La huella de Ibarrola
Julio Fern¨¢ndez regenta en la V¨ªa de la Plata un hotel con esculturas del artista vasco
Julio Fern¨¢ndez Pi?eiro (Allariz, 1951) se form¨® como armero en Eibar y se pas¨® la vida en la lucha sindical, hasta que depuso la hoz y el martillo por la paz alaricana. Hace 11 a?os, decidi¨® cambiar el estr¨¦s de un sector industrial en crisis por la promesa de prosperidad de una villa rural que, parad¨®jicamente, no hab¨ªa ofrecido ning¨²n futuro a sus padres.
Con 18 a?os, el padre tuvo que emigrar a Eibar. Trabajaba picando piedra, a destajo, cobrando por metro cuadrado. Su mujer busc¨® empleo en la industria del metal. Julio naci¨® en Allariz, ya que la madre volvi¨® al pueblo para dar a luz en la casa familiar. Cuando regres¨® al Pa¨ªs Vasco, mientras el cr¨ªo era un beb¨¦, ella ten¨ªa que ocult¨¢rselo a la casera, porque el matrimonio viv¨ªa en una habitaci¨®n realquilada, con derecho a cocina, pero sin derecho a ni?os. Era el d¨ªa a d¨ªa de muchas familias. Al ir creciendo, la inquietud infantil se hizo enemiga de la clandestinidad, as¨ª que se gan¨® el derecho a domicilio. De esa infancia, Julio guarda un buen recuerdo del padre de Imanol Arias, que fue su entrenador de f¨²tbol: "Tambi¨¦n ellos viv¨ªan realquilados".
Fue armero en Euskadi y dej¨® la lucha sindical por la vida en Allariz
"En un despacho de abogados en Eibar fuimos tiroteados por la ultraderecha"
En la zona de Eibar y Ermua hab¨ªa muchos gallegos de Allariz, Xunqueira de Amb¨ªa y Xinzo. "Cuando llegaba un emigrante, normalmente ya iban a esperarle el amigo o familiar que le hab¨ªa tra¨ªdo y el amo de la f¨¢brica, por lo que empezaba a trabajar inmediatamente", cuenta.
Todos los veranos, volv¨ªan a Allariz. "Ya est¨¢n aqu¨ª los vasquitos", dec¨ªan los vecinos. El pueblo ha cambiado mucho desde entonces: "Allariz era un lugar decadente y cerrado". ?l ven¨ªa de una ciudad abierta, donde hab¨ªa un buen nivel de vida y trabajo para todos. Nunca habr¨ªa cre¨ªdo que tendr¨ªa su futuro en ese lugar donde s¨®lo parec¨ªa haber pasado.
Julio siempre se integr¨® en Eibar, y por eso asegura sentirse "muy gallego, pero tambi¨¦n muy eibarr¨¦s". No era lo m¨¢s habitual entre la colonia emigrante: "Muchos viv¨ªan en los centros gallegos como en guetos, siempre instalados en la morri?a, y yo hu¨ª de eso, quer¨ªa ser uno m¨¢s". Por eso, a ¨¦l sol¨ªan decirle: "T¨² no eres gallego, ejerces de gallego".
En la Ciudad Armera, Julio se form¨® en la Armer¨ªa Estola, y pronto consigui¨® trabajo en una f¨¢brica de escopetas de caza. Con 22 a?os, entr¨® en Alfa, que produc¨ªa principalmente m¨¢quinas de coser. "Era una empresa surgida de una iniciativa cooperativista antes de la guerra, y por sus servicios sociales y beneficios para los trabajadores era el puesto m¨¢s deseado para cualquier obrero eibarr¨¦s".
En la factor¨ªa entr¨® en contacto con el mundo sindical: "Fue en 1973, cuando fuimos a la huelga para conseguir tener una representaci¨®n de los trabajadores". Su militancia le trajo bastantes inconvenientes para ascender, pero no lo dej¨®. "Yo era una excepci¨®n en la colonia gallega: los otros iban a ganarse la vida, no se met¨ªan en pol¨ªtica".
Julio se gan¨® un puesto destacado en Comisiones Obreras y fue tentado por el Partido Comunista. La pol¨ªtica le trajo m¨¢s problemas que los laborales: "Est¨¢bamos en una reuni¨®n en un despacho de abogados en Eibar cuando fuimos tiroteados por la ultraderecha".
Pero tiene tambi¨¦n buenos recuerdos. Entre ellos, habla del primer mitin de Felipe Gonz¨¢lez en Eibar, en el que el PCE asumi¨® parte de la organizaci¨®n. "La experiencia nos sirvi¨® para preparar el mitin con la Pasionaria, que fue incre¨ªble", recuerda orgulloso.
Su nombre era fijo en todas las listas del PCE. Luego, particip¨® en la creaci¨®n de Euskadiko Ezkerra. Cuando EE se fusion¨® con el PSOE, ¨¦l se fue a casa, pero no abandon¨® el sindicalismo. Sobre su postura pol¨ªtica actual, dice ser "galeguista de izquierdas". Como l¨ªder de CC OO en Eibar, Julio se enfrent¨® a la conmoci¨®n que supuso el asesinato de su vecino Miguel Angel Blanco y vivi¨® el antes y el despu¨¦s de la divisi¨®n en la sociedad eibarresa.
Las presiones nunca le hicieron abandonar la militancia sindical, pero el estr¨¦s pudo m¨¢s. En 1999 decidi¨® volver a Allariz, con la idea inicial de abrir una asesor¨ªa laboral fiscal. "Fue mi amigo Quin (Anxo Quintana) el que me dijo que en Allariz ten¨ªa mucho futuro el sector tur¨ªstico, y es evidente que acert¨®".
Se hizo con una casa del siglo XIX que hab¨ªa sido cuartel del Ej¨¦rcito y la rehabilit¨® para acondicionar 14 habitaciones. El hotel O Portelo Rural, abri¨® el 1 de agosto de ese A?o Santo. Como invitado de honor en esa celebraci¨®n, tuvo a su amigo el escultor vasco Agust¨ªn Ibarrola, que trabajaba en el proyecto del bosque de O Rexo, en la cercana parroquia de Requeixo de Valverde. Y testimonios de su arte decoran el hotel. "Llegan, sobre todo, [peregrinos] holandeses que hace en Camino en bicicleta y andaluces a caballo", cuenta.
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