo -y es mi opini¨®n estrictamente personal- que le perjudic¨® ir acompa?ada por un grupo demasiado amplio, que solo condujo a aumentar la confusi¨®n. Argentina sol¨ªa cantar con un solo guitarrista, o por lo menos as¨ª la recordamos nosotros, y se defend¨ªa bastante bien. Anoche se vino con 12 o 14 personas, cada una de las cuales contribuy¨® con lo suyo y hecho adem¨¢s con mucha fuerza, y entonces se produjo el barullo de manera incuestionable. Una pena.
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