"Es un cambio de persona, no de pol¨ªtica"
La elecci¨®n del general Petraeus no implica modificar la estrategia, sino un revulsivo para recuperar la iniciativa
"La guerra es m¨¢s grande que ning¨²n hombre, ya sea un soldado, un general o un presidente", dijo ayer Barack Obama para recalcar que la destituci¨®n del general Stanley McChrystal, por grave y dolorosa que resulte, no es ni mucho menos tan importante como la suerte del conflicto de Afganist¨¢n, donde est¨¢ en juego, adem¨¢s de muchos miles de vidas, la seguridad de Estados Unidos. Y en eso, en la voluntad de seguir combatiendo all¨ª, con los mismos objetivos y la misma estrategia, no hay novedades.
"Este es un cambio de personas, no un cambio de pol¨ªtica", afirm¨® el presidente norteamericano, quien desvel¨® que, un rato antes, hab¨ªa estado hablando con el nuevo jefe de la misi¨®n en Afganist¨¢n, general David Petraeus, sobre el camino a seguir a partir de ahora.
Obama admite que las cosas no van seg¨²n lo previsto en Afganist¨¢n
Varios dem¨®cratas insisten en que hay que renunciar a una victoria
"Que nadie se equivoque", advirti¨® Obama, "vamos a arrebatarle la iniciativa a los talibanes, vamos a aplicar presi¨®n sin contemplaciones sobre Al Qaeda y sus l¨ªderes y vamos a fortalecer a Afganist¨¢n y a Pakist¨¢n para que puedan hacer lo mismo".
Es una frase en la que se admiten muchos problemas. Primero, que mucha gente puede llamarse a enga?o por la crisis desatada por McChrystal. Se trata de un asunto que, al ponerse en evidencia tensiones y divisiones dentro de la estructura de mando de Estados Unidos, espolea al enemigo y desalienta a los aliados norteamericanos en la OTAN, que ya llevan tiempo dando se?ales de querer desentenderse de Afganist¨¢n.
Las palabras de Obama son tambi¨¦n el reconocimiento de que los talibanes tienen la iniciativa pese a la ofensiva de febrero en la provincia de Helmand, con la toma de Marja por los marines. Son el reconocimiento de que Afganist¨¢n y Pakist¨¢n no pueden hoy valerse a¨²n por s¨ª mismos. Las palabras de Obama son, en definitiva, la certificaci¨®n de que las cosas no marchan como estaban planificadas para iniciar la retirada en julio del pr¨®ximo a?o.
Se necesita un aceler¨®n, un revulsivo, y el hombre que puede hacerlo es Petraeus, el general que supo situar en rumbo ganador una guerra que tambi¨¦n parec¨ªa perdida. "Petraeus apoy¨® y ayud¨® a dise?ar la estrategia que actualmente aplicamos en Afganist¨¢n", record¨® ayer Obama. "En su puesto al frente del Comando Central ha trabajado estrechamente con nuestras fuerzas en Afganist¨¢n y ha trabajado estrechamente con el Congreso".
Este ¨²ltimo es un aspecto importante. El nombramiento de Petraeus tiene que ser confirmado por el Congreso. Puede descartarse cualquier dificultad. El general tiene el respaldo de los de los asientos que apoyan al Gobierno y tambi¨¦n los de la oposici¨®n. Tanto es su prestigio que ning¨²n militar desde Colin Powell hab¨ªa sonado antes tan insistentemente como posible candidato presidencial. "La confirmaci¨®n de Petraeus ser¨¢ la m¨¢s f¨¢cil de la historia del comit¨¦ de Asuntos Militares del Senado", anticip¨® ayer el senador republicano John McCain.
La presencia de Petraeus, quien re¨²ne todas las virtudes de diplomacia y tacto pol¨ªtico de las que carece McChrystal, puede resultar muy importante para mitigar algunas dudas que hab¨ªan comenzado a extenderse en el Capitolio sobre la marcha de la guerra.
La guerra de Afganist¨¢n hab¨ªa empezado a caracterizarse como la guerra de Obama, y los republicanos hab¨ªan criticado en los ¨²ltimos meses cierta indefinici¨®n de la estrategia del presidente, alg¨²n desinter¨¦s de la Casa Blanca por sus responsabilidades militares, una supuesta debilidad de Obama en su actitud frente al enemigo. Esas cr¨ªticas se hacen ahora m¨¢s dif¨ªciles. Esta no es ya s¨®lo la guerra de Obama, sino tambi¨¦n la guerra de Petraeus. Para los republicanos resulta mucho m¨¢s inc¨®modo atacar al general al que subieron a los altares cuando George Bush lo nombr¨® en Irak.
Desde ese punto de vista es una jugada maestra de Obama. Pero es tambi¨¦n una apuesta peligrosa. Varios congresistas dem¨®cratas y algunos c¨ªrculos de opini¨®n favorable a Obama han mencionado recientemente la necesidad de renunciar a una victoria en Afganist¨¢n y poner fin a esa guerra ya. Con sus declaraciones de ayer y el nombramiento de Petraeus, el presidente est¨¢ caminando en la direcci¨®n opuesta.
"Nos enfrentamos a una lucha muy dura en Afganist¨¢n", admiti¨® Obama, "pero los norteamericanos no nos acobardamos ante las realidades dif¨ªciles o las misiones dif¨ªciles". "Persistiremos, no toleraremos un santuario desde el que los terroristas puedan destruir Afganist¨¢n desde dentro y lanzar ataques contra personas inocentes en nuestro pa¨ªs o en cualquier parte del mundo", manifest¨® para dejar claro que se va McChrystal pero la guerra no se acaba.
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