Ajuste o reactivaci¨®n
El FMI y Obama resucitan el debate sobre el ritmo de los recortes del gasto y los est¨ªmulos p¨²blicos
El efecto Obama, preocupado por la recuperaci¨®n de la econom¨ªa mundial y por los ajustes econ¨®micos del ¨¢rea euro, se cruz¨® ayer con la pol¨ªtica de rigor que defiende el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss- Kahn, reunido con el presidente del Gobierno espa?ol en La Moncloa. Strauss-Kahn quer¨ªa reforzar el mensaje de confianza en la econom¨ªa espa?ola que el d¨ªa anterior hab¨ªa emitido masiva e insistentemente la cumbre de Bruselas. El jefe del Fondo fue claro, para bien y para mal: las medidas de recorte del gasto del Gobierno espa?ol ser¨¢n muy eficaces para reducir el d¨¦ficit, la reforma laboral va en el camino correcto y para que las medidas surtan efecto, hay que aplicarlas, y aplicarlas bien.
La precisi¨®n final viene a cuento porque la capacidad de gesti¨®n no es el punto fuerte de Rodr¨ªguez Zapatero. Un Gobierno puede acertar con la soluci¨®n, pero dosificarla mal. Por el momento, el apoyo masivo de Europa, el respaldo del FMI y el anuncio de que los tests de resistencia de la banca europea sit¨²an en posiciones de privilegio al Banco Santander y al BBVA, muy por encima de la banca alemana, francesa o brit¨¢nica, han disipado ligeramente las dudas sobre la econom¨ªa espa?ola.
Mientras Strauss Kahn apoyaba la solvencia espa?ola, Barack Obama expresaba sus temores sobre la recuperaci¨®n mundial en una carta dirigida a los pa¨ªses del G-20. Se lamenta el presidente americano de la debilidad de la demanda interna en los pa¨ªses m¨¢s ricos, insiste en que el yuan chino debe ser revaluado, pide a los pa¨ªses emergentes que aumenten el consumo interno y exhibe su intenci¨®n de promover una reforma financiera de gran calado en su pa¨ªs. Pero introduce una precisi¨®n importante; en su opini¨®n, hay que evitar errores del pasado y cita como uno de ellos retirar las medidas de est¨ªmulo econ¨®mico con demasiada rapidez.
Obama apunta directamente a Europa. Recuerda que no pocos economistas, a este y al otro lado del Atl¨¢ntico, sostienen que las pol¨ªticas de austeridad concentradas al mismo tiempo en todos los pa¨ªses de un ¨¢rea econ¨®mica actuar¨¢n como un freno a la recuperaci¨®n. Es m¨¢s, aunque Obama no lo menciona, parece evidente que ning¨²n pa¨ªs del euro puede competir con la eficacia del ajuste alem¨¢n; as¨ª pues, ninguna econom¨ªa, desde Grecia a Francia, podr¨¢ mejorar su competitividad relativa con Alemania a base de pol¨ªticas austeras.
Este debate econ¨®mico carece de soluci¨®n un¨ªvoca. Una parte de los pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, est¨¢n sometidos a las exigencias de sus acreedores financieros (los mercados) y solo pueden responder con recortes del gasto a la amenaza de una quiebra de la solvencia p¨²blica; ese pie forzado reduce a su vez la capacidad de reactivaci¨®n. El c¨ªrculo perverso solo puede romperse si se cumplen dos condiciones: que una autoridad supranacional module la intensidad de cada ajuste nacional y que frente a los mercados se erija un poder pol¨ªtico igual o superior. Ninguna de esas condiciones se cumple hoy.
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