La ley del espect¨¢culo
Mientras que las manifestaciones de Teher¨¢n apenas llaman la atenci¨®n de la prensa occidental, en Francia, como estela de la "flotilla" de Gaza, se boicotea una pel¨ªcula del israel¨ª L¨¦on Prudovsky
Ir¨¢n. ?Por qu¨¦ la prensa occidental apenas se hace eco, el lunes por la ma?ana, de las manifestaciones que, pese a todo, tuvieron lugar el s¨¢bado y domingo pasados en las calles de Teher¨¢n? En la web de mi revista online (laregledujeu.org), y gracias al escritor franco-iran¨ª Armin Arefi y a sus amigos disidentes del interior, las seguimos en directo, minuto a minuto, calle a calle: twitts, fotos, v¨ªdeos tomados con tel¨¦fonos m¨®viles e inmediatamente publicados, mensajes de angustia y de esperanza, llamadas de auxilio, min¨²sculas y paup¨¦rrimas victorias... Aunque nada m¨¢s hubieran sido unos miles de manifestantes, o incluso unos cientos; aunque nada m¨¢s un pu?ado de personas hubieran salido a la calle desafiando a los milicianos basij, a los helic¨®pteros de combate que sobrevolaban el cementerio de Behesht-e Zahr¨¢, e incluso las ¨®rdenes de sus l¨ªderes, que, la v¨ªspera, las exhortaban a quedarse en casa por miedo a un ba?o de sangre posible en todo momento, aun as¨ª hubi¨¦ramos debido estar a su lado, aplaudirlas, apoyarlas, referir su n¨²mero, cuando tal cosa era posible, nombrarlas. En vez de eso, nada. O casi nada. As¨ª es la ley del espect¨¢culo. Un d¨ªa, la luz. Al siguiente, una sombra inexplicada. En este escenario est¨¢ en juego la paz del mundo, al mismo tiempo que el futuro de la democracia en el contexto musulm¨¢n; en este espacio de alta tensi¨®n se libra la ¨²nica batalla que cuenta, que es la que enfrenta, por una parte, al islam oscurantista, fan¨¢tico y fascistoide de Ahmadineyad y sus aliados y, por otra, a los defensores de un islam moderno, moderado, amigo de las Luces y de los derechos humanos; y nosotros decidimos echar tierra al asunto... Lamentable.
En Ir¨¢n, el islam fan¨¢tico de Ahmadineyad se enfrenta a los defensores de un islam moderno, moderado
?Acaso en el momento de la guerra de Irak alguien pens¨® en boicotear una sola pel¨ªcula estadounidense?
M¨¢s que lamentable, infame, ese debate sobre el boicot, esa especie de estela que ha dejado en Europa el asunto de la "flotilla" de Gaza. El bloqueo de Gaza es una cosa. Podemos discutirlo, deplorarlo, encontrarlo contraproducente o flexibilizarlo. Tambi¨¦n podemos, pues de eso se trata, abrir el mismo debate que en el momento de las sanciones contra Milosevic, o contra los racistas del ?frica del Sur de antes de Mandela, o contra los carceleros del gulag tropical cubano: "?Eficaz o no?, ?efectos perversos?, ?cu¨¢les?, ?para derribar una dictadura, no corremos el riesgo de hacer sufrir a¨²n m¨¢s al pueblo al que esa dictadura oprime y mantiene como reh¨¦n?". A lo que no hay derecho es a: 1) invertir los papeles y transformar en amables dem¨®cratas a unas gentes (Ham¨¢s) que son de la misma familia que los nacionalistas serbios de ayer, que los afrik¨¢neres racistas de anteayer y que los torturadores cubanos de trasanteayer; 2) deformar el sentido de las palabras y, despu¨¦s de un malabarismo sem¨¢ntico, transformar un bloqueo militar (las armas y cualquier producto que, acertada o equivocadamente, se suponga sirve para fabricarlas) en un bloqueo humanitario (no nos cansaremos de repetirlo: no hay crisis humanitaria en Gaza); 3) mezclarlo todo, confundirlo todo y, por un efecto de falsa simetr¨ªa que intentan vendernos como verdadera evidencia, responder al "bloqueo" mediante el "boicot" y, cuando unos retienen las armas, responder prohibiendo las obras del esp¨ªritu (caso de los cines franceses Utopia, que, en el momento en que escribo, a¨²n no se sabe si exhibir¨¢n o no, ni cu¨¢ndo, ni en qu¨¦ condiciones, A cinco horas de Par¨ªs, la pel¨ªcula del israel¨ª L¨¦on Prudovsky: ?acaso en el momento de la guerra de Irak alguien pens¨® en boicotear una sola pel¨ªcula norteamericana?, ?acaso alguien pens¨®, con la ocupaci¨®n de Chipre por Turqu¨ªa como pretexto, en privar al p¨²blico franc¨¦s de las pel¨ªculas de Yilmaz G¨¹ney?, ?por qu¨¦ este doble rasero?, ?en nombre de qu¨¦ oscuro reflejo, esta demonizaci¨®n de un pueblo y de sus artistas? Cuando "infamia" rima con "estupidez"... cuando los fedayines de fin de semana oyen la palabra "cultura"...).
Cine, precisamente. Si hay una pel¨ªcula que vale la pena ver esta semana en Par¨ªs es la de Romain Goupil, Les mains en l'air (Manos arriba), una delicia de picard¨ªa y humor, un concentrado de insolencia y libertad, sarcasmo, gracia, ira tambi¨¦n, verdadera utop¨ªa, c¨®mo no "bajar los brazos" ni siquiera cuando se levantan las manos, resistencia a voluntad, como se dice de la infancia -pues es la historia de una anciana que, en un lejano futuro, evoca su ni?ez en una Francia de cuyo presidente no recuerda el nombre, pero, en cambio, recuerda muy bien que en ella se expulsaba a los ni?os sin papeles-. Es el regreso del Goupil de Morir a los treinta a?os. Ese eterno rebelde, ese "sesenta y ochista" impenitente, con el que tantas veces me he cruzado en el camino durante estos ¨²ltimos treinta a?os de diferentes combates. Es el peque?o Romain de las luchas estudiantiles de anta?o que, un d¨ªa, debi¨® de decidir no traicionar nunca sus sue?os de juventud y ha mantenido su palabra. Una pel¨ªcula de ni?os sin las cursiladas de rigor. Una pel¨ªcula sobre los ni?os, pero sin las concesiones habituales sobre la inocencia infantil. Un poco irreverente en el tono, alborotadora en la narraci¨®n y en el ritmo, pero sin caer por ello en las obviedades del esp¨ªritu colegial. Imaginen Los cuatrocientos golpes en la Francia del se?or Hortefeux. O Los mocosos en el momento en que el gallo galo se asusta de otros ni?os cuyo ¨²nico error consiste en ser un poco m¨¢s morenos. O incluso Los tramposos en estos tiempos sombr¨ªos en los que el extranjero es el enemigo y en los que a veces hay que estar fuera de la ley para estar en regla con la justicia. Una pel¨ªcula intensa. Inesperada. Una bocanada de rebeli¨®n y de frescura en una ¨¦poca en la que, por todas partes, acechan la estulticia, la cobard¨ªa o, simplemente, la seriedad de las gallin¨¢ceas de la ideolog¨ªa francesa.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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