Si Maradona no existiera, habr¨ªa que inventarlo
Argentina ha pasado de condenada al rid¨ªculo a favorita
Si Argentina llegase a ganar el Mundial, y hay algunos que de manera quiz¨¢ un poco prematura lo dan casi por hecho, ser¨¢ una victoria para el caos sobre la raz¨®n, la inspiraci¨®n sobre la ciencia. Los defensores de la disciplina militar en el f¨²tbol, cuyo capo di tutti capi es Fabio Capello, habr¨¢n sido derrotados por el gran anarcopopulista, Diego Armando Maradona.
De los equipos importantes que hemos visto hasta la fecha en Sud¨¢frica, el que m¨¢s ha convencido es Argentina; el que menos, Inglaterra. Cuando Capello anunci¨® su lista de seleccionados, el mes pasado, hubo quien discrep¨® con una o dos de sus decisiones, pero nadie dud¨® de la frialdad de sus procesos mentales. Pero, cuando Maradona revel¨® que ni Javier Zanetti, ni Esteban Cambiasso ni Gaby Milito (gran amigo de Messi en el Barcelona, cuya presencia, se supon¨ªa, le brindar¨ªa el calor necesario para rendir a su m¨¢ximo nivel) entraban en su relaci¨®n de convocados, el an¨¢lisis fue m¨¢s por el lado de la telenovela que por el de la l¨®gica. Como han comentado varios observadores argentinos, la cuesti¨®n no es tanto si Zanetti es mejor futbolista que Gabriel Heinze, o si Milito o Cambiasso se merec¨ªan jugar en funci¨®n de sus actuaciones en el campo. Todo tiene que ver con jerarqu¨ªas internas, lealtades personales, antiguos resentimientos, amores y desamores.
Mientras crucifican a Capello, el t¨¦cnico argentino parece encajar las piezas
La pauta ya se marc¨® a principios del mandato maradoniano cuando el centrocampista m¨¢s creativo de Argentina, Rom¨¢n Riquelme, anunci¨® que, por oscuros motivos del coraz¨®n, nunca jugar¨ªa bajo el mando del dios argentino.
El protagonista de la telenovela siempre es el propio Maradona, cuyas declaraciones son un fest¨ªn para la prensa: que Pel¨¦ pertenece a un museo o que los franceses son despreciables (sin olvidar las contradicciones a lo largo de dos a?os respecto a Messi); que si su mejor jugador es la clave del ¨¦xito de la patria o si es un pecho fr¨ªo; que si es un chup¨®n o si est¨¢ en camino de convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos. Y para la historia siempre quedar¨¢ el famoso "?que la chupen!" dirigido a la prensa argentina.
La pol¨¦mica medi¨¢tica persigue a Maradona en todas las fases de su vida. Capello, en cambio, ha tenido una relaci¨®n excelente con la prensa brit¨¢nica desde que el pa¨ªs m¨¢s orgullosamente insular de la tierra (por no decir el m¨¢s eur¨®fobo, xen¨®fobo, mis¨¢ntropo...) y el que invent¨® el f¨²tbol decidi¨® por segunda vez nombrar a un extranjero como seleccionador nacional, lo que jam¨¢s se le ocurrir¨ªa a un argentino (o a un brasile?o, un alem¨¢n, un italiano, un espa?ol o un franc¨¦s). Los ingleses han estado encantados con su sargento italiano, convencidos de que lo ¨²nico que les hac¨ªa falta a sus supuestos cracks para conquistar el mundo era un poco de mano dura. Por eso fue que, cuando John Terry tuvo un muy sonado l¨ªo de faldas hace un par de meses, el consenso nacional fue que don Fabio hab¨ªa demostrado una vez m¨¢s su admirable temple al destituirle de inmediato como capit¨¢n.
Con lo cual, llegado el Mundial, una buena parte de los que pretendemos imponer un poco de raz¨®n sobre los inescrutables acontecimientos que se observan dentro del campo de juego nos pusimos de acuerdo en que Inglaterra era un serio candidato para alzar la Copa m¨¢s deseada el 11 de julio en Johanesburgo mientras que la surrealista selecci¨®n argentina estaba condenada al fracaso, por no decir al rid¨ªculo. El sereno y sabio Vicente del Bosque nombr¨® a Inglaterra como el gran rival a vencer.
El balance a los nueve d¨ªas de haber comenzado el torneo no podr¨ªa ser m¨¢s diferente. Inglaterra ha hecho dos partidos lamentables frente a Estados Unidos y Argelia y, ante la dificultad que de repente supone vencer a Eslovenia (pa¨ªs de dos millones de habitantes) el mi¨¦rcoles y pasar a la segunda fase, la prensa ya abona el terreno para un ya antiguo rito ingl¨¦s, la crucifixi¨®n del seleccionador.
Los que dud¨¢bamos de la condici¨®n divina de Maradona, en cambio, nos estamos viendo obligados a cuestionar nuestro agnosticismo. Ha tenido raz¨®n en todo. Lo de Pel¨¦: pues Brasil ha empezado el Mundial jugando fatal, Francia, peor; Heinze: marc¨® un golazo; la convulsa terapia psicol¨®gica que le impuso a Messi: perfectamente afinada para que, llegado el Mundial, estuviera an¨ªmicamente en su punto.
Todo puede cambiar en el f¨²tbol de un momento a otro, pero, hoy por hoy, solo cabe decir, honrada y humildemente, que, si el dios argentino no existiera, ser¨ªa necesario inventarlo.
![Diego Armando Maradona celebra un gol durante una sesi¨®n preparatoria.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SVSH5CEWIKWJNGZ5SZI4P43HSE.jpg?auth=0c91b8878e8c43acbc36a3668a966e9df8d8d07193df32db1e47ab17b70ff9d7&width=414)
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