EE UU acuerda la mayor reforma financiera desde la Gran Depresi¨®n
El Congreso suaviza en la versi¨®n final de la ley las restricciones sobre los derivados y sobre la inversi¨®n en fondos de alto riesgo y de capital riesgo
Barack Obama lleg¨® ayer a Toronto a participar en las cumbres del G-8 y el G-20 con un importante as en la manga. Poco antes de su salida de Washington, el Congreso alcanz¨® un acuerdo definitivo para aprobar la mayor reforma financiera que se ha conocido desde la Gran Depresi¨®n, un verdadero redise?o de Wall Street que limita la impunidad de los bancos y le da a los ciudadanos m¨¢s control y poder. Con el ¨¢nimo de atacar las causas de la reciente crisis econ¨®mica, EE UU pone orden as¨ª en su sector financiero y, de esa forma, env¨ªa un mensaje tranquilizador al resto del mundo.
"Las nuevas reglas ser¨¢n un modelo de salvaguarda que puede proteger a todas las naciones", declar¨® Obama tras conocer el hist¨®rico compromiso conseguido despu¨¦s de m¨¢s de 20 horas de una ininterrumpida sesi¨®n de trabajo que resume el esfuerzo tit¨¢nico que se ha requerido para llegar hasta aqu¨ª. Congresistas, miembros del Gobierno y lobbystas de los bancos concluyeron poco antes de la seis de la ma?ana una ¨¦pica batalla que comenz¨® hace un a?o y en la que han entrado en juego enormes intereses pol¨ªticos y econ¨®micos. Nunca antes las entidades financieras hab¨ªan hecho un esfuerzo semejante en la defensa de su causa. Nunca antes una Administraci¨®n hab¨ªa llegado tan lejos en su enfrentamiento con Wall Street. El p¨²blico, todav¨ªa herido por los efectos de la crisis, ha asistido a esta guerra con pasi¨®n y complacencia.
?Qui¨¦n la ha ganado finalmente? ?Es esta reforma la que se necesitaba o solo la ¨²nica posible? Obama dijo que el texto que surge de la conferencia de conciliaci¨®n -el tr¨¢mite legislativo en el que se funden las leyes diferentes anteriormente aprobadas por el Senado y la C¨¢mara de Representantes- recoge el 90% de sus propuestas iniciales. "Es una ley dura, m¨¢s dura de lo que todo el mundo predijo y, francamente, m¨¢s dura de lo que yo mismo esperaba", dijo el presidente del comit¨¦ de Asuntos Financieros de la C¨¢mara, Barney Frank.
Frank no es un personaje predispuesto a las componendas. Miembro del ala izquierda del Partido Dem¨®crata, ha impulsado tercamente desde el primer d¨ªa la versi¨®n m¨¢s dr¨¢stica de la reforma. Con justicia, la nueva ley, que la pr¨®xima semana debe de ser votada otra vez por los plenos de ambas C¨¢maras, llevar¨¢ su nombre y el de su hom¨®logo en el Senado, Christopher Dodd, que es quien ha llevado el mayor peso a la hora de encontrar soluciones intermedias en los asuntos m¨¢s dif¨ªciles.
En t¨¦rminos generales, esta legislaci¨®n pretende reducir riesgos, aumentar la vigilancia de las transacciones financieras m¨¢s opacas y proteger a los ciudadanos de las aventuras emprendidas por las firmas de inversi¨®n. Para ello se aumentan los poderes de las autoridades reguladoras y se crean nuevos instrumentos de control.
Como vara de medir la contundencia de la reforma se han tomado en la recta final de la negociaci¨®n dos puntos de la ley: la llamada regla Volcker y el mercado de derivados. El primer aspecto, que se conoce con el nombre del antiguo presidente de la Reserva Federal y actual asesor econ¨®mico de Obama, Paul Volcker, alude a la propuesta de la Casa Blanca de prohibir por completo a los bancos invertir su propio capital, no el de sus clientes, en operaciones especulativas, fondos de alto riesgo o firmas de capital riesgo. Este fue una de los principales blancos de los ataques de los bancos, que obtienen una parte significativa de sus beneficios por este medio. El acuerdo al que se ha llegado no proh¨ªbe por completo esa actividad, pero la limita al 3% de su capital reconocido por los reguladores y por una cantidad que no sobrepase tampoco el 3% del fondo en el que se pretenda invertir.
La otra gran pugna que se mantuvo hasta el ¨²ltimo minuto fue sobre los derivados. La senadora Blanche Lincoln pretend¨ªa impedir la participaci¨®n de los bancos en el mercado de ese complejo producto, que permite inversiones sobre resultados potenciales, con gran riesgo, alta rentabilidad y nula productividad. La ley pactada ayer, que por primera vez regula ese mercado hasta ahora an¨¢rquico, obliga a los bancos que quieren acceder a los derivados a crear entidades paralelas con capitalizaci¨®n separada y aprobaci¨®n de los reguladores.
Se crea, en suma, un nuevo sistema, cuya verdadera repercusi¨®n se comprobar¨¢ dentro de alg¨²n tiempo pero que, al menos, refleja una voluntad universal de frenar los abusos. La Bolsa de Nueva York, t¨ªmidamente a la baja poco despu¨¦s del mediod¨ªa, parec¨ªa tambi¨¦n alerta y cautamente a la espera de los nuevos tiempos.
Los puntos clave
- Derivados. Los bancos deben escindir en filiales capitalizadas sus operaciones sobre ciertos derivados, aunque pueden mantener las de cobertura del riesgo propio. Aumenta el control sobre las operaciones fuera de mercado, que deber¨¢n realizarse a trav¨¦s de mercados organizados.
- Regla Volcker. Se limitan las operaciones especulativas por cuenta propia. Los bancos s¨®lo podr¨¢n invertir el 3% de sus recursos propios en fondos de alto riesgo o de capital riesgo y no podr¨¢n aportar m¨¢s del 3% de cada fondo. Adem¨¢s, estos fondos deber¨¢n estar registrados ante el supervisor.
- Rescates. Se crea un proceso de liquidaci¨®n ordenada de firmas financieras. Los bancos deber¨¢n crear reservas de capital.
- Supervisi¨®n. Se refuerza la protecci¨®n de los consumidores con una nueva oficina que supervisar¨¢ las hipotecas y tarjetas de cr¨¦dito (cuyas comisiones se reducir¨¢n). El texto final deja fuera de esa supervisi¨®n a los pr¨¦stamos para compra de coches. Habr¨¢ un nuevo consejo de supervisores federales.
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