Doble victoria
El valor de una victoria, por peque?a que pueda parecer, hay que analizarlo en funci¨®n de las circunstancias que confluyen en un instante. El instante del partido. Espa?a necesitaba ganar, ganar por obligaci¨®n. Y ya se sabe que la obligaci¨®n es siempre peligrosa, sobre todo en el f¨²tbol, donde el ¨¦xito y el fracaso son amigos ¨ªntimos.
Espa?a gan¨® y lo hizo despu¨¦s de perder el partido anterior, lo cual dobla su m¨¦rito. Y lo hizo frente a Honduras, un equipo que en la historia de los Mundiales no le ha tra¨ªdo m¨¢s que disgustos. Bueno, solo uno, en el Mundial de 1982, pero fue muy grande.
Hac¨ªa falta que la selecci¨®n se reencontrara con su juego, o que no lo perdiera v¨ªctima de un tropiezo accidental, y conseguir un resultado que disipara dudas si es que las hubo alguna vez. Y Espa?a sali¨® a por todas. En los primeros 10 minutos Villa lanz¨® a la madera, hubo dos penaltis claros en el ¨¢rea hondure?a y Torres y Ramos dispusieron de ocasiones claras. A diferencia del partido ante Suiza, el bal¨®n quer¨ªa llegar pronto a la meta de Valladares.
Hac¨ªa falta que Espa?a se reencontrara con su juego, o no lo perdiera por un accidente
Con Navas y Villa en los costados, el equipo gan¨® en verticalidad, velocidad y posibilidades de uno contra uno. En uno de estos lleg¨® el primer gol, magistral, de Villa. Y, lo m¨¢s importante, la posici¨®n de los jugadores en las bandas posibilitaba que la distribuci¨®n del espacio interior fuera m¨¢s razonable y, si Xavi, Busquets y Xabi Alonso comienzan a carburar con posibilidades de pases y distancia para moverse, no hay equipo que se les resista.
Salvo un par de aproximaciones con cierto peligro, Honduras asist¨ªa como convidado de piedra al mon¨®logo de Espa?a durante el primer tiempo. Pero esta vez no solo monopolizando la posesi¨®n del bal¨®n, sino tambi¨¦n acaparando ocasiones y llegadas a porter¨ªa. Xavi campaba a sus anchas y la defensa hondure?a temblaba en cada acometida de Torres o Villa.
En la reanudaci¨®n, Honduras quiso dar un paso al frente viendo que su paso por Sud¨¢frica se agotaba y lo pag¨® caro. Si algo necesita un buen equipo para sentirse a gusto es espacio y, cuando lo tuvo, Espa?a comenz¨® a tirar contraataques con cada recuperaci¨®n del bal¨®n. As¨ª lleg¨® el segundo gol, el penalti fallado, las ocasiones y la sensaci¨®n de que el resultado fue generoso con el m¨¢s d¨¦bil.
Y en el horizonte aparece Chile como ¨²ltimo obst¨¢culo. Uno de los pocos equipos que juega el Mundial como si estuviera disputando una Liga nacional. Su juego no depende tanto de las individualidades como en otras selecciones y tiene mecanismos de salida del bal¨®n y transiciones defensivas propios de un equipo trabajado con meses de antelaci¨®n. Algo que dif¨ªcilmente se consigue en un combinado y que Bielsa ha hecho posible con un ritmo vertiginoso y vertical desde el primer minuto en cada partido. A Espa?a le espera una dura prueba si quiere seguir en Sud¨¢frica, aunque, despu¨¦s de ver la determinaci¨®n con la que se ha empleado, existen pocas dudas de que la selecci¨®n estar¨¢ en los octavos de final.
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