La ciudad estampada en bruto
Un joven creador de moda imprime paredes de Madrid en la ropa
Puertas de hierro oxidadas, chorretones de sustancias no reconocibles petrificados en una pared; andamios, placas de yeso. La superficie de una ciudad es una combinaci¨®n de elementos industriales, suciedad y materiales desgastados a los que no se les presta ninguna atenci¨®n. Fijarse en ellos no es usual. Considerarlos un objeto art¨ªstico exige una explicaci¨®n.
"La ruina de la ciudad me encanta. Todas las texturas rotas son muy bellas". Pablo Ruiz Gal¨¢n, un dise?ador de moda madrile?o de 25 a?os, ha tenido la idea de crear una colecci¨®n de prendas masculinas con trozos de la ciudad estampados, pero no con estampas de la ciudad: no imprimir¨¢ en sus modelos el Madrid de las postales, una foto de la Puerta del Sol, de la Gran V¨ªa o de un limpiabotas lustrando zapatos, sino rincones que no identificar¨ªa ni el alba?il que los puso en pie.
Estampa en las prendas im¨¢genes de placas de metal o muros de hormig¨®n
"El dise?o de ropa, como el arte, no tiene por qu¨¦ valer para algo"
Para grabar la ropa usa la t¨¦cnica de termosublimaci¨®n con tintas dispersas
"La moda es un mundo muy extenso, no solo famosos e imagen"
Cinco a?os despu¨¦s de pegar su primera puntada con un hilo y un dedal, cuando entr¨® en la Escuela de Arte N? 2 de Madrid tras huir corriendo de sus estudios de comercio internacional, Ruiz Gal¨¢n prepara Urbe, su tercera colecci¨®n de moda (las dos anteriores no se comercializaron, se expusieron en el Museo del Traje) entre su taller del distrito de Retiro y las calles de la capital: "Paso d¨ªas enteros buscando localizaciones", comenta.
En su espacio de trabajo hay un mapa de Madrid con una treintena de c¨ªrculos de bol¨ªgrafo, los sitios que ha fotografiado para ilustrar sus dise?os: un detalle ampliado de una pared de acero perforado de la ampliaci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa; una barandilla a la entrada del metro del paseo de Extremadura; una persiana de un apartamento de la plaza de Espa?a...
"Es una visi¨®n subjetiva, m¨¢s hostil, de las superficies de la ciudad: el hormig¨®n, las planchas de metal...", explica el creador, que imprimir¨¢ en su ropa im¨¢genes manipuladas y otras sin tratar, en bruto.
Presentar¨¢ su colecci¨®n durante la Cibeles Fashion Week, a mediados de septiembre, aunque no en las pasarelas de Ifema; lo har¨¢ en Clorofila Digital, el espacio de exposici¨®n de su mecenas, la compa?¨ªa de impresi¨®n Fotos¨ªntesis.
"No es ropa para llevar", avisa Ruiz Gal¨¢n. Bueno, se corrige. "Puedes pon¨¦rtela, vamos, pero depende de ti". Las prendas de prueba que tiene en su estudio, donde dirige un equipo de tres confeccionadores, tienen formas poco acostumbradas que recuerdan a maquetas arquitect¨®nicas. Manda la est¨¦tica: "La moda, como el arte, no tiene por qu¨¦ valer para algo", sostiene el joven dise?ador.
Hay una paradoja en su manera de crear. Por un lado, rebusca rotos y descosidos por las paredes de la ciudad; por otro, trabaja sus prendas con un perfeccionismo que no admite fallos. "Siempre estoy observando los errores de la ropa", cuenta, tras juzgar con severidad las asimetr¨ªas de la camiseta de rayas del periodista.
La t¨¦cnica de estampado de su colecci¨®n Urbe demuestra su voluntad de precisi¨®n. Fotos¨ªntesis utilizar¨¢ un m¨¦todo de impresi¨®n con un nombre babil¨®nico: termosublimaci¨®n con tintas dispersas. "Es tinta microencapsulada que estalla al pasar por la calendra [un hornillo] y se inyecta por toda la tela", explica el jefe de la empresa, Jos¨¦ Luis Cano, patrocinador del proyecto de Ruiz Gal¨¢n: el dise?ador buscaba alguien que financiase su trabajo y el empresario una oportunidad para probar su compleja m¨¢quina en la impresi¨®n de telas. "Sin su ayuda, todo el trabajo se hubiese quedado en el caj¨®n de mi casa", comenta el creador madrile?o.
Camarero, dependiente de una cadena de ropa y empleado en una tienda de m¨®viles antes que modisto, Ruiz Gal¨¢n se desmarca del lado rosa del dise?o. "La moda es un mundo muy extenso, no solo famosos e imagen", dice.
Deja que le hagan una foto para el reportaje, qu¨¦ remedio, pero elogia el modelo de promoci¨®n de Martin Margiela, un dise?ador belga que nunca aparece en las fotos y que se comunica con los periodistas a trav¨¦s del fax. "Tiene una imagen, su elemento corporativo: el color blanco", razona el joven creador madrile?o, que tiene por s¨ªmbolo de autor un dibujo de una llave que vio en una cerrajer¨ªa del barrio donde viven sus padres, un profesor de historia y una escritora.
Rodeado de fotos de detalles urbanos y de antiguas m¨¢quinas de coser en su estudio, un almac¨¦n de la empresa que lo patrocina, con todos los patrones de su nueva colecci¨®n listos -un fajo de recortes de papel de estraza colgado en un perchero-, Pablo Ruiz Gal¨¢n prev¨¦ el futuro de sus ropas urbanas: "Saldr¨¢n a la venta o se mover¨¢n por exposiciones", dice. "A no ser que venga un empresario indio y me diga que las quiere fabricar en serie", bromea. Si ocurriese tal cosa, tendr¨ªa que acostumbrarse a los flashes de los periodistas de Bombay.
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