El Betis se asoma al precipicio
El fracaso en el ascenso abre una nueva etapa de incertidumbre en el club
La plasmaci¨®n de que el Betis seguir¨¢ un a?o m¨¢s en Segunda Divisi¨®n abre una etapa de enorme incertidumbre en el seno de una entidad centenaria, que hace solo cinco a?os levantaba un t¨ªtulo de Copa y lograba una meritoria clasificaci¨®n para disputar la Liga de Campeones. Ahora que la gesti¨®n de Manuel Ruiz de Lopera alcanza los 18 a?os, el Betis ha regresado, deportivamente, al punto en el que se desenvolv¨ªa cuando se hizo cargo de la entidad el actual consejero delegado. En 1992, el equipo verdiblanco jugaba en Segunda despu¨¦s de perder una promoci¨®n de ascenso ante el Deportivo y no sali¨® del hoyo hasta 1994, cuando Lopera logr¨® el primer ¨¦xito de su gesti¨®n al alcanzar el ascenso en Burgos. Los a?os felices que siguieron se truncaron de forma brusca con el primer descenso de la era Lopera, en 2000. En 2009, a pesar del gran par¨¦ntesis festivo de 2005, lleg¨® el segundo descenso. Un a?o despu¨¦s, la Segunda Divisi¨®n sigue constituyendo una dura realidad.
Los jugadores con mayor proyecci¨®n y el entrenador dejar¨¢n el equipo
La oposici¨®n a Lopera habla sin tapujos de la suspensi¨®n de pagos
El Betis, con una incansable masa social detr¨¢s -que ha provocado, por ejemplo, que en los tres ¨²ltimos partidos en casa se hayan registrado tres llenos en el estadio heliopolitano, con 55.000 espectadores ayudando en busca del ascenso- se enfrenta ahora a una realidad muy dura. El primer aspecto a analizar es el deportivo. Tras el batacazo de mayo de 2009, Lopera pudo conservar como miembros de la plantilla a algunos jugadores con fichas de un mill¨®n de euros o incluso algo superiores. Si bien se hizo caja con la venta de Mark Gonz¨¢lez y Oliveira, se pudieron retener a elementos como Sergio Garc¨ªa, Eman¨¢ o Mehmet Aurelio, con salarios impropios de la categor¨ªa. La salida de estos tres jugadores se antoja ahora necesaria para equilibrar el presupuesto, con lo que llegar¨¢n futbolistas de perfil m¨¢s que discreto y, sobre todo, con fichas propias de Segunda.
El primer fichaje que ha sonado, por ejemplo, es el de Ulloa, delantero del descendido a Segunda B Castell¨®n. Ni la cantera ofrece en estos momentos una salida viable para encauzar un futuro optimista, por lo que el proceso de vulgarizaci¨®n de la plantilla resulta inevitable. En el banquillo, todo apunta a que V¨ªctor Fern¨¢ndez no seguir¨¢.
El aspecto deportivo, evidentemente, va unido al econ¨®mico, donde la amenaza de tiempos de carest¨ªa se hace muy patente. El Betis aprob¨® en su junta general de accionistas un presupuesto de 33 millones de euros a pesar de la suspensi¨®n del contrato televisivo de Primera, que le garantizaba unos ingresos de 27 millones. Por segundo a?o, este contrato quedar¨¢ invalidado, por lo que la principal fuente de ingresos ser¨¢ la de las cuotas de los socios.
La permanencia en Segunda augura una desbandada de abonados ante la desaz¨®n instalada en la grada por el fracaso deportivo. Con menos socios ante la pr¨®xima campa?a, con el contrato televisivo congelado, una deuda reconocida cercana a los 30 millones (90 seg¨²n los colectivos opositores) y un aval de Lopera por otros 40, la situaci¨®n es, cuando menos, preocupante.
La oposici¨®n a la gesti¨®n del m¨¢ximo accionista habla, sin tapujos, de ley concursal. S¨ª resulta evidente que esta campa?a en Segunda volver¨¢ a reflejar un d¨¦ficit (el del a?o pasado fue de m¨¢s de ocho millones de euros) ante la limitaci¨®n de los ingresos del club.
Con grandes y negros nubarrones sobre lo deportivo y lo econ¨®mico, tampoco se vislumbra un mejor panorama en el aspecto social. La fractura es evidente, con una gran mayor¨ªa que est¨¢ cansada de la forma en la que Lopera gestiona el club. El accionista mayoritario declarar¨¢ como imputado el pr¨®ximo mes en un proceso por un presunto delito societario ante un juzgado de Sevilla.
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