El desquite de Periko
Xabi Alonso 'venga' a su padre, v¨ªctima del bochornoso debut de Espa?a ante Honduras en 1982
La venganza de Periko se consum¨® antes que la afrenta porque la vida y el f¨²tbol dan vueltas muy raras. La obra que comenz¨® el padre de manera tan accidentada el caluroso 16 de junio de 1982 en el estadio Luis Casanova de Valencia, actual Mestalla, la acab¨® el hijo ayer, en una fr¨ªa noche de invierno, envuelto en el zumbido de las vuvuzelas, bajo la bruma que se pos¨® en la meseta de Sud¨¢frica. Pasaron casi 30 a?os y Espa?a volvi¨® a encontrarse con Honduras en un Mundial. Esta vez la historia acab¨® mejor. Si la selecci¨®n no logr¨® clasificarse para octavos, al menos uno de sus integrantes, Xabi Alonso, consigui¨® vengarse del sopapo que le dieron los hondure?os a su padre en el decepcionante debut de Espa?a como anfitriona en 1982.
La zaga rival no dio dos pasos por temor a quedar vendida ante los centros del medio
Periko Alonso, que entonces ten¨ªa 29 a?os y comenzaba a perder el pelo, presenci¨® a unos metros la fat¨ªdica jugada. H¨¦ctor Zelaya arranc¨® en el medio campo. Periko lo sigui¨® hasta que le sali¨® Alexanco en las inmediaciones del ¨¢rea haciendo algo parecido a una pantalla. Como esto no es baloncesto y Zelaya ten¨ªa buen pie, se le escap¨® derecho a la porter¨ªa, tir¨® una pared con Porfirio Betancourt y enfil¨® al gol. Por el camino cayeron de culo Joaqu¨ªn y el elegante Tendillo, mientras Camacho braceaba en actitud de reproche e indignaci¨®n. El peque?o Xabi no fue consciente del drama porque no hab¨ªa cumplido un a?o y lo ocupaban otros asuntos. Tampoco fue consciente de que hay ciertas calamidades, como ciertas habilidades, que son hereditarias y que a ¨¦l le corresponder¨ªa el privilegio de la revancha.
Ayer el seleccionador, Vicente del Bosque, situ¨® a Xabi por delante de Busquets y por detr¨¢s de Xavi. Con el transcurso del partido, debi¨® asumir buena parte de las funciones de Xavi porque el media punta del Bar?a fue astutamente envuelto en la red de Palacios, Turcios y Guevara. Los marcajes hondure?os retrasaron el centro de gravedad de Espa?a, que inici¨® casi todas las jugadas de ataque con los desplazamientos largos de Alonso y Piqu¨¦.
Cuando las selecciones estaban en el t¨²nel de vestuarios dispuestas a salir al campo, Del Bosque apart¨® a Alonso, que esperaba el ¨²ltimo en la fila. Sonri¨¦ndole, como si depositara toda su fe en ¨¦l y no se estuvieran jugando una Copa del Mundo sino unas ca?as, el t¨¦cnico le encomend¨® m¨¢s o menos que se adue?ara del equipo. As¨ª fue como Alonso empez¨® a dirigir los ataques espa?oles con sus pases diagonales a Villa y a Navas, aprovechando las basculaciones de Honduras. Pim, a la derecha, pim, a la izquierda. La zaga hondure?a no pudo dar dos pasos sin temor a quedar vendida. Tanto zarandeo acab¨® dando sus frutos.
En 1982, Periko no lo habr¨ªa hecho mejor. Al progenitor, un mast¨ªn que proteg¨ªa a los centrales, le faltaba el sentido del pase del hijo. Sin embargo, en aquella noche valenciana, fue uno de los pocos espa?oles que tir¨® a puerta. Par¨® Arzu. El otro fue L¨®pez Ufarte, que hizo el gol de penalti. El empate (1-1) es recordado como la mayor gloria del f¨²tbol hondure?o. Para Periko fue un bochorno. Y antes de sufrirlo, sin saberlo, ya se preparaba su venganza.
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